A propósito del lanzamiento del Conde y la fuga de Ortega

Ofensiva mediática contra los "colaboracionistas"

El sindicalero Carlos Ortega y el empresario Pedro Carmona, aliados durante el golpe de estado de abril de 2002.
Credito: Ernesto Morgado - El Nacional

El despliegue mediático que tuvo el lanzamiento de la candidatura de "Er Conde", así como la cobertura en cadena privada de la fuga de los delincuentes Carlos Ortega y militares Farías, responde a una estrategia desestabilizadora que busca desacreditar la institución del sufragio y defender la aberración del abstencionismo mediante la promoción de la antipolítica y la exaltación de la delincuencia política, con lo que se espera además arrebatarle el espacio mediático a un sector de la oposición que parece estar dispuesta a medirse en elecciones libres y transparentes el próximo 3 de diciembre. El fin ulterior que persigue la ultraderecha golpista es crear un clima de inestabilidad social que eventualmente desemboque en una intervención extranjera.

La anunciada participación en las elecciones presidenciales de las principales organizaciones políticas de oposición encarnada en el neopopulista Manuel Rosales, ha colocado en serio peligro las aspiraciones golpistas de la ultraderecha pitiyanqui que depende del abstencionismo delineado por Washington para sobrevivir en medio de la más grande debacle que ha vivido la oposición en los últimos tiempos. La elección del candidato "único" antichavista desafía la agenda golpista-abstencionista de la ultraderecha y el poder absoluto que ejercen los medios privados sobre la oposición. De acuerdo al articulista antichavista Ibsen Martínez (El Nacional, 14 de Agosto de 2006), "por vez primera en mucho tiempo, se ha impuesto un genuino criterio político en el diseño de lo que, con mucha maña y decisión, podría ser el comienzo de una recuperación estratégica de la oposición política frente a Chávez y las fuerzas que lo apoyan," al tiempo que celebraba el regreso de "la política y los políticos de raza... ¡al fin!... a menos que Manuel Rosales y Julio Borges sorpresivamente nos resulten un par de huevones con guantes de mantequilla y bates de casabe..." como evidentemente resultaron ser tras su "sorpresivo" retiro en las pasadas elecciones parlamentarias.

Precisamente, ese "principio del comienzo de la recuperación de la iniciativa opositora frente a Chávez" es lo que amenaza con desplazar a la oposición golpista del escenario político, lo cual haría también desaparecer el enorme flujo de dólares que recibe desde Washington así como su presencia en las pantallas de los medios privados. Para Martínez, el lanzamiento de Rosales "es una derrota de la antipolítica y sus ilusorias 'soluciones' que sólo buscan cortejar, complacer y descaminar a la masa opositora... un logro de la Política sobre el infundado supremacismo tecnocrático de una fracción, pequeña pero sumamente proactiva y poderosa, de la élite económica... la misma casa productora que nos dio éxitos como el Carmonazo."

Evidentemente que Martínez se refiere al lanzamiento de la candidatura de "Er Conde" en horario estelar de Globovisión justo cuando los precandidatos Rosales, Borges y Petkoff desentrañaban la "unidad" antichavista, además de la agresiva campaña de Súmate para comprometer cualquier opción opositora con el abstencionismo. En este sentido, Martínez considera que "Rosales y Borges todavía [tienen] enemigos formidables [como] la abstención y el desánimo generales ante unas elecciones que las mayorías aún perciben como un despeñadero, sumados a la fatídica prédica de los voceros abstencionistas que, sobre todo en medios radioeléctricos, hará lo suyo para mostrar a Rosales y Borges como un par de colaboracionistas comparsas del Gobierno."

En efecto, una vez que Rosales es lanzado al ruedo electoral con el apoyo del grueso opositor, incluyendo a una buena parte de Acción Democrática que "oficialmente" se cuadró con el abstencionismo, la ultraderecha despliega una ofensiva mediática contra los "colaboracionistas" fomentando nuevamente el golpismo y la antipolítica por sobre cualquier criterio institucional mediante la exaltación a "héroes" de unos delincuentes confesos que le hicieron perder a la nación mas de 13 mil millones de dólares (Ortega), y que fomentaron violencia y zozobra al movilizar un ejercito de paramilitares colombianos hacia Caracas (militares Farías). Para la ultraderecha y sus medios, estos delincuentes tenían el “derecho legitimo” y la "obligación patriota" de subvertir el orden legal y constitucional del país.

La misma apoteosis mediática que lanzó al estrellato a los golpistas de Plaza Altamira, ex-PDVSA y Súmate durante los hechos del 11 de abril, sabotaje petrolero, guarimbas, atentados terroristas y fraude electoral, vuelve a manifestarse con una fuga que ni siquiera pudo emular aquellas escapadas sensacionales de la izquierda revolucionaria de los sesenta, sino que apeló a su característica naturaleza corrupta y puntofijista para sobornar a sus custodios. Al igual que ocurrió con lanzamiento de "Er Conde" cuando se pretendió banalizar la contienda electoral y ridiculizar el proceso democrático, incluso dentro de la propia dinámica política opositora, la fuga de Ortega y los militares Farías logró sacar a los “colaboracionistas” de la programación de los medios privados. Asimismo, la exaltación del golpismo y la antipolítica ha dejado en evidencia las profundas diferencias que carcomen las bases de los partidos Primero Justicia y Acción Democrática, colocándolos al borde de una profunda división entre "colaboracionistas" y abstencionistas, mientras que en el MAS también salen a relucir manifestaciones importantes contra la cúpula autoritaria que le impide a una tendencia importante de partido sumarse a la propuesta socialista del presidente Chávez.

En este contexto, parece ser sumamente difícil que con el pasado golpista y cobarde de Rosales a cuestas y la presión de Súmate para que éste renuncie a la contienda electoral porque "no existen condiciones electorales" (Globovisión, 14 de Agosto de 2006), la oposición evite sucumbir nuevamente a la tentación golpista. Ante la inmensa popularidad que goza el presidente Chávez, constatado incluso por todas las empresas encuestadoras del antichavismo y por el clamor que evidencia el pueblo de Venezuela, la oposición probablemente terminará siendo fulminada por la ofensiva de la ultraderecha y prestándose una vez mas a servirle a los intereses extranjeros que bajo el pretexto de resguardar sus intereses energéticos y geoestratégicos ante la "desenfrenada violencia" política, "trabajará" con la oposición para una "transición pacifica" en el país, tal y como ya lo ha planteado abiertamente la administración Bush.

Antonio Guillermo García Danglades es Internacionalista y puede ser contactado al agd1967yahoo.com



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Antonio Guillermo García Danglades


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