No siempre fue así, no siempre pudimos ser libres, soberanos e
independientes, no siempre pudimos sentir la cultura como un Derecho
Humano nuestro, más sagrado y genuino ejercicio de autodeterminación y
eso lo logramos con la Revolución Bolivariana.
Venimos de experiencias muy traumáticas e intentos
desestabilizadores desde el mismo momento cuando fue promulgada
nuestra carta magna, en el año 1999.
Al verse amenazado el modelo colonizador capitalista, la derecha,
entra en un histeria colectiva que los llevan a intentar una y otra
vez de manera fallida, acabar con este proceso de construcción
colectiva de país, que ya empezaba a perfilarse como socialista,
antiimperialista, anticolonialista, anticapitalísta, independiente,
revolucionario y sobre todo, Soberano.
Cuando Chávez, anunció la creación del Ministerio de la Cultura,
en el año 2005, se le dio un duro golpe no solo a las elites, sino al
sistema capitalista mismo, porque comprendimos y comprendió América
Latina, el Caribe y más allá, que la revolución, para ser revolución,
necesariamente tenía que ser cultural y eso pasaba por darle poder al
pueblo.
Pero bueno, ¿qué era eso de darle poder al pueblo?, ¿cómo se
entendía el poder?, o mejor dicho ¿cómo la revolución bolivariana
entendía y sigue entendiendo el poder?.
Entonces, encontramos, el poder entendido como conocimiento,
herramientas de liberación, de emancipación, el poder entendido como
conciencia.
Eso lo plasmo Chávez en políticas de estado, que estuvieron
orientadas desde sus inicios precisamente a darle poder al pueblo, al
fortalecimiento de sus dinámicas culturales comunitarias, de sus
capacidades endógenas por medio de la educación liberadora, la
comunicación, la información, la desconcentración de la acción
cultural, la horizontalidad en las decisiones, productos del trabajo
colectivo, de acuerdo a los requerimientos de las regiones tan
diversas como complejas, la inclusión de pueblos y comunidades
históricamente excluidos.
No fue una tarea nada fácil, porque a pesar de que habían pasado
casi cinco años de revolución, tocada incluso revisar conceptos, re
conceptualizar lo hasta ese entonces habíamos entendido como cultura.
CULTURA, hasta ese momento se seguía manejando como, la simple
expresión de las Bellas Artes.
El aparato institucional instalado de vieja data, limitaba el
acceso a teatros, museos, cines, galerías. Los que podían pagar eran
los que entraban, los demás estábamos jodidos., de vaina nos salía
"Cultura pa los fartos de Cultura como decía mi abuelita", cada fin de
semana con "Sábado Sensacional".
Nos corría por las venas la cultura del espectáculo, esa que tenía
como fin entretenernos y desconectarnos de nuestros procesos de
cambio social, político, económico, que se estaban gestando.
La poderosa industria cultural seguía dominándonos,
convirtiéndonos en simples espectadores de cuanta guevonada se les
ocurría, haciendo estragos con su veneno y sus códigos, nuestros
orígenes campesin@, indígen@, africanos.
Casi toda la infraestructura cultural estaba ubicada en Caracas,
porque así fueron concebidas, al servicio de una élite.
Entonces Chávez, que siempre fue el verdadero ministro de cultura,
empezó a desatar demonios, que son los demonios que yo estoy segura
que más nunca se podrán encadenar, al abrir espacios para elevar
cualitativamente el grado de desarrollo cultural de nuestro pueblo y
permitir así avanzar en la conformación de una nueva estructura
social.
Se empezó a promover el encuentro, el dialogo fraterno entre las
diversas manifestaciones culturales del país que se reconocía como
multiétnico, multicultural y multilingüe.
Todo esto pasaba por repensar la Cultura, ahora no solo como las
Bellas Artes, sino también, como conocimientos y como diversidad, de
lo que fuimos, somos, y queremos ser.
Inicio todo un sistema que permitiría que el estado pusiera todas
sus herramientas al servicio del colectivo, para que gente pudiera ser
libre, conseguir la libertad a través del poder, el poder del
conocimiento, de la lectura, de la historia, de la compresión de los
componentes de nuestra diversidad.
Por poner solo un ejemplo, como un proyecto específico como la
Misión Cultura, en su primera etapa, se logró alcanzar el mayor
equilibrio territorial y acceso a las políticas de estado por parte de
poblaciones de muy difícil acceso, ubicadas por ejemplo en la selva
amazónica, pueblos que siempre fueron excluidos por gobiernos
anteriores.
Pueblos que empezaron a reescribir su historia en los 24 estados
del territorio nacional, 311 municipios y 858 parroquias, incluyendo
poblaciones indígenas y privados de libertad, atendidos en más de 900
equipos de sistematización.
Para el año 2006, con el I Congreso de Cultura, en el cual
participaron más de 32.000 personas en todo el territorio nacional en
integración profunda con sus comunidades evaluaron y pensaron como
hacer realidad la ruta filosófica de que "El Pueblo es la Cultura", y
cada uno de sus aportes fueron los que permitieron alimentar el Plan
Estratégico Cultural 2007-2012, como mandato del Poder Popular.
La cultura como el entramado de relaciones, sentidos, vínculos de
humanización y trasformación ética de la conciencia del pueblo,
devenido en revolución.
kellypottella@gmail.com