Estamos en territorio de golpe, las circunstancias le favorecen, le son propicias Veamos.
Ya la legalidad de la democracia burguesa no consigue contener las contradicciones de la sociedad; la economía, la política, lo social, se retuercen expresando la crisis.
El gobierno consiguió de manera efectiva debilitarse. Se desdibujó su personalidad socialista, que era su soporte principal. Lo cambió por una práctica capitalista barnizada con una confusa retórica socialista. Sus coqueteos con el sector político y económico oligarca le salieron caros: la pérdida de la pasión, el desconcierto, el desencanto, superaron con creces lo poco que se consiguió. Quedó demostrado que oligarca no construye Socialismo y que coqueteo no da resultados revolucionarios.
Es casi unánime la crítica a la situación económica, la masa no soporta un mínimo de dificultad, la Revolución la acostumbró a no exigirle ni un pequeño sacrificio, nada, todo debe ser suministrado por el gobierno, o conseguido con poco esfuerzo. Ese mal es herencia de la lumpenburguesía que siempre ha vivido de la renta petrolera, su conducta tiñe a toda la sociedad, la viveza es más prestigiada que el trabajo.
El gobierno, en lugar de reforzar la Conciencia del Deber Social, se ocupa con desespero en buscar lo que no hay para satisfacer los desenfrenos de consumo material de una sociedad insaciable. Se debilita, se confunde con la oligarquía, da licencia a la derecha interna que crece y arrincona al Socialismo.
Una masa con esa conducta siempre estará insatisfecha, y difícilmente emprenderá tareas de construcción y defensa del Socialismo. Con ese esquema ningún gobierno es fuerte, viable, su rumbo es chocar con un 27 de febrero, o perder estrepitosamente las elecciones.
La oligarquía padece la enfermedad del triunfo posible. Antes, la adversidad les llamaba a la unión, ahora, sintiendo la victoria cercana, sus apetitos la hacen dividirse en tantas corrientes como egos allí existan. Pero no debemos hacernos ilusiones con su debilidad, ellos podrán resolver sus egoísmos con la ayuda del norte, que los hará unirse alrededor del ungido por el departamento de estado.
En estas circunstancias, ya aparecen con fuerza los llamados a golpe. Se habla con descaro de fractura en la Fuerza Armada. El General ochoa antich explica las corrientes dentro de los militares, eduardo fernández -siempre comedido- propone que el Presidente Maduro forme nuevo gobierno, nuevo plan, casi un autogolpe, una traición a Chávez, volver a antes del 4 de febrero. Los encuestadores, con sus batas de pitonisos, también meten la cuchara en la Fuerza Armada.
Ya el plan alterno se discute a cielo abierto, se habla hasta del regreso de los saboteadores de PDVSA, se convoca a elecciones adelantadas, se llama a constituyente. Los plazos y métodos de la Constitución son saltados, la crisis produce nuevos atajos.
Es así, el golpe, más allá de los correos, los pinchazos, las citaciones fallidas, tiene asidero en el espíritu social. Atravesamos territorio de golpe, y la derrota de la insurgencia no es ni policial, ni jurídica, es política. El gobierno debe rectificar, retomar el camino que perdimos con el asesinato de Chávez.
Es necesario parar el golpe fascista, para eso debemos con urgencia crear Conciencia del Deber Social, y sobre ella la riqueza que favorezca a toda la sociedad, el consumo racional. Derrotar el despilfarro y el consumo demencial es la principal tarea de los gobernantes. Hablar claro, actuar en consecuencia, sobre todo educar con el ejemplo. Llamar a la masa a la batalla por su futuro, que supone sacrificios, entrega. Construir una fuerza social que verdaderamente sea garante por su conciencia de construcción socialista, que el reconocimiento del deber social cumplido sea la mejor recompensa, la mayor fuente de valorización.
Es vital regresar al punto donde perdimos el rumbo, es urgente repensar el asesinato del Comandante, ubicarlo en la guerra que hoy padecemos, retomar con fuerza el camino al Socialismo, y dejar el pragmatismo de adaptarnos al capitalismo mundial.
Tener el coraje del 4 de febrero, de Abril, del sabotaje petrolero. Volver al ¡Horror a las oligarquías!, comprender de una vez que oligarca no construye Socialismo. Rescatar la credibilidad, la pasión, la conexión poderosa con la masa hoy confundida.
¡Chávez vive en la construcción del Socialismo!