Como fiel y abnegado revolucionario, desde la cúpulas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) me han pedido lealtad para que mi voto en las próximas elecciones de la Asamblea Nacional se sume a la causa que la actual dirigencia heredó del presidente fallecido Hugo Chávez, razón por la cual, ante esa herencia, yo si voy a votar por los(as) candidatos(as) del PSUV.
Yo sí voy votar por los candidatos del PSUV cuando sus candidatos(as) me acompañen para intentar comprar un producto esencial de la dieta básica en cualquier distribuidor de alimentos de una cadena oficial (Mercal, Pdval o Bicentenario) de compañías privadas o supermercados de inmigrantes asiáticos, mejor conocidos como “chinos”. Yo sí voy votar por los candidatos del PSUV, cuando éstos al ver que los productos con precios regulados como arroz, pastas alimenticias, café, leche en polvo, detergente, abundan en los anaqueles, y que los llamados “bachaqueros”, quienes dicen vender esos productos con precios hasta 20 veces superior al que supuestamente deberían ser vendidos a la población, son producto de campañas “mediáticas” golpistas. Así los candidatos podrán verificar lo que han dicho algunos voceros oficiales del PSUV que las colas de varias horas bajo el inclemente sol o la pertinaz lluvia “no existen” y que la inflación es “inducida”.
Yo sí voy votar por los candidatos del PSUV, cuando además de estar conmigo al momento de intentar comprar productos con precios regulados, vean que una vez cobrada mi “quincena” de salario mínimo, también puedo con ese “dinero”, adquirir carnes (rojas y blancas), verduras, hortalizas, huevos, vegetales, queso, jamón, frutas, bebidas, así como productos de aseo e higiene personal, sin olvidar los pañales y fórmulas lácteas para el bebé. Quiero que también me acompañen a un comercio de electrodomésticos para que me “asesoren” con sus técnicos del partido, y si es mejor con algunos directivos del Banco Central de Venezuela (BCV), para ver cuál es la plancha, licuadora, cocina, nevera, lavadora y televisor que mejor se ajusta con mis ingresos, ya que estoy pensando construirme una casita, de esta manera aprovecho, para que también vayamos hasta una distribuidora oficial de cemento y compremos a precio regulado las dos “paletas” de ese material que necesito para echar las bases de la vivienda. Con ello, se darán cuenta los candidatos “revolucionarios” que cuando el presidente Maduro ha dicho que tenemos el salario más alto de América Latina es verdad, y eso de la escasez de productos y materiales de construcción como el cemento es otra de las mentiras de la “derecha apátrida”
En cuanto a la educación, somos un país que garantiza la gratuidad de ese derecho. Por ello, al comprar los uniformes y útiles escolares de mis hijos, los candidatos revolucionarios irán conmigo hasta los sitios responsables de vender tales productos. Allí se les instruirá que deben vender zapatos, camisas, pantalones, morrales, libros, lápices y cuadernos a precios justos. Que importa si esa lista al final supera las cuatro cifras medias en bolívares. Recordemos que nuestro salario esta dado por un bolívar “fuerte”, lo cual echa al destierro otro de los intentos por los golpistas de la información para arreciar la “guerra psicológica”.
Yo sí voy votar por los candidatos del PSUV, cuando vayan conmigo a un módulo de “Barrio Adentro” o de los llamados Centros de Diagnóstico Integral (CDI) o cualquier ambulatorio u hospital del país y allí, ante cualquier consulta médica o emergencia, no sólo encuentre al especialista correspondiente, sino que además no tenga que esperar horas de desesperación y sufrimiento para que al momento de ser atendido, vean tales candidatos que no hay déficit de algodón, suturas, placas, reactivos, estabilizantes, bombas de oxigeno, materiales médico-quirúrgicos, y sobre todo, para que comprueben que las medicinas que no me fueron suministradas en ese centro asistencial por “justificada” razón, vayan conmigo a cualquier farmacia para que sean testigos que hay una campaña desestabilizadora de quienes dicen que en Venezuela “no hay medicinas”, en especial para quienes tienen tratamientos oncológicos, diabéticos, convulsivos, cardiopatía o de órganos transplantados.
Por cierto, sobre los medicamentos, voy a sugerirle, en este caso a las candidatas del PSUV que compren muchas pastillas anticonceptivas (incluyendo las llamadas del “día después”) para que realicen comerciales desde todas las farmacias del país, y con vaso de agua en mano, generen una campaña que diga: “Yo me cuido de embarazos no deseados, cuídate tú también”. Así, al ver nuestras mujeres, especialmente con figuras estilizadas (de medidas 90-60-90) y uñas acrílicas (llamadas “postizas”) pidiendo además de “sembrar” maticas de acetaminofén, también digan ante la opinión pública que “anticonceptivos si hay”, y si no hay, pues como somos un “país potencia”, si es preciso sembraremos maticas de anticonceptivos. Esa sería una auténtica campaña de información revolucionaria, sobre todo en Twitter y Facebook, porque allí en esas “redes sociales” existe una manipulación mediática contra nuestro pueblo y nuestras mujeres.
