La población originaria ancestral Yukpa se encuentra ubicada al noroeste de Venezuela, exactamente en la Sierra de Perijá, zona estratégica territorial, donde se encontraron en su época y espacio, nuestros motilones. La comunidad yukpa ha sido una de las más atacadas por el latifundio interno y externo, por estar radicada en una de las zonas más ricas del país, así como por estar colocada, en una zona fronteriza, como es la frontera colombo-venezolana, región que se presta para toda clase de hechos ilícitos, práctica de delincuentes comunes con poder de rango y renombre.
Para nadie es un secreto que nuestra Sierra de Perijá, sirve de nido a las aves de rapiña del tráfico de la droga, así como a los cultivadores de la coca y la mariguana. Cuando el malandro mayor del contrabando y tráfico de mercancía humana, el Cristóbal Colón, se posó y profanó nuestras tierras, bautizándolas como tierra de Gracia, no se equivocó, Venezuela y toda su extensión territorial sigue siendo la Tierra de Gracia, para cuanto delincuente viene a pisotearla. Una de las mejores tierras para la agricultura y la cría se encuentra presente, en toda esta cordillera de ricas montañas, con vegetación abundante, rica en flora y fauna. Gracias al conocimiento de nuestros originarios, se han mantenido en el paso del tiempo. Esta condición natural, las hace tentadoras para la mano del depravador humano que nunca deja de ausentarse.
Pero además de ser cobijadas por las ventajas mencionadas, se encuentra otra que también las hacen atractivas al enemigo de la patria y amigo de nuestras reservas, como es la apetitosa y cuantiosa reserva carbonífera existente en su suelo, a cuya explotación se han opuesto sus verdaderos dueños, nuestros Yukpas, cuyo conocimiento no se equivoca, ante el ataque a nuestra madre tierra.
Por más de 20 mil años nuestros Yukpas han sido los guardianes eternos de esas serranías ancestrales, regiones de la humanidad, ser custodio de nuestra pachamama, tiene su costo hasta con la vida, un ejemplo palpable lo hemos vivido muy reciente con nuestro hermano Sabino, el último Guaicaipuro, por ahora¨.
La lucha que viven estos Guardaparques naturales, es la misma lucha que vivió Guaicaipuro, Tamanaco, Paramaconi, Arichuna, Baruta, Catia, Chacao, Tiuna, Manaure, Mara, Maracay, Murachi, Naiguatá, Paramacay, Sorocaima por nombrar algunos. Fue y siguen por la defensa de nuestro territorio.
Es triste ver en pleno siglo XXI, después de 500 años de la invasión española, como se sigue masacrando al pueblo originario, nuestros guardianes eternos, ver como los invisibilizan ante la humanidad, desconociéndolos, ocultando su valor y su importancia. Hemos sido hasta testigos presenciales de los actos de injusticas a los que han sido sometidos y quién sabe si cómplices ante estos actos.
Con la desaparición de nuestro último Guaicaipuro, como lo fue nuestro hermano Sabino Romero, miembro activo de la población Yukpa, representante de nuestra dignidad ancestral, vimos por nuestra cadena de medios de información casi por compromiso, que se les abrió una ventana para expresar su impotencia, ante una piñata de preguntas con un lenguaje técnico literario extraño para su léxico, sin embargo, con su sapiencia natural salvaron con decencia, su lucha por sus derechos. Fué una oportunidad hasta tímida que le brindaron por los medios del estado, después de haber recorrido miles de kilómetros, pasando por alcabalas donde fueron vejados y ultrajados, en todos sus derechos como ciudadanos venezolanos, llegaron a Caracas, a duras penas, para ser medio atendidos en un canal del Estado. Cuando sabemos que ellos por naturaleza, son libres en todo el territorio universal. Solo que por unas leyes importadas pusieron límites y fronteras a sus pasos, para el dominio de la humanidad.
Muy a pesar de que hoy contamos con una Constitución, una de las más humanistas del mundo, gracias a un hombre que se preocupó por darnos ese legado, un hombre que lleva en su sangre la corriente indigenista, como buen descendiente de nuestros originarios, todavía nuestros nativos siguen siendo excluidos en las leyes. Les toca por derecho y por justicia que nuestros habitantes ancestrales, sean incluidos con sus propias leyes naturales en nuestra carta magna.
No podemos permitir que la justicia siga paseándose por todas las salas de un tribunal y no haga acto de presencia, en los archivos donde reposan la cantidad de denuncias por actos vandálicos de delincuentes terratenientes, amos de Venezuela, para cometer fechorías y cada día cayendo nuestros hermanos guardianes en nuestro territorio.
La justicia tiene que llegar a todos por igual, Sabino y los suyos tienen que ser bañados por la actuación de la Justicia. Sabino vive y la lucha también sigue.
Norma.rojita@hotmail.com