Vamos a estar claros. La reforma constitucional es indispensable para el proceso revolucionario. Sin ella no hay Revolución, así de sencillo.
El voto es por el SÍ, SÍ y más SÍ, no hay otra opción.
Este diciembre, o a más tardar en enero de 2008, los venezolanos tendremos clara la visión para construir la ruta hacia el Socialismo del Siglo XXI, un socialismo de libertad, igualdad y democracia.
La reforma está blindada por los cuatro costados. Lo demás son palabras, puntos y acentos. Unos por aquí, y otros por allá.
Uno de esos puntos que hoy traigo a colación, tiene que ver con el aspecto menos importante de la reforma: la eliminación del “por una sola vez” del articulo 230 que le permite al Presidente “ser reelegido o reelegida de inmediato para un nuevo período”, y el aumento del periodo presidencial de 6 a 7 años.
Lo que hemos denominado “re-elección continua”, y que en realidad debería ser “candidatura continua”, porque nadie tiene garantizada la re-elección sino hasta después de llevarse a cabo un proceso electoral libre y democrático, es un derecho político de todo ciudadano y ciudadana venezolano.
El principio de “alternancia” que invoca la oposición reaccionaria, ha sido mal-interpretado como la formula corrupta del bi-partidismo puntofijista para que la guanábana adeco-copeyana se intercambiara el poder cada cinco años bajo el mismo marco del Estado neoliberal corporativista, para nada alternativo.
La “alternancia” en el poder no la deciden los conciábulos partidistas de AD y COPEI, hoy encarnados por el neoadeco Un Nuevo Tiempo y el neocopeyano Primero Justicia, sino por el pueblo de Venezuela, ejerciendo su derecho a expresar su voluntad de manera libre y democrática.
¡No joda!
Precisamente, este derecho soberano a expresar la opinión popular mediante el voto, no debería ser alargado en el tiempo, sino hacerlo mas bien continuo y permanente, a fin de combatir los ataques a la legitimidad del proceso que cada cierto tiempo activa el imperialismo por medio de salvajes campañas mediáticas de manipulación, y que a su vez permita expresar el continuo apoyo popular a los ojos de la opinión pública nacional e internacional.
Ya en 2003 y 2004, a tan solo cuatro años de gestión y tras el golpe de Estado y sabotaje petrolero, la oposición afirmaba que a Chávez nadie lo quería, que sus índices de popularidad estaban por el suelo, que era un Presidente ilegítimo que debía renunciar o ser desconocido, como efectivamente lo hizo en aquel “firmazo” golpista de Súmate.
La oposición movilizó incluso a otros gobiernos de América Latina, Norteamérica y Europa, para que facilitaran la “salida” del Presidente, e incluso forzó al gobierno a que se sentara en una "mesa de negociación" con los golpistas de siempre para lograr una serie de acuerdos que culminaron con la activación de un Referéndum Revocatorio mediante una operación de fraude masivo de firmas.
El 15 de agosto de 2004, exactamente 3 años antes de que el Presidente Chávez propusiera esta maravillosa reforma constitucional, el pueblo salió en masa, como aquel memorable 13 de abril de 2002, para apoyar y ratificar en su cargo al Presidente de la República.
A finales de 2006, pasó lo mismo. La oposición incluso aseguraba en distintos escenarios que Chávez y Rosales estaban “pegaditos” en las encuestas, y que el Presidente no reconocería el triunfo opositor, por lo que estaría planeando un “autogolpe”.
¡No me jodan!
Y el pueblo, una vez más, salió decididamente a manifestar su voluntad popular como no se había visto en décadas. El Presidente Chávez obtuvo más de 7 millones de votos en un proceso que marcó record de participación popular.
Con el caso de RCTV pasó lo mismo. Las encuestas chimbas aseguraban que el golpista Granier se había colocado por encima del Presidente en popularidad, y que por ello engavetaría el anteproyecto de reforma constitucional. La oposición y sus medios sacaron a los estudiantes de derecha y la jerarquía eclesiástica para que el Presidente renunciara YA.
¡No me jodan!
Pero como dijo Serrat, la verdad no tiene remedio.
Ante el descomunal apoyo popular que tiene el Presidente Chávez, a la oposición reaccionaria no le ha quedado otra opción que sabotear los procesos electorales. Antes de perder y aceptar democráticamente la derrota, patea la mesa y se va a llorar a las faldas del imperio.
El arma más certera que tiene el proceso democrático contra la mentira, la manipulación y la conspiración, han sido los votos, sobretodo en aquellos procesos electorales donde está involucrado el Presidente de la República.
Posponer por un año el proceso electoral presidencial en el contexto de golpe permanente no parecería ser lo más adecuado.
Al contrario, la revolución permanente que implica la reforma constitucional, requerirá de la continua participación y relegitimación popular que la afiance y consolide en el tiempo.
