Entrevista

Venezuela: ´´Este régimen no es de izquierda´´

La presente entrevista se publicó en GALDE, se trata de una revista vasca sociocultural que analiza trimestralmente la actualidad de los diferentes procesos políticos, sociales, culturales y económicos en el País Vasco y en el Mundo. Su público mayoritariamente se encuentra situado en una izquierda abierta, progresista, dispuesta a analizar las diferentes realidades y ajena a los dogmas y a los discursos acartonados. Aquí va la tertulia conformada por las preguntas de Karlos Ordóñez (K.O), de GALDE y las respuestas de Ángeles Cantor (Á.C), quien ha sido protagonista en el estudio de la política latinoamericana.

 

VENEZUELA: ´´Este régimen no es de izquierda´´

¿Cómo resumiría el tránsito que se da desde las expectativas que despertó la Revolución Bolivariana de Chávez a la realidad de la Venezuela de 2024?

Ángeles Cantor. La Iniciativa Bolivariana nació de un intercambio de civiles y militares que buscaron instaurar una sociedad equitativa o igualitaria, fundada en los valores de una sana administración de justicia; el ejercicio de la libertad personal y de asociación en el marco de un nuevo pacto social constitucional; una educación que estuviera acoplada a los desafíos de los nuevos tiempos, y que se extendiese a toda la población sin exclusiones; el respeto a la remuneración digna de los trabajadores activos y jubilados; una seguridad social que atendiese situaciones sobrevenidas; un apego al respeto de los derechos humanos, y así, edificar conceptos claros del desarrollo civilizatorio, en el marco de una democracia protagónica y un franco estado de derecho. Todo esto está plasmado en la Constitución de 1999.

Hoy cada venezolano y la sociedad en la que se desenvuelve, siente que se ha producido una fractura ontológica en la República. Las políticas que se llevan a cabo han defraudado a la población. Exceptuando a un 5% que se ha enriquecido de modo obsceno y goza de privilegios de todo orden, la ciudadanía se ha empobrecido y difícilmente puede llevar el pan a la mesa. El régimen pasó de ser autoritario a un totalitarismo cada vez más asfixiante, y ha derivado en una dictadura tiránica. La fractura revela a una sociedad que es naturalmente libre, justa, política y trabajadora, que ahora está siendo dominada por un grupo de ocupación ajeno a esos valores, y que ha incorporado los peores vicios, desnaturalizando la vida política.

 

Según el informe de la Encuesta de Condiciones de Vida de la Universidad Andrés Bello más del 50% de la población venezolana vive en la pobreza. ¿Cuánta responsabilidad tiene el bloqueo? ¿Cómo deberían repartirse las responsabilidades en un país lanzado en brazos de la economía del petróleo de manera casi total?

Á. C. Este régimen no es de izquierda. Se esconde detrás de una narrativa socialista para engañar a un sector de incautos de otros países que ven a Venezuela como víctima de un fascismo que está en sus alucinaciones y que le conviene invocar. El consorcio que gobierna es victimario de quienes han tenido el sueño de ser de una tierra que les proporcione condiciones placenteras de vida, trabajo decente, ingresos dignos, techo respetable, educación, seguridad personal y social, y condiciones decorosas de existencia. De modo lento el sueño se fue esfumando y todo ha devenido en pesadilla. Los cárteles consorciados del gobierno son sepultureros del socialismo.

Las sanciones han sido un pretexto para justificar la tragedia que vive la República. Es bueno precisar que los sancionados son personas particulares que gobiernan y que son imputadas por lavar dinero de fortunas provenientes del delito. Imputaciones que han sido probadas en tribunales foráneos. La última encuesta que conozco de ENCOVI da cuenta de que la pobreza está situada en el 90% de la población. También nos dice que nueve de cada diez venezolanos tienen una atención hospitalaria pésima y que las medicinas no se consiguen o, si se consiguen, tienen precios exorbitantes. Es una película de terror que vive en carne propia cada venezolano y venezolana cuyo salario no llega a los siete dólares mensuales, uno de los más bajos del mundo.

No son pocos los sectores de la izquierda transformadora, tanto en Europa, como en Latinoamérica que apoyan el régimen de Ortega en Nicaragua o Maduro en Venezuela escudándose en ese mundo bipolar en el que quien usa un lenguaje anti-imperialista es mi «amigo». ¿Qué opinión le merece esto?

Á. C. La izquierda y la derecha como nociones políticas nacieron en la Asamblea Nacional durante la Revolución francesa. Hoy están viviendo una crisis existencial de identidad. La izquierda fue asociada a cambios civilizatorios y la búsqueda de estadios excelsos de humanización en el hombre y la sociedad; en cambio, la derecha era asociada a los diques que represaban el desarrollo, y a prácticas inhumanas que disminuían la conciencia del hombre en el desenvolvimiento en comunidad.

