En idioma italiano hay un refràn que dice "NON TUTTO IL MAL VIEN PER NUOCERE" y cuya traducciòn reza: "NO TODOS LOS MALES SON NOCIVOS".
Este es el lema que debemos asumir quienes, realmente, creemos en el proceso revolucionario venezolano.
El referéndum constitucional ha sido, para el mundo entero, una demostraciòn de la democracia que se vive en Venezuela y una lecciòn de còmo un pueblo puede decidir libremente su presente y su futuro; esto es ya el primer triunfo. Los medios de comunicaciòn internacionales que hasta e dìa de ayer trataban de poner en entredicho la democracia venezolana , confundiendo a la opiniòn pùblica con la figura de un Chàvez dictador, de un règimen totalitario, de un referendum trucado; en el dìa de hoy han tenido que tragarse las palabras y reconocer la limpieza de unas votaciones civiles en las que la decisiòn del pueblo ha sido soberana.
Los personeros que dudaban de la integridad del Presidente y que vaticinaban un caos, en caso de derrota, debido a que Chàvez no aceptarìa jamàs un resultado desfavorable se han llevado una bofetada al oir la serenidad con la que el Comandante reconociò los resultados y la sinceridad con la que planteò que seguimos en pie de lucha.
Para la oposiciòn, hoy vencedores, ha sido la demostraciòn de que es en las urnas donde se expresan las diferencias y no en actos de sabotaje y de violencia callejera en los que nadie sale ganando. Que es el debate y el diàlogo polìtico sano lo que hace crecer a los pueblos y que la participaciòn es fundamental para el desarrollo del juego democràtico.
Para nosotros, los revolucionarios de hoy y de siempre, ha sido la lecciòn de que el triunfalismo es nuestro mayor enemigo y de que en la transformaciòn social no se debe dejar nada al azar, que la educaciòn y la movilizaciòn es un trabajo constante, que las elecciones se ganan en las urnas con un pueblo organizado y no en las encuestas que dàndonos ganadores nos hacen bajar la guardia.
Durante las declaraciones del Presidente lo que vi fue la imagen del verdadero revolucionario, del hombre que no tiene intenciones de cesar, ni por un instante, en la lucha por un pueblo libre y realizado, pero vi algo màs, algo que me hizo conmover hasta las làgrimas....vi la imagen de un padre que trataba de consolarnos ante la derrota y que nos llamaba a seguir adelante perdonando nuestros errores.
Compañeros ha llegado el momento de la autocrìtica, sì de esa autocrìtica de la que los revolucionarios tanto hablamos y que en este momento debemos poner en pràctica para corregir la marcha y aprender de nuestros errores. Debemos preguntarnos el porquè de esta abstenciòn desmedida y buscar las respuestas en nosotros mismos. Debemos reconocer que la oposiciòn se ha organizado y ha ganado el terreno que nosotros le hemos dejado ganar. Pero al mismo tiempo debemos alegrarnos porque hay oposiciòn y es esto lo que nos tiene que ayudar a crecer y a realizar propuestas cargadas de excelencia, a no dejarnos vencer por la mediocridad porque ya nuestro paìs no es el de los ciegos donde el tuerto es el rey.
Tomemos el triunfo que hay detràs de esta derrota y alegrèmonos por las verdades que nuestro pueblo a gritado al mundo.
Armonìa Dìaz.
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