Si yo creyese… pero como no creo… no importa.
El actual Israel fue fundado sobre lo que es casi común a las tres principales religiones monoteístas del mundo, aunque el mundo intelectual occidental tan extraviado haya mitificado y hasta banalizado tal fundamento que es lo que conocemos como las sagradas escrituras.
La bandera israelí que muestra lo que ellos llaman “la Estrella de David” no nos lleva sino a las escrituras hebreas que para occidente es el Pentateuco o los cinco primeros libros de la Biblia, lo que la religión judía llama “la torá”, en resumen: Si tenemos que buscar el fundamento en el que se basan los actuales israelitas para su establecimiento en los territorios palestinos solo lo encontraremos en las sagradas escrituras, de modo que ellos, los actuales israelitas, invocan la promesa echa por Dios a los patriarcas y demarcan la supuesta tierra prometida en su bandera, cuyas franjas azules simbolizan las dos aguas que la cercan.
De ahora en adelante haré de abogado del diablo porque para un criminólogo a veces es acertado tratar de pensar como el criminal para entender sus designios de modo que tomare sus propias herramientas para descifrar las razones que llevan al actual Israel a despojar de sus tierras a los palestinos.
Si yo creyese en las escrituras, y pensando como ellos (los que dicen ser el pueblo de Dios) que toman de ellas su justificación me preguntaría por ejemplo: ¿Si el Rey Salomón acopió cientos de toneladas de oro durante su reinado de cuarenta años, porqué las escrituras mismas no dicen a donde fue a parar tal tesoro?
Si leyésemos en 1 Reyes 10:14 y en 2 Crónicas 9:13 leeríamos exactamente lo mismo “ la renta de oro que entraba en el reino de Salomón cada año era de seiscientos sesenta y seis (666) talentos de oro, tomando en cuenta que un talento equivale a 34 kilos esto nos da un total de 22 toneladas al año y Salomón reinó 40 años. Ahora bien, cuando el Rey de Babilonia sitió Jerusalén y se llevo todos sus tesoros, las escrituras solo mencionan algunos utensilios del templo, pero de tal cantidad de oro nada se dice de allí en adelante.
Con todo esto llama poderosamente la atención el celo que los usurpadores religiosos han mantenido por el templo de Jerusalén durante tantos siglos.
Llama poderosamente la atención el exterminio de la orden de los templarios que se enriquecieron de la noche a la mañana por parte del papa luego de su estadía por Jerusalén donde penetraron a lo profundo del templo y pare usted de contar toda historia impresionante que hallamos siguiendo la hebra de oro a través de la historia y su determinación en los hechos.
Llama poderosamente la atención que el actual gobierno de Israel permita que se lleven a cabo excavaciones en gran parte del territorio israelí pero prohíban hacerlo en el templo.
Llama poderosamente la atención que la última intifada que comenzó en el año 2000
haya sido causada porque se estaban extrayendo escombros del templo y hasta hoy el conflicto ha venido en aumento.
Llama poderosamente la atención que Cristo mismo coloque a Jerusalén como centro del conflicto que determina la suerte de la humanidad y advierte que será rodeada por ejércitos (cualquier parecido con la actualidad no es mera coincidencia)
Llama poderosamente la atención que Cristo coloque al hombre en un encrucijada donde tiene que decidir si amar a Dios o al Dios de este mundo que son las riquezas (Mateo 6:24) pero más llama la atención que las escrituras mencionen como una marca maldita sobre los hombres impíos el número 666 que según lo escrito en la historia antigua es asignado al oro que es precisamente lo que en el fondo ha determinado los hechos mas sangrientos de la historia de los imperios.
En el mundo hay solo dos clases de personas: los que aman la justicia y los que aman las riquezas y hacen apología de la injusticia por conservar los favores de estas.
Si yo creyese en las escrituras vería mucha lógica en la conducta sionista por sacar a los palestinos de sus territorios y apoderarse definitivamente del templo para salvar su economía y terminar de poner al mundo de rodillas mediante la acumulación de oro más gigantesca que algún grupo poderoso ha ostentado.
Si yo creyese en las escrituras estimaría propicio el momento para confrontar a los dos reinos: el reino de la justicia y el de la injusticia (Mateo 4:17 y 24:14) dos tipos de gobierno en una dialéctica mundial, pero como no creo. entonces no debo ser tomado tan en serio, finalmente las escrituras son solo un mito que cada quien interpreta a su antojo e intereses.
Si yo creyese vería muchas cosas más que en otros artículos expondré.
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