Comienza una nueva cumbre de Jefes de Estado para analizar los efectos del mundo industrializado y de la acción humana en general sobre nuestra madre tierra. Esta Cumbre en especial se ha predicho como un fracaso, por cuanto los principales productores industriales del mundo han manifestado desde hace varias décadas su negativa a la regulación de la actividad industrial, pues para los capitalistas esto implica mayores inversiones en infraestructura, tecnología y mano de obra, que reduzcan los riesgos de contaminación ambiental, que reduzcan el impacto ambiental y para ello no están dispuestos a invertir mayores cantidades de dinero que a todas luces implicaría reducir sus ganancias.
Esta visión de quienes se suponen constituyen la base de la sabiduría del mundo, que se suponen son la cuna de la civilización y en cuyas manos se sostiene el desarrollo de la civilización moderna, no puede ser menos que despreciable, y a todas luces una bofetada al género humano como tal.
Pretenden, quienes dirigen estos países que la humanidad podría subsistir sin aire ni agua, que aún cuando se descongelen los polos y se inunden los continentes en mas ¾ podremos sobrevivir, quizás como en una de esas películas de ciencia ficción, bajo cúpulas de cristal, bajo el agua o en la superficie lunar, quizás hasta ese sea su mayor sueño y objetivo, de esa manera aniquilarían a las razas inferiores y se instauraría un régimen de control absoluto sobre el humano.
Ante esta posición irracional de los llamados países desarrollados, del primer mundo o grupo de los 8 sólo puede haber una respuesta contundente, y esa respuesta debe ser en los términos del juego capitalista, ya los presidentes del ALBA, encabezados por el Presidente Hugo Chávez hicieron una primera manifestación de repudio ante estos adoradores del capital, su no asistencia a la cumbre como rechazo consiente de las políticas liberales, explotadoras, desarrollistas y aniquiladoras de la tierra y la humanidad.
Ahora debe iniciarse por este mismo grupo una acción en contra de quienes no permiten el desarrollo de políticas ambientalistas que salvaguarden la biodiversidad y la existencia humana, deben tomarse acciones económicas como lo hiciera en la década de los 80 la Europa, la primera el desarrollo de impuestos de importación a los productos provenientes de esos países, y dependiendo del grado de contaminación de las respectivas industrias, hasta la prohibición de importación de bienes provenientes de industrias contaminantes. Una tercera medida de presión, la constituye la idea del Presidente Chávez de crear el Banco Regional del Sur, y retirar de esos países las reservas internacionales, quizás esa sea la medida mas extrema y que puede causar mayor presión política a los estados respectivos. Otra medida de presión es aumentar los precios de las materias primas que compran en nuestros países los industriales de esas geografías, bien sea directamente o a través de un impuesto, como el impuesto al valor agregado que pagamos los cristianos vulgares y silvestres, que los industriales exportadores paguen también un impuesto similar para un fondo de desarrollo e indemnización ambiental, que se encargue de instaurar tecnología ecológica y sustentable, así como de indemnizar a quienes por estas catástrofes climáticas quedan afectados sin viviendas, centros de producción, vías públicas entre otras.
Es este el momento de iniciar una verdadera cruzada contra quienes pretenden que la generación de dinero es superior al bienestar de la humanidad, preciso es vencerlos porque de lo contrario nos enfrentamos al fin de la humanidad o por lo menos de nuestras naciones, pues somos quienes estamos en situación de desventaja frente a un cambio climático radical como se espera pueda ocurrir en los años más cercanos.
(*)Abogado
Responsable de Patrulla
Parroquia Antímano
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