Sospechas con fundamentos- ¿Paracos en Venezuela?

La muerte en circunstancias violentas, nos crea además de horror, sentimientos de fragilidad y repudio, y sí el hecho es perpetrado contra niños, nos embarga la indignación y la impotencia. La muerte de los niños Faddoul y Miguel Rivas, demuestra una conducta muy arraigada a la violencia fría y calculada. Al leer el caso de los asesinatos del empresario Filippo Sindoni, de los niños, el señor Rivas y luego el atentado en contra del reportero gráfico, Jorge Aguirre; supuestamente ejecutados por individuos vestidos de policías, trajo en seguida a mi memoria la imagen de los paramilitares escondidos en la hacienda Daktari, propiedad del señor Alonso, hermano de María Conchita .

Me parece terrible llegar a conclusiones de este tipo, pero acaso estos señores no tenían toda la parafernalia lista para atacar, trajes de militares venezolanos con equipos y listos para recibir las órdenes. Me parece muy sospechoso, que en tan poco tiempo se hayan cometido este tipo de crímenes con el mismo "modus operandi", en sitios tan equidistantes. Hombres vestidos de policías, secuestran y asesinan sin ninguna consideración humana. este aberrante proceder, se asemeja mucho al estilo de los paras que infectan las calles, barrios y campos colombianos. Seres desconectados del raciocinio, adiestrados para cometer los más viles crimenes sin que les tiemble la mano.

El secuestro en nuestra abatida hermana nación, como todos saben, es una marca indeleble de las milicias parapoliciales, así como el uso de la motosierra, el mazo y los tiros certeros en la cabeza. Esta plaga paraca, es capaz de inundarnos sin que nos demos cuenta. Ya lo intentaron una vez, desde la finca Daktari y qué gran casualidad... que en este año electoral, surjan estos actos intolerables, tan codificados y tan organizados, con alcabalas y demás detalles.

Las fuerzas del enemigo son tan oscuras, que no miden sus límites, no debemos olvidar, los muertos que había que poner en la marcha para poder tumbar a Chávez, y los pusieron de un lado y del otro, pero ellos detrás de bastidores movían con hilos a los ángeles de la muerte posados en las terrazas de los edificiós circundantes, mientras el mundo se horrorizaba porque unos sujetos masacraban con unas pistolitas a cientos de personas. Hechos que fueron trucados, editados y vendidos como verdad ante el mundo. Luego se descubriría la gran mentira mediática, y hasta hoy ningún medio ha pagado por la infamia.

Dentro de esas cloacas y albañales en que pululan estos bichos de uña, no me extrañaría que surgieran planes descabellados, para poder salir de Chávez y detener la revolución. Importar escuadrones de la muerte, para cometer actos espeluznantes y crear en la población venezolana una matriz de opinión adversa, una sensación de caos, de terror y de descontrol, y en ese frenesí, llevarse por el medio a quien sea, y para lograrlo, traerse a los mismos mandingas paramilitares, catalogados como personas muy sanguinarias. Ojalá, me equivoque, y éstos sean actos del hampa común, y que se tomen todas las medidas del caso si así fuese. Ahora, si esto es un complot, debe ser cortado desde la raíz, pues una vez que los paramilitares se organizan, es muy difícil erradicarlos, si no, miremos a Colombia, que tanta sangre digna e inocente ha derramado en manos de estos brazos de la muerte, solo por buscar justicia e igualdad.

Es deber de todos estar vigilante, mosca, observar cualquier actividad extraña y reportarla.
Es allí cuando comienza nuestro deber, no permitamos que nuestro país se contagie de tan terrible mal, y al gobierno, ponerse ríspero y saber leer los signos de una nueva embestida.


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