Lo que sí está claro, es que a partir de la reforma constitucional, se necesitará el liderazgo y guía del Presidente Hugo Chávez Frías hasta cuando sea necesario e indispensable.
En todo caso, más allá de que se reduzca, aumente o se mantenga igual el periodo presidencial, la reforma constitucional ¡SÍ VA!
OPOSICIÓN. Espero no equivocarme, pero no pierdo la esperanza de que en Venezuela finalmente surja una oposición democrática y racional. Más allá de los ataques golpistas de la derecha reaccionaria, Primero Justicia parece haberse revelado ante el chantaje de los medios para sumarse a la discusión de la reforma constitucional sin abandonar sus principios conservadores.
Los ataques contra él y su partido parecen incluso ser más mortíferos que los que le disparan a la propia reforma.
¿Podrá resistir?
PETKOFF REACCIONARIO. Lo que sí da vergüenza ajena es que Julio Borges se haya colocado a la izquierda de Teodoro Petkoff.
¡No me jodan!
Los ataques mas recientes del otrora líder guerrillero contra la reforma, denigrando de su carácter progresista y del avance social que implica, tienen toda la característica reaccionaria y fascistoide de la oposición golpista. Se ciega completamente a su discusión para plegarse a la posición imperialista de Álvarez Paz, Ledezma y Rosales, quien por cierto, lo único que ha hecho es repetir lo que dice el propio Petkoff.
RACISTAS. En un presunto “reportaje” enmarcado en su campaña manipuladora anti-reforma, El Universal denigra del venezolano humilde al desprestigiar la innovadora y ciertamente revolucionaria propuesta de darle carácter constitucional a la Ciudad y garantizarle a todo venezolano su derecho a ser ciudadano y ciudadana, un concepto que había sido secuestrado por la clase media y alta antichavista.
Con un claro tono racista y excluyente, El Universal dice:
“No importa si está ubicado en una zona rural, si en él habitan pocas personas o si sólo tiene una plaza Bolívar y cuatro calles que demarcan el centro, la entrada y la salida. La reforma del artículo 16 de la Carta Magna eliminará del vocabulario de los venezolanos la palabra ‘pueblo’, porque todo asentamiento poblacional pasará a llamarse ‘ciudad’, y todos los venezolanos tendrán ahora el calificativo de ‘ciudadanos’.”
Es decir, el “título” de ciudadano y ciudadana solo le pertenece a la derecha anti-chavista de Chacao, Altamira, La Lagunita y demás centros mayameros del país.
¡No me jodan!
Es que el tufo racista de esta oposición reaccionaria le sale hasta por los poros.
BLOQUE. La Constitución Nacional garantiza el derecho de los ciudadanos a votar separadamente, hasta un 30% del proyecto de reforma presidencial.
Sin embargo, es imposible votar este proyecto de reforma de manera separada.
Quizás se pueda votar uno que otro artículo de manera individual, pero prácticamente todos los artículos a modificar constituyen un núcleo integral e interdependiente que requiere de la votación en bloque.
No se podría votar en contra de la creación de nuevas vicepresidencias, por ejemplo, y aprobar otro artículo que haga mención a las mismas.
Tampoco se podrá aprobar la reducción de 6 horas laborales, y rechazar el fondo de asistencia a los trabajadores independientes, ni la seguridad social de trabajadores y trabajadoras culturales.
¿SEXTO PODER? He escuchado y leído en varias ocasiones que el Poder Popular será el “sexto poder”.
El llamado “sexto poder” NO existe en la reforma constitucional.
El Poder Popular es el cuarto poder territorial, conjuntamente con el Poder Nacional, Poder Estatal y Poder Municipal, y estará integrado por las Ciudades, Comunas y Comunidades, conformando así la base, esencia y fundamento de la Revolución Bolivariana.
OMISIÓN. Más allá de los puntos y comas que se le podrán agregar al proyecto de reforma constitucional, me parece que contiene una pequeña, pero fundamental omisión, seguramente involuntaria.
El anteproyecto de reforma propone modificar el Artículo 185 de la siguiente manera:
“El Consejo Nacional de Gobierno es un órgano, no permanente, encargado de evaluar los diversos proyectos comunales, locales, estadales y provinciales, para articularlos al plan de desarrollo integral de la nación, dar seguimiento a la ejecución de las propuestas aprobadas y realizar los ajustes convenientes a los fines de garantizar el logro de sus objetivos. Estará presidido por el Presidente o Presidenta de la República, quien lo convocará, e integrado por los Vicepresidentes y Vicepresidentas, los Ministros y Ministras, los Gobernadores y Gobernadoras, Alcaldes y Alcaldesas, convocados por el Presidente de la República.”
Siendo la base, esencia y fundamento de la Revolución Bolivariana, los representantes del Poder Popular, que integran las Ciudades, Comunas y Comunidades, deben ser también convocados al Consejo Nacional de Gobierno.
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