El 6D hay que restearse con el chavismo

No hay otra opción lógica para quienes tenemos una formación política revolucionaria que ir a votar por el chavismo. Estamos conscientes de hacerlo en el marco de la democracia burguesa porque ésta es la única vía que nos han dejado las clases dominantes para hacer vida política. En la década del sesenta fue derrotada la lucha armada y años más tarde, el 4 de Febrero del 92, volvimos a tener otro revés. El otro camino, el de la vía pacífica, es esta engañifa de las elecciones burguesas y tenemos que participar en ellas o nos conformarnos con el romanticismo aislados de la realidad social. Desde 1998 se voltio la tortilla y por primera vez los resultados electorales empezaron a ser adversos a la derecha. Tan simple como eso, lo demás es querer buscarle las cinco patas al gato.

Quienes ejercemos la crítica revolucionaria sin compartir las posiciones populistas, reformistas y soberbias del gobierno no podemos hacer como Poncio Pilatos en estas elecciones porque eso sería indirectamente inclinar la balanza hacia la ultraderecha. Podemos discrepar de la política económica socialdemócrata de Maduro pero no ponerlo en el mismo lugar de un Rómulo Betancourt ni de un Carlos Andrés Pérez. Maduro es un hombre de izquierda cuyo gobierno no ha pasado de ser reformista o populista con traje socialista. La verdadera derecha está representada por Leopoldo López, Capriles, María Machado, Julio Borges, Ledezma, Ramos Allup y otros carcamales de la oposición. Ellos representan a la burguesía y al imperialismo. Son ellos los ideólogos del neoliberalismo y el fascismo contra quienes hay que votar.

No hay que perder de vista que el chavismo es el objetivo que está en la mira del pentágono, de la CIA, del Departamento de Estado, de las bases militares y del Comando Sur de los EEUU. Con esta fuerza invasora del imperialismo ha cerrado filas toda la derecha internacional, el Sionismo y el fascismo. A la inversa, los gobiernos progresistas del mundo que luchan contra la hegemonía del poder imperial norteamericano apuestan a un triunfo del chavismo el 6D. Como si esto fuera poco en 18 de los 19 procesos electorales anteriores la mayoría de los trabajadores, de los excluidos, de los desposeídos y de los humildes han acompañado al chavismo con las banderas del socialismo. Éste es el carácter y la composición de clase del chavismo aunque su dirigencia, en los dos últimos años, ha dado pasos equivocados en la política económica.

No es posible que el descontento popular impulsado por la burguesía, reforzado por los errores del gobierno, pueda confundir a los revolucionarios. La lucha contra la corrupción, el burocratismo, el populismo, el reformismo, la ineficiencia y la soberbia del gobierno no se puede dar con la complicidad de la burguesía y el imperialismo porque estaríamos cometiendo los mismos errores que le criticamos al gobierno cuando trata de construir el socialismo con las armas melladas… La lucha crítica es en el campo de la revolución, entre revolucionarios y debe pararse ya para continuarla después del 6D al lado del pueblo por un gobierno mejor que dé un viraje a la izquierda. La coyuntura electoral no puede servir para otra cosa que derrotar al fascismo, al neoliberalismo de Lorenzo Mendoza y cerrarle el paso a la conspiración político militar del Pentágono contra Venezuela.

Los revolucionarios no podemos caer en el error de confundir más a los confundidos con arrepentimientos y lamentaciones. La única opción democrática, la única por ahora, es votar sin remordimiento el 6D por cualquiera de las tarjetas del chavismo. Este no es un camino fácil para los indignados, los inconformes, los insatisfechos, los críticos y los socialistas radicales pero ese es el camino revolucionario en esta coyuntura electoral.

El país está colapsado por las colas en un ambiente pacífico de cansancio y obstinación que la burguesía no ha podido llevar al caos de la violencia y los saqueos. Las masas descontentas se mantienen con orden y disciplina haciendo alarde de una paciencia infinita. La victoria popular subyace en la profunda huella dejada por el liderazgo de Chávez y se potencia en la conciencia política de los descontentos para lograrla.



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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