Se venía preparando el terreno de la muerte de otro estudiante, previo a los actos del 1º de mayo. Ese estudiante tenía que ser chavista. Los muertos siempre los tenemos que poner nosotros. Una semana antes del crimen, William Dávila Barrios en el programa de radio del ultra escuálido Jorge Villet comenzó como siempre a despotricar contra el gobierno pero extrañamente a defender con furia a la Policía de Mérida; argumentaba: “por su situación económica”, “cómo es posible que no se les haya firmado un contrato colectivo”, “aquí este gobierno nunca ha hecho nada por la policía de Mérida”, “no les pagan bien”. Según él es un cuerpo maltratado con personas muy valiosas y sacrificadas. Al producirse el asesinato de Yuban Antonio Ortega (Presidente de la Federación de Centros Universitarios del IUTE de Ejido), es William Dávila quien comienza a moverse (bajo cuerda), para buscarle abogados a los ochos policías inculpados.
Tras bastidores, el legislador Ramón Guevara, mano derecha de William, estuvo incitando a los policías para que se alzaran, para que se sublevaran. De hecho lo hicieron, y de la manera más insólita: el jueves por la noche, el día en que matan a Yuban, se declaran en huelga y protagonizan un bochornoso motín delante del propio gobernador Marcos Díaz Orellana. Deciden estos señores abandonar sus puestos de trabajo, y algunos de ellos comenzaron a decir las expresiones más soeces contra el gobierno. Una mujer policía sumamente alzada e histérica, echaba bocanadas propias de una militante de Primero Justicia, y todas sus palabras las recogió la Televisora TAM. Los policías alzados abandonaron sus puestos de trabajo y salieron en protesta, como si se tratara de un vulgar mitin político, a reunirse en Glorias Patrias, y declararon que no saldrían más a patrullar la ciudad y que si era por ellos que la quemaran.
Posteriormente se dieron unos hechos de saqueos en los que metieron sus manos y hocicos un grupo de malandros con conexiones muy bien definidas con la ultra-derecha y con paramilitares. Son grupos que se auto-proclaman de izquierda pero son algo así como el grupo La Piedrita que denunció Chávez el paso noviembre de 2008 (infiltrado por la CIA). Todo esto al tiempo que los periódicos regionales le estaban echando leña al fuego para que la tensión llegara al máximo, los policías se mantuvieran en sus trece con actitud a alzarse y secuestrar groseramente al gobernador.
Todo esto responde a un plan muy bien organizado que consiste en hacer ver que la violencia toda es provocada por los chavistas. En Mérida, para los medios de la palangre empresarial, encapuchados y chavistas son una misma cosa. La ultra-derecha está decidida a conquistar a Mérida, para fortalecer el arco que ya se tiene armado entre Táchira y Zulia. Muchos de los estudiantes que provocaron disturbios esos días fueron traídos de esos dos Estados. Muy coordinadamente están trabajando el alcalde opusdeista Lester Rodríguez y William Dávila Barrios para crear un estado de permanente inestabilidad en la ciudad de Mérida. Cunden las amenazas de muerte a importantes líderes del PSUV, y es necesario decir que muchos bandidos del viejo MVR, que están amargados por no tener el poder de antes, llenos de envidias, digo, porque perdieron sus puestos y sinecuras, están formando parte de esta gran conspiración contra el gobierno de Mérida y contra el movimiento socialista en nuestra región.
Ahora bien, debe quedar definitivamente claro que si no se hace una profunda limpieza en la policía de Mérida, pronto veremos más estudiantes del PSUV muertos. Hay que cortar por lo sano, ha llegado la hora, porque de otro modo: de estos polvos tendremos otros lodos y bien sangrientos en los que nosotros siempre estaremos poniendo muertos. Así pues, que a actuar con todos los cojones.
Adelante.
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