Cuando los próceres venezolanos se encomendaron librar a su país del yugo español sus ideales fueron desarrollar una liberación colonial. ¡No seremos más colonias! gritaron. Pero a lo largo de la historia de la Venezuela libre, muchas formas de colonialismo se fueron incrustando en el desempeño del quehacer criollo; hasta el punto que adentrado el siglo XXI aun prevalecen signos colonialistas que difícilmente su deslastre pueda suceder dentro de algunas décadas.
El Colonialismo con su fachada moderna logra penetrar en la cultura nacional, ya a los imperios les interesa más dominar la conciencia de los pueblos, que ver su bandera izada en los territorios. Ya no se trabaja para que el rey tome la gran tajada, sino, para que la corporación se lleve toda clase de riquezas nacionales para su centro mundial de operaciones. Con la complacencia de líderes, jueces, maestros, científicos, artistas, militares, políticos y de otros grandes personajes influyentes en la opinión pública de los países. Y es que la opinión pública es una más, de sus armas de azote.
Es difícil borrar en décadas de revolución, siglos de colonialismo. Ahora una sociedad como la venezolana que prácticamente no conoce la producción nacional como el gran aportador de bienestar social comunitario (incluyendo el petróleo), que se alejó a distancias espaciales del desarrollo endógeno, no podrá conocer la libertad integral humana y tampoco vivirá descolonizada, sino genera conciencia patriótica de vida en lo nacional. Aquí se llora y se ruega a Dios estar inmerso en la corriente de moda mundial de pensamiento, sin siquiera tener la mas mínima idea de las miserias que ello acarrea.
La descolonización forma parte de la esencia de una revolución, cualquiera sea su escenario. Aunque ello implique que una nación sea libre e independiente. La descolonización envuelve una ideología, como la envuelve también un plan colonizador. Esto es el alma de la lucha, es por eso que muchos individuos abandonan sus espacios y se entierran en trincheras simplistas y se dejan permear por la colonización o la alienación (forma de colonialismo), ya que carecen de comportamiento ideológico en esa lucha.
Cuando el poder popular forma parte del desempeño político de un pueblo, la liberación emerge de manera espontanea, surge como la espuma y como la niebla; que todo lo toca permeando generalmente el ámbito de vida. En este caso la comunidad como espacio político de acciones, llega al triunfo logrando victorias y reivindicaciones sociales y culturales de allí entonces que se desarrolla de forma sostenible e integralmente. Surge el liderazgo en todos los sentidos y con una ideología nueva dirigida a liberarse de cadenas mentales y dogmaticas originadas en el modernismo globalizador que entierra las culturas y las idiosincrasias existentes en los espacios nacionales.
Todo proyecto revolucionario es liberador, para ello lleva implícito una ideología: de vida, política, pragmática, democrática, solidaria, ética, eficiencia, leal, crítica, etc. El poder popular si en sus acciones no imprime ideología revolucionaria jamás se descolonizará y por lo tanto no existirá, así haya instituciones representativas del mismo; Consejos Comunales, Comunas, Movimientos Sociales, Sindicatos, Colectivos y otros. La ideología es tan importante que sin ella se derrumba todo proyecto de nueva vida.