Compañeros, ha muerto el más grande de los maestros libertarios del pueblo venezolano y dos días antes otro maestro por igual...Chávez y Sabino marcan el camino
¡Somos Chávez!, claro que sí hermano te la recibo con la misma pasión con que millones aceptaron con todo orgullo tu propuesta final. ¡Somos Chávez!, supone ser aquel que asumió con desenfrenada pasión y con toda libertad el lugar de vida que la propia vida se ha ofrendado, tanto que es capaz de transgredir cualquier orden de ofensa, indignidad y opresión que se reproduce en el lugar desde el cual construimos nuestra vida. A ti te tocó el tuyo, empezando lo reconociste siendo militar y ayudaste a reventar los signos del genocidio que ya estaban inscritos en nuestros cuarteles. No importa si lo lograste o no, y en general poco importa cuán eficiente o no fuiste en la concreción del sueño libertario que te inundó, fuiste un militar y por los recovecos de la insurrección popular ya sembrada, aquello te llevó al poder, fuiste el hijo magnífico de aquella insurrección. Desde él te rodeaste de bufones y reglas inviolables del orden nacional y global y aún ahogado en aquel meollo y mimetizado en su protocolo, tu grito permanente y desesperado al colectivo fue el de romper todo ese castillo maldito lleno de enemigos internos y escuálidos babeándose el turno por regresar a él. Chávez es la irreverencia apasionada, el amor al sueño, entonces sí quiero ser Chávez. Tu mesianismo no lo contiene tu legado ideológico o político en sí, son su contenido mas no su verdad, es decir, no hay en ti "mesías" alguno, mucho menos la estúpida manipulación mediática de tu figura que desde los lugares oficiales o privados de la comunicación ayudaron en la sumisión o el resentimiento a forjarlo, el culto o el odio a la personalidad. Tu mesianismo, tu decisión del acto desde la trascendencia y gloria de la palabra que lo inspira, solo es posible entenderlo hoy que te fuiste, su utilidad está contenida toda en la persona Chávez y el maravilloso y loco apasionado maestro que fuiste...gracias hermano, gracias por ayudarme a sentir de nuevo ser hijo de una tierra a la cual cualquiera puede caer en el desamor más completo, más por el contrario me enseñaste a ver en ella algo lleno de una magia insólita, efectivamente mesiánica, incomprensible que cuando estalla es capaz de envolver continentes y mundos enteros, donde nada explica la razón y todo el milagro humano. ¡Carajo que si quiero ser Chávez aunque no lo logre ya lo sé!
Ayer que tú te fuiste me siento como nunca orgulloso de haber vivido esta historia donde sin duda tú jugaste un rol excepcional. No comentemos mucho porque quizás ni siquiera se ha comenzado a desplegar toda la potencia que en ella está contenida como también los inmensos retos y vacíos que se cuelan en nuestro presente, que son tremendos y si nos descuidamos terribles. En todo caso, ser parte de ella y solo por ella me permite construirle un sentido bello al lugar de vida que me ha tocado ocupar, agradezcamos entonces que de una u otra manera somos pedazos protagónicos en ella. Pero sí estemos conscientes que el momento estrictamente chavista de ella es solo “una brizna” para lo que ella ha sembrado. Si Chávez fue un maestro libertario es porque hoy ante su pérdida millones no solo lloran la ocasión terrible de su muerte, de que más nunca sentiremos su bestial capacidad de envolver en su pasión a pueblos y naciones enteras, sino que además comenzamos una otra historia que es realmente la del pueblo, simple y estrictamente la del pueblo, es decir la de los que nunca tuvieron derecho a la historia pero que hoy están comenzando a ser el lugar principal de ella. Por ello el sentimiento más intenso que nos deja la muerte del compañero Hugo Chávez y que se expresa por todos los lugares que llenos de gentes atiborran plazas y en adelante el cuerpo muerto de quien los inspiró hasta llevarlo al panteón nacional probablemente, es que somos al fin un pueblo libre -le guste o no las datas presupuestarias, las estructuras de poder y desigualdad en el presupuesto y reparto de riquezas, los planes nacionales oficiales, su crasa realidad ante el chantaje globalizado del capitalismo histérico y criminal que sabe vivir sus finales, que se cuela en cada frase y política de gobierno atada a ese orden de explotación mundial, diciéndose “socialista”-. Es decir, somos un pueblo libre y poderoso, envuelto por la ética del alzado y no del pecado.
