No deja de sorprender la facilidad con la que ciertos opinadores, algunos respetables y otros no tanto, le endilgan la calidad de "pacíficas" a las acciones de los guarimberos. Uno no puede sino sospechar que la Real Academia Española, en una sesión de última hora, ha decidido ampliar el campo semántico de dicho adjetivo.
De ese modo, podrían ser calíficados de pacíficos eventos que incluirían desde la muerte de inocentes transeúntes hasta el secuestro de sectores urbanos completos con el consiguiente impacto en la cotidianidad de quienes allí viven; todo ello, claro está, pasando por el inmenso daño infligido a la infraestructura urbana y el más que inconsciente ecocidio perpetrado sobre nuestra no muy abundante naturaleza citadina.
Uno sospecha que las timidas manifestaciones de la oposición, que de verdad se quieren pacíficas, terminan por ser una pantalla que intenta justificar el que se consideren pacíficos todos los actos insurgentes que hemos presenciado en los últimos días, guarimba incluída por supuesto.
De mi parte solo puedo decir que desde mi ventana he visto, a más de un píquete de la Guardia Nacional huir bajo un nutrido fuego de cohetones disparados con algún tipo de armamento desde un edificio cercano. De seguir así, sería solo cuestión de tiempo para que alguno de esos cohetones impacte directamente en la humanidad de un oficial o de un transeúnte y produzca otra muerte que, a no dudarlo, sería de lo más pacífica.
