El planeta
y el hombre común hablarán en estas líneas, más allá de complicados
análisis que siempre terminarán en lo mismo, mas allá de lo
que digan y escriban los que aun tienen le fe puesta en quienes detentan
los poderes hegemónicos del mundo, más allá de quienes cifran la
salida en decisiones de convenciones que por milenios no son más que
morisquetas cómplices de la destrucción.
La culpa es
nuestra, no de otro. Quienes diariamente vivimos esperando que sean
otros los que resuelvan nuestros problemas, quienes nunca nos damos
por aludidos al escuchar hablar de que nuestra vida está en peligro.
La culpa es toda nuestra.
Culpa por permitir
que sigan siendo ustedes los que tengan el poder, por aceptar que sus
ejércitos nos sometan, sus gobiernos nos engañen, sus idiotas políticas
económicas prevalezcan antes que el más mínimo sentido común. Culpa
por levantarnos cada día a ver lo que pasa en la prensa o en la televisión,
por no asumir, por no tener sentido de compromiso por el planeta que
habitamos, culpa por dejar hacer, dejar pasar, día tras día, y culpa
por creer que una cuerda de imbéciles, todos vendidos a los intereses
del dinero y el mercado, van a limpiar y a sanar nuestro aire, nuestra
agua, nuestra tierra.
Pasará
esta semana y todos los volveremos a escuchar hacer promesas que no
se cumplirán, a verlos no responsabilizarse por la emisión de gases,
por la contaminación de el agua potable, por un aire que muy pronto
no servirá ni para respirar, se llenará de fotos y de una
que otra protesta, los muchachos de Green Peace harán sus regulares
llamados a la conciencia, la policía dispersará las manifestaciones
de los jóvenes en Dinamarca, en otras plazas se levantarán pancartas,
se pondrá de moda hablar de salvarnos, pero todos sabemos que no pasará
más allá de eso.
En nombre de
todas las especies animales, que no conocen Internet, de las jirafas,
los tigres africanos, los osos panda, los peces que mueren intoxicados
por petróleo, las tierras sembradas con transgénicos y saturadas de
plaguicidas venenosos, por las aves que pierden hasta el norte en sus
vuelos, por el extravío general de un planeta que se nos pudre en las
manos, por los polos que se derriten, por todas y todos aquellos que
aun no nacen, por los hijos de los hijos de mis hijos, de los tuyos,
por todos vengo a decir una sola estrofa en la cara de Copenhague:
Excelentísimos embajadoras y embajadores,
Honorables presidentes de todas las naciones presentes,
Connotados científicos del mundo entero,
Militares, empresarios, banqueros, periodistas,
Negociantes, comerciantes, traficantes,
Todas y todos,
Señoras y señores:
¡¡¡Sálganse de la casa, que la vamos a limpiar!!!