Los temas de hoy
Durante toda la tercera semana y lo que va de la presente en este “revuelto” mes de enero de 2014, los temas comunes de la gente no son otros que tres anuncios del gobierno: 1) la ofensiva contra la inseguridad, 2) la ley de costos, precios y ganancias, y 3) las medidas contra la fuga de las divisas, el “cadivismo” y los “raspacupos” Nos ocuparemos de este último punto iniciando con las siguientes preguntas: ¿de dónde provienen esas divisas (dólares en su mayor proporción)? ¿cuál es el uso fundamental que hace el Estado de esas divisas? ¿quién(es) hace(n) el esfuerzo para producir esas divisas?
Con una vehemencia rayana en la obsesión, nuestros interlocutores cotidianos, antichavistas antes, antimaduristas hoy, de la oposición todos, reclaman “sus cupos”, “sus dólares”, que les pertenece por disposición divina como algo inalienable, como el derecho que tienen a la vida, al aire que respiran, como el derecho consagrado por la constitución a la salud, a la educación, al libre tránsito por el territorio nacional. Esos dólares provienen de la venta de nuestro petróleo en el mercado internacional, es lo que se conoce como “renta petrolera”.
“Mis dólares”
Si bien es cierto que debemos reconocer el derecho de todos los venezolanos de recibir un monto determinado de divisas para cubrir necesidades esenciales, no lo es menos que ese derecho no es ilimitado, no debe usarse para atentar contra la seguridad alimentaria, de salud, de educación, de ciencia y tecnología de la inmensa mayoría de venezolanos. A los cadivistas y raspacupos no les importa el fin fundamental de nuestras reservas internacionales. No les importa que con ellas se adquieren los costosos equipos y herramientas que requieren clínicas y hospitales, las materias primas que como insumos se necesitan para procesar determinados alimentos que requerimos en nuestros hogares, las materias primas para fabricar los fertilizantes y agroquímicos que requiere nuestra precaria agroindustria, para el tiraje de periódicos, revistas, libros y toda clase de documentos, para la adquisición de autorepuestos, para adquirir las plantas, equipos y herramientas de la industria petrolera, petroquímica, siderúrgica, del aluminio, para cubrir los gastos de los estudiantes venezolanos en el exterior. Es ése el uso fundamental que hace el Estado de nuestras divisas.
Con todo y los controles, es Venezuela el país de América Latina donde su población de limitados recursos puede adquirir cualquier clase de cachivaches en el exterior, e incluso viajar con la seguridad de un determinado cupo de divisas. La capacidad adquisitiva del venezolano, la disponibilidad de dólares, no es factible en ningún otro país de la América mestiza, aunque muchos se jactan de decir que estos controles sólo se ven en Venezuela. ¡Por supuesto que no saben lo que dicen!
“Nuestros empresarios”
Y el sector privado, esos “empresarios de pacotilla”, que nada invierten, que nada arriesgan, son los mayores y seguros beneficiarios de los cupos de Cadivi. No generan, no producen ni un centavo de dólar. Desde hace tres décadas, desde aquel tenebroso viernes negro del 18 de febrero de 1983, se han estado llevando maletas de dólares producto de la renta petrolera hacia bancos del exterior y ahora los usan en el “mercado negro”, en el “mercado paralelo”. De “ñapa” manifiestan y reclaman que el Estado les debe miles de millones de dólares. “Caraduras”, “ladrones”, “apátridas”.
Otros países, es cierto, muestran indicadores de PIB e inflación mejores que Venezuela. Pero ningún otro, salvo Cuba, Uruguay y Argentina, pueden mostrar indicadores sociales, índices de bienestar humano traducidos en salud, educación, seguridad social, como los que muestra Venezuela. Todo ello es fácilmente verificable cuando nos referimos a los logros de las metas del milenio, expresado por organismos como la ONU, CEPAL, UNESCO, FAO, UNCTAD, ACNUR...
Sí, hoy día, Venezuela es el país con los mejores índices de bienestar y distribución del ingreso de América Latina, sólo por detrás de Cuba.
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