Cuando el sublime
poeta Pablo Neruda escribió sus cincos versos de “Oda a la Critica”,
no escribió para quienes iban a criticarlo; Como él lo dice,
escribió para la gente sencilla. Por supuesto el poeta no era
ningún ingenuo. Él sabía que de todo somos y vivimos en la viña
del Señor. Que es inevitable la crítica. Que somos seres examinadores
por naturaleza, capaces de discernir, analizar, juzgar la naturaleza
de las cosas, las que hacemos, decimos y hasta de las que pensamos.
No importa si creemos que son las más adecuadas, correctas, bondadosas
o simplemente espurias e intrascendentes. Nadie duda que la acción
y la proposición generen debates y reacciones personales y grupales.
Las argumentaciones y los análisis siempre tendrán respuestas que
implican algún tipo de consideración, valoración y hasta censura.
Un supuesto imperecedero es que el amor es el sentimiento más importante
que guía a un revolucionario. Es la principal fuerza que transforma
a la civilización humana. Según Morín y Maturana, estamos en
la prehistoria del espíritu humano y sólo el pensamiento complejo
y amoroso nos permitirá civilizar nuestras actitudes y conocimientos. Es en este sentido
que escribo este “grano de mostaza” para referirme al proceso de
fortalecimiento y modificación de los nuevos liderazgos en las
coordinaciones regionales del PSUV. Considero que una primera
cualidad de esta realidad ha sido la posibilidad de la renovación permanente
como elemento del pensamiento crítico y la necesidad de cambiar patrones
pedagógicos a la hora de opinar sobre los asuntos políticos. Tenemos que ser cuidadosos de no confundir
al pensamiento crítico con las críticas destructivas y perversas,
tan comunes en estos tiempos de cambio cultural. Es ligero e insensato
trasmitir mensajes condenatorios y de connotación negativa hacia nuestros
compatriotas seleccionados por la Dirección Nacional para dirigir
estas tremendas responsabilidades. El socialismo en esencia es humanista.
La dignidad personal es considerada un fin en sí misma. El ataque descarado
a las personas en su fuero intimo y humano se convierte en una herramienta
perversa de la contrarrevolución. La
crítica entre quienes nos llamamos socialista debe ser
propositiva y no destructiva. Tenemos desafíos societales que van
más allá del carácter transitorio de la ocupación de algunos
espacios en la imperante gobernabilidad del proceso revolucionario.
En absoluto podemos obviar la crítica, ni detenerla; al contrario es
necesaria encausarla adecuadamente para evitar los bemoles
destructivos de una crítica insania, cuando se analiza intereses
de grupos y otras desviaciones de carácter político.
La
crítica propositiva debe ir dirigida a fortalecer la unidad referente,
a compartir la diversidad realísticamente, a profundizar en las
ideas patrióticas, progresistas y nacionalistas, a comprometernos
con el poder popular, a sedimentar nuestros principios y valores en
el marco de un socialismo bolivariano que se sostienen de la solidaridad,
el compromiso, la igualdad, la libertad, la soberanía y la equidad.
Nos espera el aporte personal, familiar y social por la construcción
del mejor camino a la victoria popular del 2012. Que nuestro Comandante
Chávez siga siendo el presidente de todos los venezolanos, es nuestro
primario y principal objetivo. Venceremos.