Con un capital inicial de 7 mil millones de dólares, que podrá incrementarse en el futuro, muy pronto iniciará sus actividades el Banco del Sur, justo en los momentos en que arrecia la crisis económica internacional y con la amenaza de las grandes potencias de reoxigenar al Fondo Monetario Internacional (FMI), que pretende seguir siendo el prestamista usurero de nuestros países. Así lo han acordado los ministros de Economía de Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador y Bolivia. Como verán, los gobiernos de Chile, Perú y Colombia, fuertemente dependientes del Norte por sus TLC’s, se han hecho los desentendidos.
Como se sabe, el Banco del Sur es un proyecto basado en una idea original del presidente Chávez, que ha venido siendo impulsada desde agosto del 2004, cuando propuso armar una estructura financiera suramericana para enfrentar a la banca internacional que se lucraba desmesuradamente con nuestro propio dinero. En efecto, las reservas internacionales de nuestros países eran depositadas en los bancos del Norte y luego ellos nos prestaban ese mismo dinero con altos intereses e imponiendo condiciones que lesionaban las soberanías nacionales. Paralelamente nuestro presidente propuso la construcción del Gasoducto del Sur, para enfrentar la crisis desde dos perspectivas: la financiera y la energética.
El capital inicial del banco del Sur será suscrito en partes iguales por Argentina, Brasil y Venezuela, que aportarán 2.000 millones de dólares cada uno. Uruguay y Ecuador, 400 millones cada uno; mientras que Paraguay y Bolivia 100 millones cada uno. Cada país tendrá un voto en el directorio, con la salvedad que para los proyectos cuyo valor supere los 70 millones de dólares se necesitará el apoyo de los dos tercios del capital suscrito en el banco. Ahora sólo falta que el acuerdo sea ratificado por los presidentes y los parlamentos de los distintos países, trámite éste que se considera viable y posible en corto tiempo.
El objetivo fundamental del Banco del Sur es el de financiar proyectos de desarrollo en sectores claves de la economía para mejorar la competitividad y combatir la pobreza y la exclusión social. Lo novedoso es que podrán solicitar acceso a líneas de financiamiento, no sólo los estados miembros, sino aquellas empresas que hayan recibido el aval correspondiente de sus gobiernos.
Afortunadamente el Banco del Sur surge en momentos cruciales para la economía de Nuestramérica, porque ante la crisis no tenían dónde recurrir por cuanto el FMI parece no entender qué es lo que está pasando en el mundo. Esta situación caótica a nivel mundial pretende ser resuelta con la misma receta que la causó y prueba de ello es que los gobiernos de El Salvador, Hungría, Islandia y Ucrania, han tenido que doblar la cerviz para conseguir asistencia de ese organismo, con las mismas características que han impuesto desde hace años.
El Banco del Sur tiene objetivos claros, antes expuestos, pero eventualmente podría atender otras necesidades de nuestros países, particularmente en lo que se refiere al vencimiento de la deuda externa, cuyas eventualidades eran “satisfechas” por el FMI pero a costa de la disminución del gasto público y la imposición de altas tasas de interés, que tenían como efecto colateral la agudización de la crisis. Si alguien está caído, el suelo y sin respiro, no se le puede agobiar con cargas extras, sino todo lo contrario, habría que ayudarlo a levantar y ser animado para que pueda sortear los problemas.
La idea original del presidente Chávez tuvo eco inmediato en Argentina y después en Bolivia y Ecuador. Brasil siempre receló de esta idea con el temor de que Chávez le restara “liderazgo”. Este argumento siempre se mantuvo oculto, sólo salían a relucir objeciones por una supuesta “inconsistencia técnica” y luego, para evitar lo inevitable, Lula propuso la creación de un “fondo de estabilización regional” que actuaría como prestamista frente a contingencias graves como una cesación de pagos.
Finalmente, en 09-12-2007, los países promotores firmaron el acta constitutiva del Banco del Sur en Buenos Aires, un día antes de la toma de posesión de la presidenta Cristina Fernández. Entre otros puntos importantes acordaron que la sede central del Banco del Sur estaría en Caracas y dos subsedes: en Buenos Aires y en La Paz. Entre los asuntos que más se discutieron estuvo el de la paridad de la votación entre los estados miembros, pues Brasil pretendía que fuera proporcional al capital invertido, a la usanza del banco Mundial y el FMI. Se acordó que sería un voto para cada Estado, pero con ciertas restricciones vinculadas al capital aportado.
Mientras que la Oposición en Venezuela sigue lamiéndose las heridas causadas por la última derrota electoral y cuando actúan de la manera más inconsecuente con los intereses nacionales, las ideas que ha lanzado Chávez, caminan, como la espada de Bolívar, por la América Latina.
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