Trataré de resumir en pocas palabras lo que quiero expresar, porque emplear mucho tiempo escribiendo sobre sujetos como este, es como para embrutecer.
A ver, este tipo dice que el gobierno le negó asistir a los funerales de Estado del comandante presidente. ¿Y qué pretendía este granuja? ¿Qué se le tendiera alfombra roja para visitar a quien tanto criminalizó?
Razón tiene Chávez cuando lo llama: ¡Ah muchacho pa bobo!
Esa respuesta, “mejor no venga”, fue un consejo, no una negativa.
Ahora bien, si tan interesado estaba, como estaba en días pasados por ver a Chávez, bueno, ¿cuál es? Ahí está su cuerpo en la Academia Militar de Venezuela en capilla ardiente, aún tiene tiempo y tendrá aún más tiempo luego de su embalsamamiento de verlo.
El método es simple: Se presenta in situ con ropa ligera, zapatos cómodos; se recomienda llevar alimentos, una buena ración de agua, no importa sí no las lleva porque hay un pueblo en armas llamado ejército que le procura estas provisiones a los visitantes y debe estar dispuesto a calarse en estimado 24 horas en una larga e interminable cola al lado de la chusma caraqueña y chusma no caraqueña venida de todos los rincones de la patria; chusma, por cierto, hedionda a sobaco y vinagre; es decir, con olor a pueblo. El proceso como verán, es fácil.
Ahora bien, es necesario advertirle a este sujeto, que el gobierno, dentro del Estado de Derecho para todo ciudadano, le garantizará su seguridad para impedir que ese pueblo que hace largas colas por ver a su líder, al reconocerlo, al verlo mezclado entre ellos y saber de su intención, pretenda echarlo a patadas del sitio y hasta quieran lincharlo.
¿Será por eso que el gobierno le aconsejó que mejor no se presentara?
¡Ah muchacho pa bobo!
¡El que tenga oídos, que oiga!
Médico.