Hay un trinomio conformado por Nicaragua, Cuba y Venezuela. En esa tríada no se exalta la vida, la libertad, la justicia, la solidaridad o el amor al prójimo, la palabra o el respeto a la integridad física, como valores inherentes a la condición humana, y, contrariamente, se practica cotidianamente el malvivir, el miedo, la mezquindad, la obscenidad, los tratos crueles y escarnecedores, la amenaza pública y burda. La virtud es sustituida por el vicio. En otras palabras: Causar terror es amor; perder es ganar; el día es noche y la noche es día; se ha impuesto la neo lengua orweliana. Este tridente está anclado en la segunda parte del siglo XX y vive un amor sumiso a la Rusia que ganó la batalla de Stalingrado,

Por los días que corren, cuando vemos que el tridente precariza el salario, impide la asociación sindical, restringe los acuerdos colectivos de trabajo, no resalta la cultura de las comunidades y no le da el valor que se merecen a las manifestaciones del arte que han labrado sus artistas, observamos entonces con nitidez que la fractura ontológica es grave y que, en esa izquierda del siglo XXI no está el remedio necesario. Tampoco en las etiquetas de derecha. Pareciera que el dilema esencial está entre democracia Vs. autoritarismo. Cobra valor examinar en cada caso los modos de ejecución concreta de la política. Por consiguiente, es menester olvidarse de las etiquetas, ir a lo sustantivo, y recordar la vieja expresión cristiana: «Por sus hechos y por sus obras los reconoceréis».

¿No deberían ser los derechos humanos el mínimo común de cualquier sistema de izquierda y progreso, como dice la izquierda chilena?

Á. C. Maduro es un dictador déspota. Nada tiene que ver con los Derechos Humanos. Los tratados en esta materia, tanto en Naciones Unidas como en el hemisferio americano, enaltecen los derechos civiles y políticos; valoran los derechos económicos y sociales, y se encaminan a la celebración de acuerdos por la preservación de la tierra y del ambiente. Chile, sin ninguna duda, es en todos esos foros, un animador de primera línea, que debe concitar el reconocimiento de los Estados Parte que integran los organismos multilaterales.

En cambio, Maduro y el séquito que lo acompaña desconoce la expresión libre de las diferentes corrientes del pensamiento y persigue a quien no piense o actúe según sus petimetres. Limita hasta el cansancio la libertad de tránsito nacional e internacional, aumentando, por ejemplo, el pasaporte a doscientos cincuenta dólares más las coimas que se deben desembolsar, más los gastos que se deben pagar para los trámites; ha asfixiado la justicia y no hay ningún venezolano que opine, con razón, que su causa se considerará con imparcialidad, respeto, valoración argumental, u otros requerimientos; no hay una valoración al Debido Proceso y no se le dice a nadie cuál es el delito que se le imputa, ni se le permite escoger un abogado de su confianza, e incomunica al preso de familiares y amigos.

En los casos de hechos políticos, a todos se les endilga «terrorismo, traición a la patria, asociación para delinquir, ataque al centinela» y cualquier cosa más que se le ocurra a un disfórico que se hace llamar Fiscal. Este sujeto tiene desde el 29 de julio a más de dos mil quinientos presos políticos, civiles y militares; adultos, adolescentes, y niños, hombres y mujeres, en centros de reclusión donde se inflige tortura, tratos inhumanos, crueles y degradantes, configurándose, sin vacilación alguna: Crímenes de Lesa Humanidad.

Las aspiraciones de una Latinoamérica soberana, democrática, con igualdad de oportunidades, con un reparto justo de la riqueza es algo que ha inspirado a los sectores de progreso en el continente desde antes de la independencia. Sin embargo, las conquistas se han visto truncadas. Unas veces por la agresión del imperialismo norteamericano en sus diferentes formas y estrategias. Pero otras por la propia incapacidad de los sectores revolucionarios de gestionar sin autoritarismos y buscando el consenso. ¿La izquierda sólo puede ser fiel a sus principios y a su moral desde la oposición? ¿El poder corrompe inevitablemente?

Á. C. Yo nunca he adherido esa idea de que el poder corrompe y que el poder ejercido absolutamente corrompe absolutamente. Hay mandatarios que han ejercido el poder con probidad, respeto a los ciudadanos y a la sociedad, y otros que han tenido un goce morboso e infeccioso en la gestión de gobernar, han sido una infección perniciosa que contagia a la población a la que le deben servir y a otras poblaciones, convirtiéndose en una pandemia. Es el caso de los cárteles consorciados que controlan a Venezuela como República.

Ahora bien, buena parte de la venezolanidad profunda está cargándose de afluentes políticos plurales que proceden de diferentes manantiales del pensamiento, y están concurriendo como río crecido que se llevará por el medio a la realidad calamitosa y sus causantes, y se ensanchará el lecho de la política excelsa. Nunca estará exenta de la divergencia y la confrontación, pero relacionadas ambas a las visiones de Estado que cada formación tenga en un espacio y un tiempo determinado. El continente está pasando por momentos oscuros. Vale recordar la vieja expresión según la cual, mientras más oscura está la noche, es señal de que está más cerca el día y su amanecer.