Cuando tenga que ir al trabajo, y ahora tenga que levantarme a las 3: 00 am (antes lo hacía a las 4:00 am) iré con esos(as) candidatas del PSUV a realizar mi cola para tomar el autobús o el carrito por puesto. Demostraremos que esa otra perversa campaña “informativa” de que ahora no hay suficientes unidades por falta de repuestos, sobre todo de cauchos y baterías, que eso es otra habladera de paja. Que eso es parte de la “guerra económica”. Hay que ir hasta los estacionamientos donde tienen sus “chatarras”. Por ello, no hay necesidad de hacer un censo de “transportistas”. Con estos desestabilizadores lo que tenemos que hacer es llevarle hasta esos espacios en compañía de la honrada y honesta Guardia Nacional Bolivariana (GNB), los repuestos que dicen no tienen, luego de instalárselos, mostraremos a través de una cadena de radio y televisión que también hay suficientes repuestos, que han sido ellos quienes se han negado a trabajar. Por cierto, si piden aumento del precio de pasaje, el ministro de Transporte y Comunicaciones sabe que como usuarios no tenemos problemas por semejantes “ajustes”. El salario mínimo de los venezolanos alcanza para todos, incluso para que las tarifas de este servicio sean superiores al 40% anual.
Y si de viajar en avión se trata, voy a invitar a mis candidatos(as) del PSUV para que perciban sobre todo en relación con el Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos, sociedad anónima, (Conviasa), que no existen mafias de grupo de gestores civiles y militares quienes controlan “el placer de volar”. Que la venta, sobreventa y disponibilidad de boletos aéreos desde Maiquetía hasta el resto del país, en especial hacia Margarita, es otra de las grandes mentiras. Que si dicen en el mostrador que no hay pasajes, ellos inmediatamente activan con vista de la contraloría social las listas de espera para cualquier itinerario. Allí todo es “transparente”. Y cuando sea la hora de abordar el avión, sí nos percatamos que el mismo se encuentra hasta con porcentajes de puestos vacios superiores al 50%, es porque esas “personas” que estaban durmiendo en el aeropuerto y protestando por comprar pasajes, son parte de otra campaña desestabilizadora. Son infiltrados de la CIA quienes pretenden montarse en algún avión con propósitos terroristas y buscar la suspensión de las elecciones. Por esa razón es que hay que decirles que todos los vuelos están “copados”. La misma razón se aplica para quienes deseen ir a Margarita por ferry. Los apátridas deben ser neutralizados.
Por último, hay que recordar al pueblo de Venezuela que un 18-2-1983, en tiempos de la “cuarta república” se habló de un “Viernes Negro”, porque la moneda fue devaluada desde Bs. 4,30 hasta Bs. 12,50 por dólar, lo cual fue un pronunciamiento oficial de ese gobierno vendido al imperio, quien de manera irresponsable sometió a nuestra moneda nacional a una depreciación en más del 200% para ese entonces, causando estragos en el nivel de vida de la población y multiplicando la pobreza de manera espantosa en nuestro país, al punto que fueron castigados con el voto de la mayoría del pueblo y perdieron las elecciones presidenciales en diciembre de ese mismo año con más de un 56%; verbigracia, si desde 2013, el bolívar se cotizaba en Bs. 6,30, y hoy la contrarrevolución con sus páginas de terrorismo financiero dicen que el valor de la divisa extranjera se cotiza en tres cifras altas, es decir con una devaluación disfrazada que supera las cinco cifras porcentuales, hay que decirle una y otra vez al pueblo que el gobierno del presidente Maduro ha mantenido la tasa oficial de cambio en Bs. 6,30 por dólar, y que por ello, él mismo ha afirmado que el 99% de las importaciones se realizan con esa tasa de cambio. Para ello Venezolana de Televisión (VTV), Radio Nacional de Venezuela (RNV) y todos los programas de la revolución como “Zurda Konducta” (no importa que ésta nos engañe escribiendo su nombre con “k”), “La Hojilla” y nuestros amigos “los Roberto” tienen esa tarea. Es más, ahora pueden llevar a sus programas al recién incorporado desde la oposición hasta las filas revolucionarias, y suplente de María Corina Machado, Ricardo Sánchez, como prueba que todo lo que dice la oposición y quienes critican al gobierno, incluso la llamada “izquierda trasnochada” es mentira.
Ante esa realidad, voy a votar por los(as) candidatos(as) del PSUV. Sólo espero que mis candidatos(as) del PSUV que estén dispuestos a demostrar esta irrefutable verdad, me acompañen “rodilla en tierra” con todos mis argumentos hasta cada uno de los sitios mencionados. ¿Quién(es) irá(n) conmigo? ¿Serán que todos han sido y siguen fieles al legado del presidente Chávez? A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.