Claro es cierto aún vivimos entre la debilidad de nuestra condición social y económica todavía en manos de banqueros y transnacionales, burocracias mafiosas, redes de violencia, pero con una dignidad ganada estos años que nadie podrá quitarnos mucho más allá de gobiernos y aun estando llenos de incongruencias que la materialidad de nuestro hilo histórico determina. Es decir somos un pueblo que reivindica en palabras de millones la causa más libertaria, igualitaria y justa, leída y desparramada por todos nuestros barrios y comunidades, es el tamunangue irreverente más divino cantado hasta el último caserío de la más recóndita montaña, en la costa más apartada, en el barrio más sórdido. Allí su maestría comandante, agradecido por siempre.
¿Pero quién es la garantía de que esa fuerza conquistada se mantenga? Olvidémonos de mesianismos entonces, ni siquiera ese mesianismo colectivo que Chávez ayudó a forjar, aunque sea el mejor de los mismos. Por una manera muy misteriosa Sabino Romero cacique de Chaktapa, líder histórico de la resistencia del pueblo Yukpa y de las comunidades indígenas, muere asesinado justo dos días antes de la muerte del comandante Chávez (no pudo, no quiso este universo dejarle el derecho de despedirse a quien reivindicó y apoyó sin un ápice de duda. Otro gran maestro libertario, pero de choque y acción directa y dándose solo el papel de primera línea de combate en el deseo sin fin de su pueblo de recuperar al menos parte de todo lo que le fue expropiado sangre y fuego por los colonialistas de siempre, hace 500 o diez años no importa, allí están hoy interiorizados en la guardia nacional, ministerios, gobernadores, transnacionales, sicarios, paramilitares o ganaderos para ratificar su vigencia. No hay ningún mesianismo en su causa, es decir, Sabino Romero fue solo un hombre más, posiblemente el que lloró no poder ser el propio Hugo Chávez frente al Arauca en su última pasada por el llano, aunque de igual trascendencia a la del comandante aun siendo infinitamente más pequeño su eco masivo obviamente. Empezando por todo el cerco mediático que le tendieron desde todos los puntos públicos y privados que impidió que millones lo conozcan hoy. Pero esto es lo de menos, más bien era necesario que sea así, nadie más "antimediático" y real que Sabino. Precisamente Sabino no estaba para inundar a nadie con su pasión y su pensamiento, eso que el marxismo llama la construcción hegemónica, magia de Hugo Chávez. No Sabino era un luchador indomable, un salvaje sin freno que solo su asesinato descarado y amparado por ganaderos y guardias, derechas e "izquierdas", gobierno e imperio, pudo contener. Su trascendencia no tiene palabra ni interpretación, para comprenderlo hay que tocar la tierra, sentirla, quererla, desearla, amarla, morir por ella como él lo hizo, hay que desdoblarse por completo y tomar en pleno las armas de la justicia.
¿Quiero ser Sabino Romero, quien fue en vida jefe y cacique de la insurrección Yukpa?. El no pide tal cosa, no se desdobla en el pueblo, somos nosotros los sobrevivientes -por ahora- quien debemos preguntarnos al respecto, él nos deja en libertad el querer o no. Entendamos, "ser Sabino" es enfrentar el poder de frente y sin ninguna discriminación "táctica" -a quien debo y a quien no debo enfrentar en el momento- esperando sangre como él terca y clarísimamente lo presagió y denunció. Ser Sabino no es ser Chávez es la bala directa del pueblo que vence o es vencida dándolo todo como uno más, jugándose todo en la circunstancia que se vive en la médula del propio combate. ¿Queremos ser Sabino Romero? No respondamos que sí por panfleto que sería pura hipocresía. Pero quizás si ya somos algo de Chávez, podemos ser una partecita igual de Sabino. Entonces seremos invencibles, solo sus dos fuerzas harán de esta revolución algo irreversible, mil veces más transparente, fuerte, expansiva.
Curioso pero a sabiendas que en nuestro "ser ellos" también tenemos que ser mejor y más sabios que ellos, compañeros que en su derrotero cotidiano cometieron mil errores de desenfreno de mando, de voluntarismo innecesario, que hoy no podemos repetir. En fin mi hermano Sabino, sangre mía, ciertamente no podemos saber ni siquiera si habrá atrevimiento a ser algo de ti. Pero por igual que nuestro comandante Chávez, tú fuiste un maestro de la libertad del amor absoluto a lo tuyo que fue siempre tu pueblo Yukpa, venezolano nuestramericano. Tu maestría en ese sentido es infinita, tu entrega a tu verdad desde la inmensa verdad que fuiste es una lección que cuando trascienda se absorberá por todas las tierras. Agradecido por siempre, me despido sin lágrimas acatando la orden de Alí Primera.
Honor y Gloria a nuestros maestros libertarios
Chávez y Sabino marcan el Camino...
Hasta la victoria siempre