Hay un hecho objetivo en Venezuela: el negocio aduanero convierte en multimillonarios a sus dueños, con riqueza súbita, producto del contrabando, sobreprecio, mercado negro de dólares y ralentización en la nacionalización de mercancía y distribución en transporte de carga. Eso explica la gran cantidad de furgones o containners en puertos como el de La Guaira, en el Estado Vargas.
También, cada aduanero descarga su responsabilidad alegando -sin rubor por robar, especular, estafar, ralentizar y contrabandear- que ellos son corruptos, porque los funcionarios aduanales, militares activos y en situación de retiro, incurren en corrupción, reciben dinero y sobornos, en cada operación aduanera, como algo natural, incluso, con una tarifa fija, que los aduaneros ya tienen calculadas en sus costos, que pagamos todos los venezolanos.
En palabras sencillas, existen cárteles aduaneros que en sociedad con funcionarios aduanales y militares, controlan la cuna de corrupción en los puertos. Pero, muchos guardan silencio, porque aduanero y corrupto, son sinónimo, pero tienen billete y compran el silencio, con sus socios, los militares corruptos y sus familiares, que son parte de esos cárteles.
Entonces, la solución, expropiar aduanas y controlarlas directamente el Estado, como en otros países serios, es negada, con la conseja de que todo en manos del Estado es más corrupto. Y, la movilización del personal militar, constantemente, como en las fronteras, es ahora, un grave problema para los dueños de aduanas.
En otro orden de ideas, ante el Desabastecimiento Programado, se han tomado medidas muy efectivas, que demostraron que comerciantes y prestadores de servicios, en un noventa por ciento (90%), venden con sobreprecio de hasta un seis mil por ciento (6000%), pero "Gobierno y Pueblo", hemos bajado la guardia. Esa inflación inducida que llegó al 56% en el 2013, pretenden distorsionarla los medios de información privados y endilgarla al Estado, o sea, al gobierno de Nicolás Maduro, porque Consecomercio, ni Fedecámaras, jamás reconocerán que hasta la aparición de la Ley Orgánica de Precios Justos (LOPJ), ellos tenían patente de robo y usura, en lugar de patentes de comercio.
Por otra parte, gran parte de la culpa pretenden desviarla, hacia los "buhoneros vecinales" atenidos en la arrechera colectivizada, son personas, igualmente, envilecidas y financiadas por los que tienen el billete, los prestamistas y todos sabemos quiénes son esos prestamistas. Estos buhoneros vecinales recompran con su familia, muchas veces el mismo producto, por ejemplo, harina precida en Bs. 7,50 y lo revenden en el barrio, entre bolívares 30 y 100. Y, hay quienes, ingenuamente o con la bilis por delante, haciendo el mandado a Consecomercio, piden que Nicolás Maduro permita que se venda en Bs. 20, con la fantasía de que se regulará la economía y se evitará, no solo el guiso de buhoneros en barriadas, sino también, el contrabando de extracción, porque ellos llevan en su corazón, la falsa creencia, rayana en la estupidez, de "la mano invisible del mercado" y la falsa "autorregulación" o la ignorancia supina, de elementales principios de economía, cuya base es la difusión mediática de la mentira y el desconocimiento.
En cuanto a este gran negocio fronterizo, tendemos a no culpar a los cárteles mafiosos, sino al gobierno, porque hay interés político en descalificarlo y un franco olvido o desconocimiento de que esta Agenda Golpista es una vieja receta, que han aplicado a otros presidentes, como lo hicieron con Salvador Allende. Por supuesto, que recordar esto, lleva consigo el que lo intenten descalificar a uno, como un fanático izquierdista, porque si algo ha ayudado a la opresión, es el olvido o desmemoria colectiva.
En cuanto al contrabando de extracción, éste afecta, tanto a Venezuela, como a Colombia, porque es una distorsión económico-social, que liquida la economía formal y la real de ambos países, que pagan los hogares colombo-venezolanos fronterizos. En nuestro caso, Táchira, Zulia, Barinas y Mérida (de donde soy nacido y conozco), son afectados con la escasez y el sobreprecio, con la complicidad de todos los contrabandistas, familiares de esas víctimas de las grandes colas en supermercados, tiendas y servicios, pero, políticamente y sobre la irracionalidad irritada, es mejor echarle la culpa al gobierno, porque es un abstracto que no nos pone en rencillas con nuestros ladrones de carne y hueso, con quienes convivimos y respetamos. Pero, se difunde la habladera de paja que el parasitarismo comercial difunde, acusando que no les liberan los dólares del SICAD, pero nadie de ellos dice que es porque la documentación es irregular o falsa, lo solicitado no se corresponde con lo que aspiran importar y están en mora con el IVSS. En este orden de ideas, lo de la no entrega de divisas es una habladera de paja interesada, dicho en criollo, que muchos repiten irracionalmente.
En fin, con mis aduaneros ladrones, mis comerciantes ladrones, mis contrabandistas y vendedores de dólares a precio de mercado negro, no te metas. Es más cómodo acusar al Presidente obrero, Nicolás Maduro, incluso, hipócritamente, invocando el legado del Comandante Chávez, a quien también querían fuñirle la vida y la gobernabilidad, sin éxito alguno.
Hay una solución: con contraloría social, cada uno de nosotros, de manera agresiva, masiva, peinemos todo el país y hagamos "tierra arrasada". Expropiemos, confisquemos y apresemos a los corruptos, con la LOPJ. Llegó la hora, de ponerlos en su sitio. El que esté con la Revolución, no puede defenderlos, ni justificarlos. Menos aún, guardar silencio cómplice, ni mirar para otro lado. Ataquemos la corrupción, acabando con los corruptos. Y, dejemos que los perros ladren.