Los triunfos pueden ser colectivos o individuales. El éxito real es cuando los unos van estrechamente vinculados a los otros o, mejor dicho, unos son consecuencia de los otros o causa y efecto al mismo tiempo. No tenía ni la más remota idea o conocimiento que el camarada Orangel López hubiese sido candidato a la Asamblea Nacional por el PSUV en el estado Monagas. El aislamiento de cualquier persona en la comunicación sigue pareciéndose demasiado a la vivencia de Robinson Crusoe, pero sin esclavo. Incluso, hasta el momento de enterarme de su triunfo, siempre me llamó la atención el por que él no aparecía en la lista de los candidatos del proceso bolivariano en Monagas. Sencillamente, me encontraba fuera de foco y no tuve cerca de nadie con quien comentarlo.
Hace pocos días envié a un diario del estado Mérida un artículo de opinión, que no sé si ha sido o no publicado, donde les manifestaba a los camaradas Orángel y Rómulo mi profundo pesar por la muerte de la camarada Zoraida López, hermana del primero y madre del segundo. En ese artículo, sin duda, imperaron los gestos de la tristeza, del dolor, por la pérdida de un ser querido para ellos y también para todos quienes le conocimos y fuimos siempre atendidos con una enorme dosis de solidaridad cuando hicimos presencia en su hogar. Pero este artículo de ahora es el imperio de un gesto de alegría.
Sin desmedro de nadie, sin crítica contra nadie, sin rechazo contra ninguno, sin un ápice de resentimiento contra nadie, pero hay que reconocer que Orangel López es un diputado de lujo, entendido éste como la expresión genuina del proletario de vanguardia que toda su entraña se la dedica, sin nada individual a cambio, a la causa del colectivo que representa.
Orangel López es diputado de la Asamblea Nacional que comenzará a sesionar desde el mes de enero de 2011. Orangel, igualmente debemos reconocerlo, no es un político revolucionario graduado en ninguna de esas universidades semejantes a la Sorbona y muchos menos a las estadounidenses donde, sin restarle sus méritos como institución educativa, una tesis que deforme la verdad histórica de lo que fue la revolución rusa o de Octubre de 1917, le garantiza el anillo y el título de un PhD en Filosofía al estudiante que la expone. No, camaradas, Orangel se graduó en las lides de la lucha de clases, en la perseverancia de la política revolucionaria, en la adquisición de conciencia marxista desde dentro y desde fuera, en su constante andar haciendo camino andándolo como lo decía Machado. Por eso, Orangel lleva en su entraña la ideología que legó al mundo (especialmente proletario) los camaradas Marx y Engels: el marxismo.
Podemos estar completamente seguros que el camarada Orangel no sufrirá ningún cambio psicológico o sociológico por el hecho de haber alcanzado un curul en la Asamblea Nacional que traerá, a sus bolsillos, un salario que nunca soñó para sí mismo ni como luchador social, ni como revolucionario ni como trabajador de una empresa del Estado. Será el mismo, tan sencillo como lo fue su madre y también su única hermana, ambas ya fallecidas. Orangel es ese extraordinario amigo y camarada que siempre tiende su mano no sólo para dar un buen consejo a quien lo requiera y que es mucho más importante que el monto de un salario en un determinado momento de la vida, sino, igualmente, para saber escuchar las opiniones de otros que le critiquen constructivamente o que le sugieran nuevas ideas para avanzar y ganar espacios seguros en provecho de la causa que profesa desde hace varias décadas y a la cual le ha dedicado toda su vida, sin más ambición que esa que se alberga para que se cumpla el sueño de su pueblo. Y ese sueño es: el socialismo.
Orangel no es un PhD del idioma, no lo es. No es, tampoco, un científico que invierte casi todo su tiempo tratando de comprobar sus hipótesis en los laboratorios de alta tecnología para anunciarle al mundo un nuevo éxito de las ciencias. No es, en nada, ni siquiera semejante a esos académicos que se acercan al proletariado creyendo que nunca de éste puede aprenderse nada del campo de las ciencias sociales. No, el camarada Orangel es de esos seres humanos que han sabido combinar las fuerzas de sus músculos y sus huesos sabiendo que eso exclusivamente no agota la anatomía del cuerpo. Orangel sabe que la política no es un órgano sino una función o actividad vital y suprema de la lucha de clases. Y en ésta no se puede dejar por fuera ni el esqueleto ni el sistema muscular del proletariado. De allí, que estudiando los órganos (principalmente el Estado), analizando la estructura global (la composición de clases de la sociedad) es que el camarada Orangel López interpreta correctamente las funciones de la lucha política -en general- y su misión como revolucionario –en lo particular-, que desde enero de 2011 se centrará, fundamentalmente, como legislador en función del proceso revolucionario venezolano. Y, de otra parte, podemos estar plenamente convencidos que el camarada Orangel López será un diputado del pueblo que no albergará jamás, en su pecho, ningún sentimiento de odio personal contra nadie pero sí lo guiará ese profundo amor que llena una conciencia cuando se pone al servicio de una causa redentora. El camarada Orangel aprendió, se cultivó y se duchó en esa lucha constante, persistente y no pocas veces de muchas adversidades en que para determinar la fisonomía de un ser humano no es suficiente fundamentarse en su estatura sino que, además, es imprescindible medirle su perímetro toráxico. Ese método el camarada Orangel sabe aplicarlo en la caracterización de hechos políticos y por ello ha llegado lejos. Orangel, en fin, se hizo un maestro en eso de nadar en las aguas de abajo hacia arriba haciendo sus investigaciones sin dejar detalles aislados para poder formarse su concepción general de los fenómenos, por lo menos, políticos.
Orangel no será ese orador (al estilo Demóstenes, Gaitán o sofista), que buscará fundamentar su discurso en las bellas palabras o frases que nada legan de contenido a las masas. No, será un legislador que procurará desmenuzar, una por una, las realidades en sus intervenciones en el lenguaje más sencillo pero más comprensible para buscar el imperio de los argumentos irrefutables o de las verdades concretas que no aceptan custodia de las mentiras. No buscará publicidad más que aquella que destaque lo inobjetable de sus pensamientos en provecho del progreso para nuestro pueblo y la solidaridad revolucionaria con otros pueblos hermanos por múltiples razones. Dejemos, pues, que el tiempo venidero de funcionamiento de la Asamblea Nacional nos otorgue el privilegio de haber tenido y contado con un diputado como el camarada Orangel López y otros y otras… que no nombro en este artículo porque es dedicado, sin duda alguna, a la personalidad revolucionaria del camarada Orangel López.
Todo lo que he escrito, si alguien no lo cree, lo pueden confirmar los camaradas médicos y verdaderos humanistas Gustavo Canelón y Miguel Valdez pero también ese hombre de pueblo llano el compadre Francisco Gómez (los tres con el proceso bolivariano) al igual que el camarada Rómulo (sobrino de Orangel y primo de Gustavo) que, lamentablemente a mi juicio y no sólo no soy nadie para criticarlo sino que le respeto su derecho a pensar como lo crea propio de su incumbencia, no está de lado del proceso bolivariano. Eso está dentro de los cánones de la democracia política que el socialismo, antes de extinguirla por completo, se lo garantiza a todos los seres humanos y, especialmente, a sus adversarios mientras no usen las armas de la guerra para derrocarlo.
¡Exitos camarada Orangel!, porque tus éxitos serán beneficios para la causa redentora de nuestro pueblo. No existe duda alguna que lo harás bien… bastante bien en provecho de nuestro pueblo y de la solidaridad con otros pueblos. ¡Que Marx siempre te ilumine!