El chovinismo es un arma del imperio: ¡Cerremos filas por la Patria Grande!

EL CHOVINISMO ES UN ARMA DEL IMPERIO

¡CERREMOS FILAS POR LA PATRIA GRANDE!

Quienes integramos el Movimiento Político y Social Marcha Patriótica Capítulo Venezuela, colombianos y venezolanos comprometidos con la conquista de la paz con justicia social en Colombia, el proceso revolucionario venezolano y las luchas de los pueblos hermanos por la construcción de la Patria Grande, nos vemos obligados a levantar nuestra voz por las ofensivas afirmaciones y desmedido ataque contra el pueblo colombiano, lanzados por el ciudadano Giulio Santosuosso, a través del portal Aporrea, el pasado lunes 23 de febrero del presente año, a través de un artículo titulado “Evaluar las relaciones con Colombia”[i].  Y, lo hacemos, por sobre todas las consideraciones, porque creemos que sus palabras proyectan la macabra intención que tiene el imperio estadounidense de enfrentar a colombianos y venezolanos, pueblos hermanos, cuya división dejaría abierta la entrada a Estados Unidos como nuevo colonizador; cosa que ya, estamos convencidos, nunca será posible.

Y, para dejar bien claras las razones de este pronunciamiento, vamos a citar textualmente al mencionado ciudadano, quien empieza su escrito exponiendo una frase de una supuesta amiga a quien no identifica, quien, según él, afirmaba “el colombiano, si la torta no la pone antes, la pone después”. Esta es una práctica típica de la propaganda de guerra nazi, empleada por el ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, en su principio de reunir a quien se considerara adversario en suma individualizada.

Ningún pueblo es eso, no somos una suma; somos personas con pensamientos, sentimientos y actitudes que refieren características históricas, políticas, económicas y sociales, determinadas por la división social de clases. La bondad y la maldad no tienen nacionalidad. Por ello, nunca se debe generalizar sobre un pueblo.

Bien, continuando con el texto referido, encontramos la siguiente afirmación: “nunca entendí esa frase (que ya pronunciaba Simón Bolívar) que somos un sólo país, una sola nación con dos repúblicas, y que el mismo presidente Chávez repitió varias veces”. Sí, está claro, él no puede entender algo de tan profundo contenido histórico porque, según parece no conoce a fondo la historia de esta América Latinoamericana, hecho que le impide observar la palpable realidad de nuestras identidades, de nuestra historia construida en colectivo con ideas, acciones, sacrificios, luchas y sangre de ambos pueblos. Esas líneas niegan la gesta libertaria contra el imperio español, donde se escribieron páginas hermosas de heroísmo binacional, como la Campaña Admirable que partió desde Colombia el 14 de mayo de 1813 llevando entre sus tropas a neogranadinos y venezolanos, primer Ejército Libertador que tenía en su vanguardia al coronel Atanasio Girardot, prócer colombiano que ofrendó su vida en la Batalla de Bárbula, en septiembre de ese mismo año.

Igualmente, está escrita la hermosa inmolación del capitán Antonio Ricaurte en la hacienda San Mateo, para impedirle a los realistas apropiarse de las armas patriotas, por lo que “sus átomos volando” siguen gravitando con honor y gloria.

Asimismo, se puede leer en ese profuso texto de nuestra historia común, las grandes batallas de las huestes llaneras que tiñeron de rojo tierras y aguas, siendo imposible distinguir la sangre de colombianos y venezolanos, porque es idéntica.

Por ello, Bolívar y Chávez afirmaron que somos un solo país, una sola nación.

Bien, aclarado lo anterior, continuamos con nuestra réplica, pues, encontramos con que, basándose en una encuesta fantasma, en el artículo mencionado se afirma que el 80 por ciento de los colombianos apoyó a Álvaro Uribe Vélez. ¡Vea, pues! ¡Qué afirmación más uribista! El único que dice eso es Uribe y, ahora, Santosuosso.

Ello, es otra práctica de la propaganda nazi: apelar a globos sondas o informaciones fragmentarias para posicionar matrices. No hace falta sino revisar los resultados electorales de 2002 para entender cuán falsa es esa afirmación, pues, Álvaro Uribe Vélez fue elegido Presidente de Colombia con el 53% de los votos escrutados, pero en el marco de una abstención del 54, 95%, según datos emitidos por la Registraduría Nacional del Estado Civil; sin sumar los votos blancos, nulos y no marcados, siendo las tres cosas expresión de la claridad de un  pueblo que no avala el sistema electoral colombiano. Y, eso lo constata el último proceso electoral, en 2014, donde se eligió al Congreso con el voto del 21,15% de los electores y electoras, según cifras publicadas por el Departamento administrativo Nacional de Estadísticas (Dane).

