La jornada del día de ayer nos debe llamar a una amplia y profunda reflexión

La jornada del día de ayer nos debe llamar a una amplia y profunda reflexión. No podemos tomarnos de los estrechos resultados, tampoco podemos ser tan superficiales para decir que aún seguimos en el poder… debemos revisarnos.

Ayer estaba en juego la profundización de un proyecto que tiene 8 años intentando cuajar, lográndolo en algunos frentes y perdiendo espacios en otros.

Muchos nos sentimos sin rumbo, sin sentido, pero tampoco esa es la forma de analizar lo sucedido.

En el año 2004, durante el Referendo Revocatorio, se organizó al pueblo en las Unidades de Batalla Electoral, mejor conocidas como UBE, en ese momento se logró contar con una maquinaria impresionante que colmó los Centros de Votación, asegurando así la permanecía en el poder del presidente Chávez, y con ello la continuación de la Revolución Bolivariana.

Esta organización popular fue desmantelada, nadie sabe por qué se deja a un lado una formación popular tan exitosa, nunca se entendió, pero se hizo.

Luego de esta jornada del 2004 se ha intentado, en todas las elecciones, reeditar el éxito de las UBE, cada vez sin el éxito inicial.

En las elecciones de ayer también se contaba con otra de estas reediciones, pero evidentemente no se logró el objetivo, el pueblo chavista no acudió a las urnas.

No sé si fue triunfalismo, lo cierto es que la gente no fue a votar.

Llegó la hora de comenzar un proceso de profundización revolucionaria y nosotros como parte de este proceso también debemos hacer una revisión interna y personal. Ver en qué fallamos, qué no hicimos, para poder enmendar nuestros errores y seguir adelante.

Vemos los vidrios rotos en el piso, lo quedó del impacto, tenemos dos opciones, dejarlos ahí o recogerlos y comenzar a reconstruir…

Una derrota no significa el fin, las acciones que tomemos y la actitud que presentemos nos trazarán el nuevo rumbo a seguir.

La revolución bolivariana nos necesita en este momento, debemos entregarnos a ella, por el futuro de nuestros hijos, de nuestro país, del mundo entero.

Basta de personalismos y guerras por cuotas de poder, llegó la hora de hacer revolución de la buena, la que arranca la hierba mala y le da espacio a los nuevos árboles para que se desarrollen y crezcan en el bosque.

La culpa, como la victoria, es nuestra. Vivámosla, analicémosla y saldremos adelante…

No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer.

Patria, socialismo o muerte.


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