Paro y sabotaje petrolero: una criminal acción de la oposición que hoy aspira ser gobierno

La misma oposición que hoy aspira ser gobierno, tras pretender venderle –como siempre, de modo fraudulento, una nueva imagen de alternativa “democrática” a la sociedad venezolana, perpetró, en el año 2002, dos hechos criminales, cuyas cicatrices continúan abiertas en el pecho y, por tanto, en la conciencia colectiva del pueblo venezolano. Nos referimos, en primer lugar, al golpe de Estado del 11 de abril de ese año y, en segundo lugar, al criminal sabotaje petrolero llevado a cabo, entre el 2 de diciembre de 2002 y febrero de 2003. Afortunadamente, ambos fueron derrotados y superados por la Revolución Bolivariana, bajo la dirección de su líder histórico Hugo Chávez Frías.

Constituyen ellos, por antonomasia, hasta ahora, los dos acontecimientos políticos, mas significativos vividos en Venezuela en el siglo XXI y este año llegan a la adolescencia, dado que ambos alcanzan sus primeros 13 años, pero, ante los nuevos ataques y planes de una oposición que continúa siendo, en esencia, fascista, es claro que no hay ruptura o tregua en su accionar siempre terrorista por hacerse del poder, sin importar los métodos y sin preocuparle en los más mínimo las penurias que continuarán propinándole al pueblo.

Terrorismo y privatización petrolera, el legado de una oposición sin rumbo que sueña con el poder

Lo ocurrido entre el 02 de diciembre de 2002 y el 01 de febrero de 2003 en la industria petrolera venezolana, continúa siendo un hecho inédito no solo dentro de los más de cien años de historia petrolera en nuestro país, sino también en la historia petrolera mundial. En efecto, en ningún país del mundo, nunca un grupo de ejecutivos y altos profesionales formados por una empresa petrolera estatal con recursos de todos los ciudadanos de un país y además, bien remunerados, llevaron a cabo una acción dispuesta a sabotear de manera criminal los espacios e infraestructura de la empresa que les perfiló como profesionales y cuyas operaciones, en el caso de Venezuela, representan el sostén de nuestra economía nacional. Además, por primera vez, se convoca una huelga criminal, cuyos objetivos jamás fueron reivindicaciones laborales o socioeconómicas sino, por el contrario, objetivos políticos consustanciados con las pretensiones imperialistas de provocar, a todas luces, la salida del presidente constitucional y legitimo, Hugo Chávez Frías, con la finalidad de lograr la privatización de PDVSA y entregar la Faja Petrolífera del Orinoco a las transnacionales. Paradójicamente, los operadores de tan desastrosa misión fueron los gerentes y altos funcionarios de la vieja PDVSA, la misma que hacía alarde de meritocracia y despolitización.

De manera que, al igual que el golpe de Estado de abril de 2002, el sabotaje petrolero no estuvo orquestado por los sectores de trabajadores y el pueblo desposeídos, sino por la alta gerencia de la vieja PDVSA, es decir, su nómina Mayor y Ejecutiva en sinergía con las élites políticas y económicas nacionales e internacionales, representadas en nuestro país por FEDECÁMARAS, la pseudo dirigencia de la CTV, coordinada por el tránsfuga Carlos Ortega, facciones apátridas del sector militar, sectores reaccionarios de la Iglesia Católica y medios de comunicación privados nacionales (RCTV, Venevisión, Globovisión y Televen), los mismos que el 11 de abril de 2002 desvirtuaron toda la realidad y generaron la matriz según la cual se había registrado un vacío de poder y no un golpe de Estado como, en realidad, ocurrió contra un presidente constitucional elegido por una mayoría abrumadora. En consecuencia, el sabotaje petrolero buscó, en todo momento, la reedición de la situación de inestabilidad y golpe de Estado que se suscitó en abril de 2012, cuando entonces, por espacio de 47 horas, lograron derrocar al Gobierno Bolivariano.

Al respecto, debe subrayarse que aún de las recurrentes derrotas, la oposición no ha sido capaz de aceptar las reglas de juego y apegarse al orden institucional establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En tal sentido, resulta trágico que aún hoy, a escasos días de las elecciones legislativas del 06 de diciembre de 2015, una facción alienada continúe al frente de un “proyecto” sin rumbo y cuyo único referente sea una oposición visceral que solo se limita a exigir, sin importar los medios, la salida del presidente Constitucional Nicolás Maduro.

En virtud de todo esto, como hijos de Chávez, es impostergable poner todo nuestro empeño en la construcción del legado del Comandante Chávez, vale decir, el Socialismo y, por tanto, debemos apoyar al presidente Maduro en esta tarea titánica, puesto que solo en el marco del actual proceso de Revolución Bolivariana seguirá siendo posible la soberanía petrolera y la distribución revolucionaria de la renta petrolera y además tener una PDVSA alineada con los planes y proyectos del Ejecutivo Nacional. Por todo ello, como bien lo refirió el patriota José Félix Ribas, “No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer” y nosotros, como petromineros, hijos de este pueblo de libertadores, juramos vencer este 6 de diciembre por Chávez, el Socialismo y la Patria nueva.

 

¡No volverán!



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Eleazar Mujica


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