¡No me jodan!

La ilusión de los 3 millones

No debería sorprender que la oposición llevara 3 millones de seguidores a votar en su elección para escoger al candidato único de la derecha y extrema derecha. Si en algo se ha caracterizado la oposición es precisamente en ser consecuente con la movilización de sus electores, que en todos los procesos electorales ha sido siempre la misma.

La oposición, hay que reconocerlo, siempre ha movilizado al mismo número y/o porcentaje de opositores, con las variaciones propias del padrón electoral. En la elección presidencial de 2000 perdió con 2.359.459 (37.52%) de votos; en el referéndum revocatorio de 2004 también perdió con 3.989.008 (40,64%) de votos; y en la presidencial de 2006 volvió a perder obteniendo apenas  4.292.466 (36,9%) de votos. El refrendo para  la reforma constitucional de 2007 fue la única elección que pudo ganar, pero siempre con el mismo número de 4.504.354 (50,7%) votos, para luego perder en la enmienda de 2009 con 5.193.839 (45,14%) votos. El último proceso electoral para las parlamentarias de 2010, la derecha no consiguió variar sus cifras, alcanzando 5.077.043  (45,01 %) votos.

En conclusión, los resultados electorales en los últimos 13 años nunca han dependido de los votos disciplinados - hay que decirlo - de la oposición, sino de la variación en la movilización del pueblo bolivariano en las urnas, y que hace 6 años, alcanzó la mayor cifra registrada en la historia de Venezuela, cuando el Presidente Chávez logró el apoyo de 7 millones 309 mil 80 (62,84%) votos, que ni en sus sueños más orgásmicos podrá nunca llegar la oposición.

¿Por qué entonces sorprende que la oposición solamente haya movilizado a 3 millones de seguidores?

Porque las expectativas creadas por las propias encuestas de la oposición y los medios de comunicación privados al servicio de la MUD, siempre resaltaron que en estas elecciones primarias del 12 de febrero no irían a votar más de 2 millones de opositores, llegando incluso a decir que si llegaban a 1 millón 200 mil, la jornada habría sido un rotundo éxito.

El chavismo, por su parte, se dispuso a difundir las mismas encuestas opositoras, convencido de su veracidad, ya que como prueba de credibilidad, los números también anunciaban el grandioso respaldo del 70% de electores a la gestión del Presidente.

Todos saben que los resultados de las primarias arrojarían como vencedor a un candidato escuálido. En ese contexto, la única forma de convertir las primarias en una victoria contra Chávez, era competir en el terreno de la participación. Así, la oposición desarrolló una matriz mediática de bajas expectativas que todo el mundo se tragó, y cuando los resultados duplicaron estas expectativas, se desató una ilusión de victoria generalizada, que desmoralizó a algunos e hizo que otros prácticamente promulgaran a un nuevo presidente.

Incluso asumiendo que en realidad la oposición tracalera hizo trampa y utilizó las 64 mesas manuales y aquellas ubicadas en el exterior para abultar los resultados en 1 millón de votos, o que pulsó el botón de maquina electoral ciento de veces mientras el operador del CNE iba al baño, la jugada seguía siendo ingeniosa.

La ilusión de una alta participación de cara a la elección del 7-O, e insisto en que 3 millones de electores oposicionistas no es una alta participación, le permitirá a la MUD arrancar la campaña mediática nacional e internacional como favorito en ganar la presidencia, y si alguien del chavismo se le ocurre cuestionar el resultado, estaría denigrando del propio Consejo Nacional Electoral, lo que a su vez, le facilitará a la derecha desconocer los resultados electorales cuando Chávez arrase el 7-O, ya que podrá argumentar que ni siquiera los chavistas creen en el Poder Electoral.

¿Y ahora que?

Inmediatamente después de las primarias, los medios enaltecieron hasta el Olimpo la imagen pre-fabricada de un Capriles presidente, mimetizado en Chávez, progresista sin haber leído nunca las Venas Abiertas de América Latina, y defendiendo a PDVSA y a los médicos integrales. Esa es la imagen que será proyectada día y noche, y a toda hora, en todos los medios de comunicación al servicio de la oposición, aun con el riesgo de causar una extrema saturación en la opinión pública. 

En este sentido, su próximo paso será apoyarse en esta misma farsa mediática para iniciar un paulatino proceso de cambio de dirección en la opinión pública virtual a favor del candidato opositor, que obviamente será reflejado cabalmente en las mismas encuestas que le dan hoy a Chávez 70% de aceptación.

Entonces, Chávez bajará su popularidad en las mediciones de febrero como resultado de las primarias, y a partir de allí, comenzará un declive vertiginoso por la excelente campaña del candidato opositor, sobretodo, entre la población de menos recursos. El nuevo “progresista” habrá demostrado que su objetivo es la unión de todos los Venezolanos, y que continuará prestando la debida atención a los sectores de menos recursos con las mismas Misiones que dejó la Revolución, pero "mejoradas".

¡No me jodan!

De allí, que lo que se impone ahora es dejar de bailar al ritmo de la rancia derecha, y con voz propia, tomar nuevamente la vanguardia del discurso político, y reiterar la convocatoria al pueblo venezolano para participar en la construcción diaria de la patria en Revolución.

carrascoeugenio@yahoo.com



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Eugenio Carrasco


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