Siembre Violencia y Coseche Voluntades

* Sembraron –y siguen sembrando- toda la caña y demás drogas que pudieron/pueden entre nuestra juventud.
* Inventaron la televisión y la llenaron A) De programas gafúpidos (gafos y estúpidos a la vez); B) De violencia, odio, traición, infidelidad y cualquier otra pasión capaz de impactar la capacidad de morbo de nuestro pueblo; C) De propaganda suntuosa, facilista y falsa.
* Inventaron la internet más o menos con los mismos fines de la televisión, pero con mayor capacidad de morbo porque se puede interactuar con ella. Se pueden hacer prácticas “virtuales” de cómo joder al más pendejo, o joder al más pendejo y ya.
* Llenaron nuestras comunidades de antiescuelas llenas de seudomaestros/as mercenarios/as, aspirantes a burgueses (pequeño-burgueses, diría el Hermano Carlos) y capaces de vender a sus propios hijos e hijas –ni hablar de sus madres, padres y vecinos/as- con tal de recibir un pedazo de pan burgués un poquito más grande y una sobadita en la cabeza como buenos/as perros/as.
* Por si acaso los seudomaestros no lograban el cometido de desbaratar la familia, la creatividad, los valores, las tradiciones, las posibilidades y la vida –en fin- de nuestro heroico pueblo, entonces atiborraron nuestras calles de esbirros uniformados y armados, para sembrarnos un terror eterno.
* Por si acaso no alcanzaba con seudomaestros/as y esbirros/as policiales, desnaturalizaron al glorioso ejército libertador de medio continente y lo convirtieron en vigilante sombrío del proceso de entrega y destrucción de la Patria contra el Pueblo y a favor de los nuevos imperios de la tierra.
* A cambio de una migaja más grande y una sobadita de lomo o cabeza por parte del amo gringo, renegaron de la patria, de sus orígenes, de sus genes, de su cultura autóctona… y –como cabía esperar- usaron, despilfarraron, malversaron, malvendieron, regalaron, cambiaron, destrozaron... a las gentes y recursos de la nación venezolana.
* Llamaron valores a la rapacidad, la competencia a muerte, el fin justifica los medios, el “Destino Manifiesto”, la astucia para el engaño, la acumulación de plata, el negocio.
* Se comportaron desde los espacios públicos y visibles como verdaderos truhanes criminales que asesinaban, robaban, difamaban, engañaban, calumniaban, prostituían, vendían lo que no les pertenecía… sin que pasara nada, pues ellos mismos administraban un sistema de lavado de culpas al que llamaban justicia. Por cierto, cualquier reclamo de los pobres de la tierra, cualquier acción atrevida, era fieramente perseguida, incriminada y sometida al peso de la ley y de las armas (sus leyes, las armas del pueblo secuestradas por ellos).
* Llamaron “libertad” al permiso para que cualquier ente con apariencia humana más rico y poderoso que sus semejantes pudiera esclavizar, joder, robar, matar, burlar, aprovechar, violar… a cualquier ser humano en nombre del progreso económico y demás mierdas capitalistas.
* Sembraron, cultivaron y obligaron desigualdades, antivalores, conformidades, alienación, odios, enfermedades sociales, desnacionalización, contraculturas, injusticias flagrantes, frustraciones.



Esos pedazos de mierda, que hicieron todo lo antes descrito a lo largo de nuestra historia más y menos reciente, son los que ahora, ante el problema de la violencia urbana que ellos sembraron y alimentaron –y siguen aliñando-, se rasgan las vestiduras con toda la hipocresía de los universos juntos, conferida por la falta de humanidad y del más elemental sentido de escrúpulos que les aqueja.

Son los mismos que acusaron a nuestros padres ancestrales abyayalenses de ser resabiados, taimados, traicioneros… por no dejarse matar, vejar, violar a voluntad. Los mismos que acusaron a nuestras madres y padres traídos por fuerza bajo condiciones de demente animalidad brutal desde nuestra Madre África, de “flojos”, “vulgares” e irresponsables.

También los mismos que llamaron “invasor” a mi padre y a los padres-madres de los barrios, por atreverse a ocupar un pedazo mínimo del territorio arrancado a espada, saña, terror y cruz por los mil veces malditos invasores europeos mercachifles de Colón y compañía y sus mil veces malditos descendientes, a nuestros padres-madres aborígenes.

Los mismos que no pierden ocasión para burlarse sangrientamente de nuestras miserias sembradas, nuestra nueva esclavitud y nuestros movimientos de liberación.

La misma raza de gentes malditas, sin humanidad, sin más nacionalidad que la capaz de entrar en un billete verde.

Esa raza destructora, asesina, sembradora de violencia, miseria, esclavitud, injusticia y desgracia, es la que quiere protegernos de la violencia que el incompetente gobierno chavista-comunista es incapaz de controlar.

Alguna razón tienen: la verdad, no ha podido controlarse todavía la violencia. Significa que los burgueses y sus lacayos, jalamecates, aspirantes y toda la ralea de malezas por el estilo, sigue suelta en las calles, con plata para seguir intentando engañar, torcer las mentes de nuestro pueblo, sembrando violencia y acusando de la misma a quien en realidad la está combatiendo.

Si queremos controlar la violencia, pongamos a la burguesía y su corte en el sitio propicio para que pague lo hecho y no pueda volver a hacer daño. Si los traficantes de oficio pretenden traficar con la violencia, démosles su merecido: no cien, sino mil, millones de años de soledad sobre, encima, afuera o debajo de esta tierra.


julioruiz633@yahoo.com


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Julio César Ruiz Guevara


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