He leído en dos oportunidades el Proyecto de Reforma Constitucional presentado por el Camarada Presidente al país. Me ha tocado subrayar, escribir comentarios al margen del texto y agregar dos o tres cosillas que me gustaría ver incluidas dentro de la propuesta; propuestas que llevaré a mi batallón socialista este sábado, donde no faltan aquellos que firmaron contra el Camarada Chávez y ahora lo adoran como a un Dios.
Lo cierto es que leí el Proyecto convencido del liderazgo, el talento y la habilidad del Camarada Presidente, pero convencido también de que no es un Dios y que como hombre ha cometido (y sigue cometiendo) varios errores, algunos de ellos graves. Basta recordar los ejemplos de Luís Miquilena y Alfredo Peña, tan defendidos y promovidos por él en otros tiempos, y a cuya defensa se unieron los aplaudidores de siempre.
Me complace haber compartido una reunión con otros camaradas del Batallón Socialista donde estoy y que ellos tengan propuestas para el Proyecto presentado por el Camarada Presidente. Las he escuchado y me gustan. Son detalles que a nuestro líder se le han pasado. Repito, él es humano, aunque Mario Silva crea que es Dios.
El texto de la propuesta que me he leído y releído, vuelto a leer por enésima vez, es el de la reforma del artículo 230. Lo leo al derecho y al revés, y ¡por Dios! en ninguna parte leo que la reelección del Presidente sea automática. Dice que podrá ser reelegido o reelegida. Entiendo, hasta donde dan mis seseras, que esa reelección estará sujeta a que los venezolanos y venezolanas, en su mayoría de electores, votemos por él.
Esto quiere decir que el valentón de Teodoro Petkoff, tal altisonante, tan bravucón, ya está rendido, pues entiende de una vez por todas que si Hugo Chávez Frías, el tenientito coronel, el pelo malo, el tipo aindiado, es inderrotable en cualquier elección donde se presente.
Y menciono a Teodoro por referirme a uno de los más inteligentes de la oposición, porque los otros son peores. Incluso, los que escriben desde el exterior. Uno de ellos llama dictador a Chávez por esa reforma, escribe que con ella el Camarada Presidente se instalará en el poder hasta que le de la gana. Pero en ese mismo artículo de prensa, dice que Chávez tiene un rechazo mayoritario de la población y que sólo el 28%, ¡el 28%! apoya la propuesta de reforma constitucional. Entonces, ¿cuál es el miedo?
Según la oposición, ellos no están en condiciones de derrotar al Camarada Presidente en ninguna elección, no importa quién sea el candidato ni los recursos con que se cuenten.
Un amigo opositor me decía que eso no era así. Su argumento es que el CNE favorecerá a Chávez en las elecciones. De ser así, que no lo es, tendríamos que admitir que los votos no los tiene Chávez, sino el CNE. Basta preguntarnos, ¿acaso el CNE no los pondría para otro candidato del proceso?
La conclusión es sencilla: el miedo es al Camarada Presidente. A él es a quien no le pueden ganar.
En cuando a la propuesta de reforma, sigamos discutiendo y proponiendo.
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