En clave de re mayor:

Ni 3R ni 3R al cuadrado, solo una R: Revolución

Ya disponibles las cifras oficiales de la votación para cada fuerza política en el país, está despejada cualquier duda sobre los resultados electorales del 26-S. Ya reconocido por miembros de la alta dirección del PSUV, con reflejos bastante tardíos, que la meta estratégica no fue alcanzada, que se trata de un cuadro electoral que bloquea cualquier percepción de superioridad en el terreno electoral.

Además, al analizar la realidad de los votos obtenidos por estados y por circuitos, también las brechas absolutas y relativas que se proyectan para las elecciones del 2012 (Presidente, Gobernadores y Alcaldes), surge como discurso re-moralizador un llamado a las “3R al cuadrado” (revisar, rectificar, re-impulsar, recuperar, re-polarizar, re-politizar). Se trata, sin embargo, de una política en clave de “re menor”.

Lo que exige la situación es otra política, esta vez en clave de RE mayor, se trata de volver a encarnar la idea-fuerza misma de Revolución, al parecer sin rumbo cierto, sin contenido claro, sin definiciones precisas y alcances efectivos, sin afectar los sentidos y la vida cotidiana de casi nadie para bien. ¿Exageraciones? Tal vez. Uno se ve tentado a plantear: ni 3R ni 3R al cuadrado, una sola R: Revolución.

Pero esto no basta siquiera. La Revolución Bolivariana ha sido re-ciclada a un elemental “chavismo de lealtad primordial”, la Revolución Democrática Constituyente ha sido re-convertida en una re-partidización y re-burocratización de la “política oficialista”, la Revolución Socialista ha sido re-absorbida por la estatización típica de cualquiera de los Socialismos Reales; y las tres grandes R anteriores, se han diluido en la percepción masiva de personalismo, sectarismo, burocratismo, dogmatismo, corrupción, ineficiencia y reflujo popular.

Por tanto, no hay que apelar a ningunas erres en claves de re menor, ni a ningún “chavismo originario”, sino a la multitud constituyente, que habita como espíritu contestatario en los movimientos populares, democrático-radicales, revolucionarios y bolivarianos del país que siguen operando tras bastidores de la escena política desde que estamos sometidos a diferentes versiones del bloque oligárquico-imperialista de poder. Multitud constituyente, corrientes históricas-subalternas, que son básicamente pueblo insurgente que reclama dignidad, justicia, democracia participativa y liberación social.

A quién hay que interpelar desde este locus de enunciación y activación política, es justamente a la alta dirección del “proceso chavista”, incluyendo a Chávez (no es que Chávez, no sabe ni si entera, que lo tienen cercado y desinformado, pendejadas y escusas), para comprender si la corrientes históricas que mueve las pulsiones de transformación radical del país, son visibilizadas, escuchadas y reconocidas como protagonistas de una Revolución en clave de Re mayor, y no como actores de reparto, segundones de una pronosticada conformación cupular del re-llamado “Polo Patriótico”. Sin un bloque de movimientos sociales, populares, colectivos, células, batallones y activistas de base, no hay que carajo de “Polo patriótico”.

Cada minuto que pasa en esta inercia constituida, es una conquista de tiempo político para la oposición y Washington, para la restauración de la “democracia gobernable”, para un nuevo pacto de conciliación entre elites, cúpulas y grupos económicos de poder. La consigna de todo este tinglado es la misma que planteó Napoleón Bonaparte el 15 de diciembre de 1798, hace 212 años: "Citoyens, la révolution est fixée aux principes qui l'ont commencée. La Constitution est fondé sur les droits sacrés de la proprieté, de le galité, de la liberté. La révolution est fini."

En una traducción completamente libre (y para algunos, “aberrante”) de esta sentencia, sería algo así:

Ciudadanas y ciudadanos, alpargatuos, cara´ebolas y descamisados, mujeres, proletarios, excluidos y supernumerarios, ya los principios de la revolución están fijados en nuestro “orden constitucional”. Son la propiedad, la igualdad y la libertad. Déjense de inventos y mucho menos de pararle bolas a esos fantasmas libertarios de Marx o  Luxemburgo; bolcheviques a lo Lenin, o arrimados a lo Trotsky, mucho menos Mariátegui, Sandino, Allende o Farabundo Martí, no sigan con imposturas tercermundistas, llamadas Tres Raíces: con el copión de Bolívar, el pequeño Rousseau en prosa de Simón Rodríguez, y a un tal esclavista de apellido Zamora; por favor,  déjense de vainas con ese “Che” Guevara, y por si acaso, cuidado con los sátrapas anarcoides (-¿How are You Fidel?-). Como dijera su Generalísimo Eleazar López Contreras, ante amenazas semejantes de comunistas, socialistas y anarquistas, enemigos todos de la patria y del orden: “Calma y Cordura”; pues la Revolución, estimados y estimadas… desdentados todos y todas, ha finalizado.

Escuchen bien, yo Napoleón Bonaparte, como excelso jacobino que decreta los que está  bien y lo que está mal para el resto de mortales, …y más allá de ellos, decreto que esta Revolución de … ha concluido. Amen…

Se trata, obviamente, del espíritu constituido de cabo a rabo, de arrodillarse a los sacrosantos poderes instituidos, a la Burocracia y al Capital; un llamado a encorvarse ante sus ventrílocuos promotores del diálogo a la medida del “buen orden, la estabilidad y el sosiego que requiere el país” (¿How are you José Vicente?)

La revolución, entonces, ha concluido: ¡que vivan las 10 mil erres… al cuadrado y a la enésima potencia…!

¿Usted, lo reconoce? No tenga ni un pelo de tonto… ni de tonta. ¡¡Luego hablaremos en serio!!

jbiardeau@gmail.com


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Javier Biardeau R.

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

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