¿Está Venezuela condenada al desencuentro y sin opción de una salida progresista y democrática?

Á. C. El 28 de julio la sociedad venezolana exteriorizó su voluntad votando por la candidatura de su preferencia. Dispone nuestro pacto social constitucional, que la soberanía reside en el pueblo, y la ejerce mediante el sufragio. Todas las cavilaciones y sentimientos del alma patria se manifestaron ese día en cada mesa, en cada municipio, en cada estado de la República y en la República misma y, tanto en nuestro territorio como en el mundo, ese ánimo fue tangible, casi se tocaba con la yema de los dedos.

Para la estupefacción de compatriotas y gentes de otras latitudes, un bribón salió balbuceando cifras absolutas y relativas que no se correspondían con lo que todo el mundo vio, sintió, oyó, palpó y habló con uno y con otro. Sin circunloquios, un soliloquio contra natura. Peor aún, pasadas escasamente unas horas, el soliloquio se convirtió en un sainete sobre tarima, en el que el bribón de marras se presentó con un rey de pacotilla y su séquito, declarando como vencedor al vencido, como ganador al derrotado, y ungiendo a un usurpador habitual y chafarote, como proclamado por seis años más.

Para hacer más nauseabundo el espectáculo, los actores cómplices sumaron a otros que, enfundados en una vestimenta con aire de solemnidad, dijeron que cierto era, no lo que todos habíamos visto, sino lo que se había ¨solemnemente expresado¨.

Todo sería un acto humorístico, si no fuese por los muertos y heridos; presos y torturados que pasan de dos mil, que permanecen en las peores condiciones carcelarias.

La deriva autoritaria del gobierno venezolano complejiza la simbología tradicional de la izquierda transformadora latinoamericana. No es nuevo. Ya lo vivimos con el sandinismo traicionado en Nicaragua. ¿Qué elementos de reflexión deberían dirigir el debate de esa izquierda si quiere seguir siendo alternativa a la pobreza, a la condena y en favor de un mundo mejor?

 Á. C. En esta crisis existencial de la izquierda, vale distinguir al gobierno chileno y a su presidente Gabriel Boric. Su gestión ha decidido fundar sus políticas en los valores, principios y normas rectoras de los derechos humanos. Yo veo que su brújula está orientada por los derechos civiles y políticos, los derechos económicos y sociales y los derechos ambientales. Veo, además, que el ejercicio democrático y democratizador es una práctica de los ciudadanos que lenta y sólidamente, van creando las formaciones políticas que rivalizarán o coincidirán en el futuro, pero cada una de esas agrupaciones tendrá su filosofía de la historia, la concepción del ser humano como protagonista de su destino y los caminos que debe recorrer, la idea de la comunidad actual en la que debe desenvolver su vida hacia adentro, y la apreciación sobre Chile en el discurrir del mundo.

Permítanme agregar unas ideas. Otros gobiernos, no solo el de Chile, deben tener como principios rectores de su acción, la búsqueda de la Verdad en sus actos y en sus hechos, para ir decantando lo falso de lo auténtico; la digna administración de Justicia, para que se cree la atmósfera de seguridad personal que es tan necesaria; el resarcimiento de las víctimas cuando estas sufran una situación dañosa, y la definición de las garantías para que situaciones indeseables que se presenten, no se repitan. Tales principios deben plasmarse como normas constitucionales y, lo más importante, se extiendan como preceptos en la cultura entramada en las relaciones resonantes de las almas que conviven en sociedad.

Tengo fe en el futuro de Venezuela. Las sociedades no se suicidan y buscan sus vibraciones vitales para tener renacimientos perpetuos. No creo que falte mucho para que estos cárteles consorciados de ocupación ilegítima desalojen los espacios que han ocupado, y que los actores principales de crímenes de Lesa Humanidad, y depredación sufrida por la República, rindan cuentas ante la justicia. Por otra parte, la sociedad venezolana que está dentro del territorio, y los ocho millones de desterrados que han tenido techo en otras partes del mundo, tienen potencialidades monumentales y, por fortuna, la tierra que hemos caminado, tiene la fuerza viva para proporcionarnos el pan nuestro de cada día.

Para saber más: Proclama de Unión a la Nación Venezolana:  https://www.aporrea.org/ddhh/a334349.html#google_vignette -Contra el autoritarismo, el imperialismo y la extrema derecha, ¡solidaridad internacionalista con el “bravo pueblo”1  https://npa-lanticapitaliste.org/communique/venezuela-contra-el-autoritarismo-el-imperialismo-y-la-extrema-derecha-solidaridad

Publicado en edición digital: www.galde.es – 46 - uba - otoño /2024



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