Apenas culmina el proceso de primarias y lo que queda es una estela de incertidumbre, desacuerdos, decepción y enemistades a lo interno del Partido de los Socialistas Unidos de Venezuela. Un proceso que debió servir para unificar y enrumbar a las diferentes corrientes, hacia el triunfo en las diversas candidaturas, al parecer generó un efecto contrario al esperado. Lo que se observa es que si antes había desencuentros, hoy los hay muchísimos más. La prepotencia, los grupismos y las malas practicas electorales, han distanciado muchísimo, a los actores del Chavismo en la región y en los municipios.
Al principio se habló de un método, que consistía en que si se sacaba el 50 + 1 o el 15% de diferencia al segundo, se optaba directamente a la candidatura. De lo contrario, los tres que llegaban cercanos, serían evaluados cualitativamente, obviándose los números que presentara cada cual. En esa evaluación entrarían en consideración; la solvencia moral, la militancia política, el compromiso revolucionario, el desempeño íntegro en el proceso de primarias y otras cualidades que identificaran al candidato. Por lo visto el método fue obviado, el que llegó primero de la forma que haya sido, fue seleccionado como candidato en la mayoría de los casos. Esta situación ha creado un descontento generalizado en todo el país. Ya que no se tomó en cuenta para nada el historial de los participantes, fuera positivo o negativo. Los que alcanzaron la candidatura, en su gran mayoría fueron personas que venían de una gestión de gobierno o algo cercano, muchos de ellos se hicieron de los votos, comprándolos con cantidades que superaban los 100.000,00 bolívares. Personas que competían en contra de maquinarias, de danzas de dinero y llegaron cerquita al candidato ganador, fueron simplemente ignorados. Las denuncias que se recabaron durante el proceso; sobre presiones, chantaje, compra de votos, manipulación de las urnas electorales, fueron obviadas. Las acusaciones que se presentaron en contra de muchos, por sus desempeños frente a la administración pública, actos conocidos por todos, no fueron tomadas en cuenta por la dirección nacional del PSUV. Agregándole a esto, el comportamiento prepotente que han tenido muchos de estos candidatos, luego de haber sidos nombrados por Cilia Flores, ha contribuido para que se acumule un inmenso descontento en la base revolucionaria.
Lo lamentable de todo esto, es que apenas estamos saliendo de unas primarias, la pelea recién comienza, simplemente estábamos decidiendo quiénes eran los candidatos tanto a la Gobernación como a la Alcaldía, que disputarían esos cargos con la oposición. Aquí nadie ha ganado nada, sencillamente se optaba por la candidatura por el PSUV. Pero algunos han sido tan torpes, que sabiéndose ganador “tan solo de las primarias”, han arremetido en contra de los compañeros del partido. Son tan incapaces, que no recuerdan que van a necesitar de todos los esfuerzos, para ganar en definitiva el cargo en disputa. Sobre todo en regiones donde se va a tratar de alcanzar gobiernos que están en manos de la derecha. Y donde ya han tenido experiencia de derrotas, a pesar de todo el esfuerzo de la militancia, como lo ocurrido en cumaná, donde perdió la reforma por más de 7.000 votos. La cosa no se presenta fácil, va a ser necesario emplearse a fondo. Es por ello que los candidatos deben al menos, mientras ganan, mantener una actitud de humildad y de aglutinamiento de todos los esfuerzos posibles. Y dejar la prepotencia para cuando ya sean Alcaldes o Gobernadores, lo cual no es recomendable.
En mi caso particular, todavía no había terminado de anunciar Cilia Flores, la candidatura a la gobernación del estado Sucre de Enrique Maestre, cuando llegaron a mi teléfono casi una decena de mensajes ofensivos y amenazas “rastreras” de despido del cargo que desempeño actualmente. Particularmente soy militante de este proceso revolucionario, esa militancia me llevó a votar en varias ocasiones, a regañadientes por Ramón Martínez y mi compromiso revolucionario me obliga, de mantenerse esta candidatura, a votar y trabajar por este candidato. Pero hay mucha gente que no se siente obligado a hacerlo. Por eso hay que esconder al menos momentáneamente, las malas formas. Urge un llamado a la unidad. Con el PSUV se abre una nueva etapa, es necesario y apremiante que nos reencontremos. Que se creen las condiciones para que la confianza y el sacrificio por la consolidación de la revolución se restablezcan.
pedro.g.figueroa@gmail.com