No hay tiempo que perder, hay que preparar todas las fuerzas morales y materiales de la que dispone el cuerpo docente a nivel nacional y disponerse a luchar por sus derechos que hoy están siendo pisoteados por las fuerzas de la maldad y el oscurantismo cultural. El magisterio está obligado, si no quiere desaparecer, a ejercer la conciencia de liderazgo que le asigno la sociedad en el cumplimiento de la construcción de ciudadanía y, en ese sentido, el 09 de enero le diga al gobierno de maduro: ¡No vamos a reincorporarnos a las aulas!, porque queremos salvar la educación y nos oponemos al colonialismo neoliberal que usted pretende imponer para congraciarse con los enemigos de la patria.
Nuestras demandas empiezan por exigirle que su gobierno comience por respetar el derecho constitucional de las niñas, niños y jóvenes a la educación, y al mismo tiempo, respete también la dignidad y el trabajo de las maestras y maestros venezolanos. Y tal exigencia se concreta con la firma de una convención laboral que recoja todas las reivindicaciones de las trabajadoras y trabajadores de la educación venezolanos e incluya el mejoramiento de las condiciones pedagógicas, incluido el PAE, en cada uno de los planteles del país.
Ahora bien, una acción como esta para que pueda tener éxito pasa porque se afinen los detalles con la participación de una mayoría aplastante de los docentes a nivel nacional y en cada región de cómo llevarse a cabo la acción, porque lo que se refiere al consentimiento de que la acción se lleve a cabo ya existe hace bastante tiempo.
Adicional a esto, se necesita integrar que madres, padres y comunidad materialicen su apoyo y se incorporen a esta acción, sencillamente porque la educación es un asunto de interés nacional y por consiguiente le compete a toda la sociedad. En este sentido, antes del 09 de diciembre, aprovechando estos últimos días del 2022 las maestras y maestros deben movilizarse cada quien como pueda pero hacerlo, contribuir a construir la propia organización y desplegar una amplia campaña de publicidad por las redes para generar las condiciones en la opinión pública para que la acción tenga un éxito contundente.
Otro aspecto de mucha importancia para conseguir el éxito es que el cuerpo docente a nivel nacional debe rechazar que cualquier partido o gremio sindical quiera aprovecharse de manera oportunista e hipócrita de las luchas del cuerpo docente ya que esa situación conduciría a una división de las fuerzas y por ende a una derrota segura de la acción. La lucha debe ser una demostración de unidad inquebrantable tejida por todas y todos los trabajadores de la educación, en tal sentido, cada maestra y maestro debe convertirse en férreo vigilante y garante de que nadie divida la lucha que es de todos.
De una acción así, no puede conseguirse sino logros, pero también debe servir para que las trabajadoras y trabajadores de la educación den un salto cualitativo en cuanto a su propia organización gremial y en la búsqueda de un sistema educativo democrático, más eficiente y más acorde con la Venezuela que deseamos. En esta línea de pensamiento el cuerpo docente no puede seguir atomizado en decenas de organizaciones sindicales que en la mayoría de los casos no funcionan con la participación y el protagonismo de las maestras y maestros. Es necesario y urgente para derrotar los planes del colonialismo neoliberal global capitalista que tiene planeado destruir la educación popular nacional, que el cuerpo docente a nivel nacional cuente con su propio instrumento sindical unificado autónomo y desburocratizado en torno a los legítimos intereses de las trabajadoras y trabajadores de la educación y que su razón de ser sea la defensa de la educación de las niñas, niños y jóvenes venezolanos en función de construir una República de mujeres y hombres libres realizados y cultos.
