El hecho histórico
practicado en el Partido Socialista Unido de Venezuela demostró fortalezas
y debilidades, en el cual se reflejó un ensayo de ejercicio democrático
constitucional e inédito, sin embargo, se coló el nefasto “adequismo”
dentro de las filas revolucionarias para empañar con su mugre el sueño
romántico del socialismo. La maquinaria materialista con recursos
del estado se impuso en la práctica “con la bolsita de comida”,
por encima del discurso político que debatía en ideas para un pueblo
con hambre de luces revolucionarias, mas que con la barriga llena
por una semana.
La unidad se
presentó en el sentimiento progresista del avance que, contradictoriamente
fue reflejado en algunos espacios como la hipocresía de siempre, salpicando
con ello a quienes con ética y moral revolucionaria en alto, salieron
a expresar la calidad de militantes llenos de propuestas, lastimosamente
en un espacio de tiempo efímero para demostrarlo.
Insisto que
muchos comisionados, voceros y delegados que surgieron en un primer
ensayo, mayoritariamente se presentan mas por el cuidado de una “teta”
que por el fortalecimiento del proceso. El pueblo revolucionario lo
sabe y se asquea al verlo. El peligro radica en el daño corrosivo que
se respira, en la vaga y consecuente conducta descarada de quienes lo
practican, como en la despreciable y bochornosa forma de actuar de quienes
la amparan.
Siento el orgullo
de haber participado como pre-candidato a la Alcaldía de Cúa en el
estado Miranda, la experiencia y el contacto con el pueblo me cargó
de energías y fortalezas que me indican que mas allá de una utopía
de soñador romántico o de poeta ideólogo como me conocieron, soy
un soldado mas que se manifestó en el “pateo de calle” como un
revolucionario de condición moral y social dispuesto a seguir en la
batalla que fortalezca y convierta en dignidad el proceso revolucionario.
Con mis piernas
como vehículo, con el dinero de mi mercado financiándome y con el
“altísimo” como jefe de campaña, diagnostiqué cual poeta, la
calle en el desnudo del alma de la gente, en sus problemas y necesidades,
en el contacto e intercambio con otros pre-candidatos escuchando al
unísono la voz del pueblo que gritaba: “queremos cambio”...en una
voz confundida que pide mas que un slogan de: ¡patria, socialismo...la
advertencia de la muerte moral que ronda!
Cada voto de los pocos que obtuve, los siento como muchos, cada voto para mí, fue voz sincera de expresión; pocos y de calidad, de sinceridad, pero mas importante aún, de revolucionarios verdaderos como Luisa mi viejita amiga, quien, con sus piernas enfermas y en una incesante lluvia estuvo cual soldado alimentando mi compromiso con su apoyo moral tal cual como la camisa roja que me prestó para llenar de pueblo mi alma mientras debatía en los días efímeros de campaña...¡por ellos, la lucha sigue sin descanso por la vida y la revolución!
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