Reunión de militantes del PSUV (Anzoátegui) con Earle Herrera

“El partido se construye de abajo hacia arriba y sin apuntar con el dedo”

Hace cinco o seis días atrás, por carambola, me llegó una invitación a un acto en Puerto La Cruz, ya reportado, de gente afiliada al Psuv, al cual asistiría como invitado Earle Herrera, el único diputado electo de ese partido por el Estado Anzoátegui, en las recientes elecciones del 26/9/10.

Me anticiparon quienes me invitaron, aparte de hablar sobre los resultados electorales, lo harían del tema del partido. Como se trataba de una buena oportunidad para recoger información sobre lo que la base, más allá de mi patrulla heroica que no deja de reunirse, piensa acerca de esos asuntos, especialmente sobre el segundo, no dudé en asistir y allá fui.

Por lo que percibí, los asistentes habitan en diferentes sitios de la ciudad y no forman parte de una tendencia o grupo que allí se hubiese congregado con un fin premeditado inconfensable o guión para imponer un resultado. Son afiliados al partido; patrulleros electorales de esos que hacen militancia espasmódica o eventual, como casi todos. Se trató, al parecer, de una muestra aleatoria y muy representativa; de compatriotas que de conocerse entre ellos - en particular sólo dos o tres conocidos encontré allí - pocos tienen vínculos de carácter organizativo, salvo lo de ser afiliados al Psuv.

La reunión se desarrolló de manera espontánea, pese a que hubo una exposición inicial del invitado especial que sirvió de base para las intervenciones posteriores.

Se tocaron asuntos como la relación partido gobierno o la de éste con él mismo, por aquello como se dijo, “en veces cuando uno llega con un reclamo ante el partido por el mal funcionamiento del gobierno, se encuentra que el jefe de aquél es el mismo de éste”. El propio Herrera, declaró a la prensa local sobre este asunto e hizo un llamado a resolverlo.

También se habló, como estaba previsto, de las causas que pudieron motivar la debacle electoral en Anzoátegui. Del mal manejo de los asuntos internos a nivel nacional, como cuando Iris Varela denunció a Miquelena y luego a Manuit, lo que le atrajo a la tachirense, en lugar de respaldo, el rechazo de mucha gente que no tenía por qué hacerlo. Se puso énfasis en el pésimo trato dado al asunto Tascón y, por este caso, el anterior y otros, se habló con la debida discreción, del sectarismo que ha prevalecido en las relaciones con los aliados y las opiniones que éstos tengan a bien emitir.

Es de resaltar que el ponente ante esas manifestaciones asumió una actitud autocrítica, no negó haber coincidido y respaldado aquellos procederes por los que ahora pareciera clamar revisión. 

 Allí se comentó acerca de la poca flexibilidad utilizada para el llamado a integrar el Psuv.

Casi todas las intervenciones coincidieron en afirmar que, el partido no funciona propiamente como uno revolucionario o, estrictamente hablando, que como tal no existe. Alguien resumió diciendo que hay unas siglas, himno, estatutos, autoridades por legitimar, legitimarse, sólido liderazgo y un profundo sentimiento por construirle como el arma para el cambio. Otro que expuso con mucha propiedad este asunto, no sólo negó la existencia del partido revolucionario, que opere como tal, en una relación fluida entre dirigencia y militancia y con mecanismos intermedios que permitan tal comportamiento, sino que reclamó con vehemencia que había que construirle “de abajo hacia arriba y no al revés y con el dedo”. Lo que no niega, como quedó establecido, que haya una estructura, muy burocratizada por cierto, pero además incompleta que ha provocado la “paralización” de las patrullas, por lo que se apela en tiempos electorales a estructuras ah hoc, improvisadas, de vida efímera y sin derecho a pataleo.

De la reunión misma, prestigiada con la presencia de Earle Herrera, el contenido de los discursos y las conclusiones, que constituyen un llamado a continuar y extender esos contactos, como lo señaló uno de los promotores a la prensa regional, cualquier observador concluye que el Psuv no funciona como debería hacerlo. Simplemente, si eso no fuese cierto, no habría motivo para estas reuniones, que brotan espontáneas, informales, resultantes de ausencia de mecanismos idóneos para que la militancia exprese sus opiniones. Si al río le obstruyen el cauce se desborda; y eso no es lo deseable. Toma cursos en veces indebidos y hace demasiados daños.

En esos encuentros se evidencia, sin apelar a lo que uno conoce por experiencias distintas a la que comentamos, que los afiliados, de la mejor buena fe, están empapados de una concepción exageradamente electoralista de la organización y el proceso; tanto que al abordar este aspecto, sólo se refieren a las deficiencias en la ejecución de tareas relacionadas con la búsqueda del voto. Es eso lo que hasta ahora le han enseñado, sin importar las razones que hayan prevalecido para ello. Es así, porque hasta la dirigencia misma está imbuida de esa conservadora manera de plantearse el asunto del partido.

No se trata como dijo alguien por allí, que se ha errado en llevar la lucha al campo electoral, ”donde la derecha es superior, más experimentada”; afirmación que parece “un vuelvan caras”. Una especie de imitación a aquello que Gillo Pontecorvo en su película “Queimada”, expuso. El guerrillero vencedor llega al poder, no sabiendo qué hacer para satisfacer las demandas populares y romper el cerco de los dominantes, renuncia a su nueva situación y regresa a las guerrillas.

Los hechos anteriores a Chávez, arrojaron una enseñanza y orientaron por un camino que ha sido exitoso en todo el continente. Y si algo Chávez, Evo y Correa, han aprendido, es ganar elecciones. “Lo que está a la vista no necesita anteojos”, dice el refranero. El error pareciera estar en creer que el pueblo y los revolucionarios de base, sólo sirven para apoyar, marchar, votar, buscar, cuidar votos, en fin, celebrar combates electorales. Que se ganen elecciones es suficiente y por ello llamar al regodeo, pues de lo demás se encarga el gobierno. Esas ideas son piedras de tranca u obstáculos que los “teóricos o teorizantes”, pueden decir adornándose a su gusto.

Por supuesto, hay voces que reclaman a otro nivel, como el partido que diseñe políticas, haga contraloría, dirija y se vincule permanentemente al movimiento popular, tanto como para conducirle a las luchas que tiene planteadas para impulsar el cambio del Estado y la sociedad toda. Sin dejar de estar en condiciones de participar en las elecciones que demandan el texto constitucional y otras a las que sea menester llamar. Aquí no se debe imponer nada. No importa que a uno le llamen revisionista; ese disco se ralló.

 Estas manifestaciones hacen que crezca la fe y esperanza en la retoma del camino y, como dijese Quijote, de enderezar entuertos. 


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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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