De la misma forma, basado en la misma encuesta fantasma, el ciudadano Santosuosso asevera “en ese país no existe el concepto de honestidad”. ¡Qué barbaridad! Pero, no nos detendremos aquí, porque sabemos que esa forma de pensar no representa la del pueblo venezolano. Para muestra, citaremos las palabras de un insigne patriota de esta tierra, Luis Brito García, quien en su artículo titulado “La paz con Colombia”, de fecha 3 de febrero de 2008, afirma: “Es posible que unos cuatro millones de colombianos estén dentro de nuestras fronteras. La inmensa mayoría es gente honesta, trabajadora y pacífica”.

También, en el referido artículo del señor Santosuoso encontramos una referencia al movimiento insurgente, basada en otra supuesta conversación con un ex guerrillero fantasma, donde se asegura que “la guerrilla nació por luchar contra un Estado opresor y burgués, pero realmente se convirtió en un medio de subsistencia”. Señor Santosuoso, estudie e infórmese. El movimiento insurgente colombiano es una de las múltiples manifestaciones de la resistencia antiimperialista del pueblo colombiano. La lucha armada en Colombia lleva más de medio siglo enfrentando al imperio mejor armado de todos los tiempos. Es el único movimiento insurgente que no ha podido ser derrotado, ni militar, ni política, ni moralmente, en Latinoamérica. Por algo existe la Mesa de Diálogo en La Habana, Cuba. Si la guerrilla colombiana fuese una agencia de empleo, ese fenómeno de sentar a la oligarquía neogranadina, y a los gringos, a conversar sobre fin del conflicto, sólo existiría en una pluma macondiana.

Pero, proseguimos. Y, resulta que según el mencionado ciudadano, la pérdida de votos en las elecciones del 14 de abril de 2014, en Venezuela, fue responsabilidad de los colombianos de Petare, quienes votaron en  contra porque se suspendieron las remesas. ¡Qué análisis más amañado y falto de rigurosidad académica! Por eso, porque ni siquiera vale la pena abordarlo, continuamos.

Lo que sigue es cada vez más traído de los cabellos. Afirma el ciudadano Santosuosso que “la misma delincuencia llegó en los años 70 con los colombianos”. Es decir que, según él, antes de los 70 Venezuela no conocía la delincuencia. ¿Dónde estudió este señor? La delincuencia llegó a Venezuela cuando nos invadieron los europeos, pues, fueron ellos quienes iniciaron los robos, saqueos, violaciones, torturas y genocidios. Y, después de haber sembrado su herencia de atropellos, entonces, vivimos épocas como la del asesinato de Zamora, el nuevo saqueo adeco—copeyano y las masacres que sustentaron al gobierno de la Cuarta República, por mencionar algunas de las causas fundamentales de la delincuencia en Venezuela, que no es un fenómeno made in Colombia, sino un hecho social amamantado por las clases sociales opresoras.

Más adelante, el ciudadano mencionado agrega otra perla a su joya de injurias antipatriotas, al tocar el tema del bachaqueo, para apuntar su daga contra los colombianos acusándolos de ser responsables de un fenómeno inscrito en la guerra económica contra el pueblo venezolano, diseñada desde EE.UU. y ejecutada por los grandes empresarios venezolanos. Pues, sí, sabemos que muchos connacionales participan del bachaqueo, no lo negamos,  lo condenamos abiertamente. Sin embargo, así como algunos colombianos residentes en Venezuela conspiran contra este proceso, también existimos quienes lo defendemos. Un ejemplo práctico: la comunidad Simón Bolívar, ubicada en la parroquia Barí, municipio Jesús María Semprum, estado Zulia, espacio donde residen masivamente colombianos y colombianas que, organizados como consejos comunales, al lado de venezolanos y venezolanas consientes y comprometidos, vigilan las trochas, detienen carros de contrabandistas, se ubican junto a la alcabala de la Guardia Nacional y distribuyen los alimentos decomisados a precio regulado.

Para finalizar, después de otras bajezas chovinistas y el llamado a replantear las relaciones con Colombia, el ciudadano Santosuosso esboza su máxima “no somos un sólo país, somos países completamente distintos”. Su conclusión es el sueño del imperio, la pesadilla de Bolívar. No, señor Santosuosso, los colombianos y venezolanos  fuimos, somos y seguiremos siendo un mismo pueblo, no vamos a pelear la guerra del imperio. Nosotros vamos a construir la Patria Grande, ésa que idealizó la gesta emancipadora de Bolívar, Nariño, Manuela, La Pola, y Chávez, ahora. Gente como usted no será obstáculo.

Nos despedimos con unas palabras del canciller venezolano ante la ONU, Roy Chaderton, dirigidas a Condoleeza Rice, el 25 de enero de 2004: “Si abriga la ingenua pretensión de poner a pelear a venezolanos con colombianos, le aseguramos que no existe poder capaz de lograr ese objetivo”.

¡NUESTRA PATRIA ES AMÉRICA!



[i] http://www.aporrea.org/contraloria/a203213.html

 

www.marchapatriotica.org

marchapatrioticavenezuela@yahoo.es

 



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