Declaración de la corriente internacional Socialismo o Barbarie ante el referéndum del 2 de diciembre

Llamamos a la abstención y a rechazar en las calles cualquier zarpazo golpista

El próximo domingo 2 de diciembre se realizará en Venezuela el referéndum convocado por Hugo Chávez para aceptar o rechazar la Reforma Constitucional propuesta por su gobierno.

Este referéndum se realizará en un contexto regional marcado por una serie de tendencias contradictorias: por un lado. en países de importancia como Brasil y la Argentina. dominan actualmente las tendencias estabilizadoras; por el otro lado, tanto en Venezuela como –sobre todo– en Bolivia, se viven nuevos momentos de polarización política.

En el caso boliviano, la circunstancia es evidente: ante la cerrada negativa de la oligarquía cruceña y la derecha burguesa en su conjunto de introducir al menos mínimas reformas en el ordenamiento político y social del país y ante el abismo de un redondo fracaso en lo que hace a la reivindicación más sentida de la población oprimida y originaria, Evo Morales y su vicepresidente García Linera hicieron finalmente votar un texto constitucional el pasado sábado en la ciudad de Sucre. Esto desató una batalla campal con fuerzas movilizadas por la reacción. Y a estas horas, no se sabe bien a ciencia cierta cómo se va a encaminar la coyuntura.

Sin embargo, lo que sí ha quedado palmariamente claro, es que la famosa vía “pactada” –tan defendida por Morales y García Linera– aparece como herida de muerte. Y también debe quedar claro que los trabajadores, campesinos y originarios deben avanzar en poner en pié instancias organizativas y de lucha generadas desde abajo e independientes, ante la eventualidad de un salto aun mayor en los enfrentamientos y en la radicalización del país. Concretamente, es necesario poner en pie una Asamblea Nacional, Popular y Originaria como la que se esbozo en El Alto en el año 2005.

Por su parte, en Venezuela, los acontecimientos no parecen llegar a tal grado de polarización. Sin embargo, la coyuntura se presenta difícil para el gobierno de Hugo Chávez. Por un lado, existe el hecho evidente para cualquier observador más o menos perspicaz de que está pesando sobre las mayorías populares la ausencia –hasta el día de hoy– de transformaciones verdaderamente de fondo y estructurales en el país. Por otro lado, también pesa fuertemente la realidad de que Chávez convocó a una reforma constitucional sin una correspondiente Asamblea Constituyente.

Esta política de Chávez no sólo le ha regalado una bandera democrática grandísima a la rabiosa oposición burguesa de derecha y proimperialista (los “escuálidos”), sino que también se ha vuelto como un bumerang contra el propio Chávez entre amplios sectores populares y de trabajadores, bajo la forma de desinterés y apatía respecto a la reforma constitucional. Es que el antidemocrático mecanismo plebiscitario al que viene recurriendo el bolivariano como principal forma de gobierno, se traduce en un permanente chantaje político a los sectores populares bajo la forma de que siempre se cierra todo debate bajo el ultimátum de “apoyar a Chávez o caer en el abismo”.

Es en este escenario que en las últimas semanas han retornado las amenazas y los “tambores de guerra” de un eventual golpe de estado. En este sentido, el paso del general Baduel (supuesto “héroe” de la lucha antigolpista del 12 de abril de 2002) al bando del NO, ha puesto el dedo en la llaga donde más le duele a un régimen como el de Chávez: en el de la posible evolución –en un sentido u otro– de las fuerzas armadas que, por más “bolivarianas” que hayan sido definidas, no han dejado de ser una institución del estado patronal.

Sin embargo, no se puede dejar de señalar que Chávez se ha introducido solo en este escenario. Es decir, estas graves evoluciones en curso son de su entera responsabilidad.

Esto es así, en primer lugar, por la no realización de cambios estructurales; por la apelación constante a un mecanismo que huye como la peste del debate real en el seno de los sectores populares y de trabajadores; por su constante desprecio del rol de la clase obrera ocupada; por haber convocado a una reforma constitucional sin el mecanismo democrático elemental (propio incluso de la limitada democracia burguesa) de la realización de una Asamblea Constituyente; y también por el hecho de que, si bien su proyecto de reforma constitucional es una de las versiones más a “izquierda” que hoy se pueda ver en el orden internacional, no por esto deja de ser una Constitución que de ninguna manera rebasa los límites del capitalismo y de las instituciones del Estado patronal.

En este marco, desde el nuevo MAS, es evidente que no nos parece correcta la votación por el NO en el referéndum. Esta votación desde la izquierda, en la búsqueda de una justa delimitación con el chavismo, sin embargo tiene el grave problema de que queda demasiado en el mismo saco que el llamado a votar NO que están haciendo los “escuálidos” (la oposición patronal, burguesa, oligárquica y rabiosamente pro–imperialista) y que, en la búsqueda de derrotar a Chávez en las urnas, evidentemente apuntan mucho más allá: a introducir un giro a la derecha en el conjunto de la situación política venezolana; y no sólo en ella, sino también en toda la región.

Por otra parte, desde ya, no coincidimos en nada con los que, desde la izquierda “revolucionaria”, llaman a votar SÍ. Se trata del mero seguidismo de corrientes que, en verdad, no tienen ningún peso real en la misma Venezuela, y que en función de supuestas “tácticas para construir corrientes de masas” han ayudado al chavismo a darle estocadas casi mortales tanto a la UNT (Unión Nacional de Trabajadores) como a la corriente clasista C–CURA. Votar por el SÍ en el referéndum, es refrendar un curso político que, con todo lo “radicalizado” que se presenta, defiende el camino reformista y utópico de pretender rodear por el flanco a los pilares básicos del capitalismo (la propiedad privada y el aparato del Estado), en la consecución de un supuesto “socialismo del siglo XXI” que no es más que una nueva versión de capitalismo de estado.

En estas condiciones, nos parece que en las actuales circunstancias y sin perder de vista que el voto es un problema táctico, donde lo que es de principios es la política y el programa que se lleven adelante desde las corrientes revolucionarias, lo más correcto es poner sobre la mesa una posición taxativa a la hora de marcar nuestra independencia respecto del gobierno chavista así como respecto –obviamente– de la derecha capitalista y oligárquica. Por eso, llamamos a la abstención en el referéndum y a salir masivamente a las calles ante cualquier atisbo o zarpazo golpista real contra el gobierno de Chávez.


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