¿Por qué no me callo?

Últimamente las confrontaciones internas han cobrado un peso importante. La propuesta de reforma constitucional hecha por el Presidente Chávez ha acelerado las definiciones, de hecho, creo que esa era una de sus motivaciones, exigir definiciones.

Hay dos concepciones de socialismo en juego. Por una parte, la del siglo XX, dogmática, apegada al marxismo – leninismo con poca evolución, a pesar de los 150 años desde “El manifiesto Comunista”. Un socialismo controlador, centralizante, que desconfía de la capacidad creadora del Pueblo, definido con el único epíteto de “socialismo de Estado”, un estado benevolente, paternalista, que distribuye con justicia la renta nacional. Para sus defendedores, la estatización de las empresas apunta al socialismo. En este lado se han apuntado una serie de líderes que se han posicionado y defienden, más que el proceso, sus nuevos privilegios y cargos. Son los que han rodeado a Chávez. Aquí están los ‘corruptos de cuello rojo’. Gracias a Dios, en torno a Chávez hay aún bastantes revolucionarios y honestos.

Por el otro lado está el Socialismo del Siglo XXI, participativo, comunitario, revolucionario, que asimila las lecciones de la historia, manteniendo los fundamentos de la teoría marxista, pero incorporando la necesaria crítica a las desviaciones del “socialismo real”. Un socialismo que transfiere, hasta donde sea posible, el poder a las comunidades organizadas y no al Estado. Más que estatizar la producción, apunta a ‘comunalizarla’. En este lado están los que luchan por el Pueblo y no por sus privilegios.

Tras los impases (Podemos, Ameliach, Tascón, Iris Varela, etc.) está la definición de la posición en estos dos bandos. Los del primero, desesperados, usan el amedrentamiento. Tratan de hacer ver que la contradicción es entre revolucionarios (ellos) y contrarrevolucionarios, y acusan de traidor a todo el que cuestiona su línea. Desmotivan la discusión. Tal es el caso del ataque a Tascón, a quien aparentemente informaron de su ‘autoexclusión’ del PSUV (¿se acuerdan de los ‘autosuicidios’ de CAP?). Él no defendió a Baduel, sólo afirmó que lo respetaba por su pasado y que estaba totalmente equivocado su llamado al NO y más aún de calificar el referendo de golpe; Tascón sólo dijo que si había que llamar traidor a alguien, esa era Arias Cárdenas, que está en el alto gobierno. Tascón ha mantenido una conducta honesta; lo apoyo.

No debemos caer en el chantaje de los ‘socialistas’ del siglo XX, ni temerle a sus amenazas de apartarnos del proceso. El socialismo es de todos. Patria y socialismo, o muerte.


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Leopoldo Alberto Cook Antonorsi


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