Lo dijo un clásico: "En las Revoluciones, una desviación en los principios teóricos produce una inmensa desviación en la práctica, al final se yerra el camino, se pierde el sentido de la Revolución y ésta comienza a dar tumbos que la conducen a su final". La sentencia está respaldada por la historia, siempre se ha cumplido, siempre ha sido así.
Esta Revolución, luego del asesinato del Comandante, ha herido sus principios teóricos, y esta desviación ha hecho mella primero en la dirección y luego en la masa. En la dirección, los argumentos que justificaron “la necesidad de la burguesía para elevar las fuerzas productivas y crear riqueza como paso previo al Socialismo" trajeron como consecuencia las reuniones con los más conspicuos burgueses; con mendoza, ese que hoy se ataca (gracias a Dios ya algunos voceros de los más beligerantes se dieron cuenta que mendoza es malo); y con cineros, emblema del capitalismo. Ambos fueron recibidos con abrazos y sonrisas en el Palacio de Chávez, allí donde está el Balcón del Pueblo, el Balcón de Chávez. La dirección perdió la vergüenza y se deslizó hacia la teoría capitalista, no pocos voceros asintieron al disparate de la necesidad de la burguesía para construir Socialismo.
Después de esta desviación en los principios, después de esta desfloración, no podía venir otra cosa que el extravío profundo en la práctica. El gobierno cayó en el populismo, la socialdemocracia tomó el timón y vino el “dakazo”, la repartidera; la masa confundida, decepcionada, decretó el sálvese quien pueda, el vale todo, y vino el bachaqueo, la raspadera, y el aumento de la delincuencia, que es ya sistémica.
Ahora la Revolución va a unas elecciones que lucen definitivas, partirán las aguas, después de ellas todo cambiará. No es posible que la Revolución salga triunfante de ellas sin un cambio radical en su comportamiento. El cambio es tan difícil cuanto vital, sin el cambio no habrá victoria posible. ¡Es necesario recuperar el sentido de la Revolución!
Es urgente devolver a la masa las razones sagradas por las cuales luchar, devolverle a la Revolución su sentido, su razón de ser, sus principios teóricos, lo que la diferencia del capitalismo. Es necesario devolverle la pasión que sólo surge en los luchadores por las grandes causas. El gobierno puede hacerlo, el Presidente debe ponerse al frente de este cambio. Para eso, y no para otra cosa, lo dejó Chávez allí. Esta recuperación del sentido, de la teoría, de la pasión no debe ser puramente verbal, así no será creíble, el discurso debe estar acompañado por la práctica, son necesarios latigazos que asombren, que indiquen el inicio de una nueva era. Por ejemplo, deben explicar que el camino de la alianza con la burguesía fracasó, que fue un error, la autocrítica hará fuerte al gobierno, deben decretar una rectificación, un ¡Golpe de timón!
Es necesario hacer un llamado a lo mejor de la masa, plantearle la verdad de la situación, definir el enemigo en la llamada guerra económica, que es el capitalismo, y repetir con el Che: “¡al capitalismo ni tantico así!”. Abrir las puertas de las reuniones con los gringos, reivindicar al Chávez que combate, investigar su muerte, nómbrese una comisión de altísimo nivel internacional para eso, háganse foros para estudiar el asesinato político como arma de los imperios.
Es imprescindible que el Presidente no espere perder las elecciones para después ponerse al frente de las protestas, ahora es el tiempo de rectificar y ponerse al frente del Socialismo.
