Notas sobre el capitalismo

“Igual que en la religión el hombre es dominado por el producto de su propia cabeza, en la producción capitalista lo es por el producto de su propia mano” (Carlos Marx).

Notas sobre el capitalismo, es el título de un libro que acaba de ser publicado por el Centro Internacional Miranda. Ha sido escrito por un gran amigo, Rodolfo Magallanes, politólogo de profesión, Doctor de los que son de verdad, en Ciencias Política, de la Universidad Simón Bolívar, profesor-investigador de la UCV y, actualmente, representante del gobierno bolivariano ante Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Asociación Latinoamérica de Integración (ALADI), con sede en Uruguay.

Rodolfo, en este libro, compila tres ensayos, donde desmonta la tesis de que la economía es una ciencia exacta y, por el contrario, evidencia que es parte de las ciencias sociales y, por tanto, es absolutamente subjetiva, no es acéfala, ni muchos menos neutral. Como marxista, utiliza la categoría de modo de producción, formación social, plusvalor, plustrabajo, plusvalía. Nos dice que el trabajo humano es el que da valor a los bienes y que el todo siempre está por encima de las partes.

Pero, además, este texto, siguiendo las orientaciones de Gilles Deleuze y Félix Guattari, podría ser calificado de rizomático en la medida en que se puede leer desde el primer ensayo hacia el tercero o de éste al primero o del segundo hacia el primero o viceversa. La decisión es del lector. Como en un rizoma no hay puntos o posiciones, como se las encuentra en una estructura, un árbol, una raíz. No hay más que ideas y reflexiones. Por eso, puede leerse por separado y no perder su valor intrínseco en cuanto tales.

Leyendo este libro de Rodolfo, recordé que Friedrich Nietzsche, por allá, a finales del siglo XIX, nos habló de la muerte de Dios en Así habló Zaratustra; luego, y a propósito de la disolución de la Unión Soviética y del derrumbe del campo socialista, Francis Fukuyama, como buen representante de los intereses del capital imperial, hablará del Fin de la historia. Ahora, en pleno debate sobre la inteligencia artificial y el dominio del ser humano por la máquina, hay quienes están hablando de la muerte de la lectura, de la escritura y de la palabra. También se habla del pragmatismo y de la desideologización.

Este libro viene a convertirse en un gran mentís de esta última tendencia, porque Rodolfo, evidencia que lee, investiga, escribe y tiene posiciones bien claras. Sólo digamos que de su intelecto y pluma se encuentran los libros: Globalización y Educación Superior. Impacto en países desarrollados y subdesarrollados, publicado por la UCV en 2012, y El Modelo Electoral Venezolano, obra colectiva producto de la investigación que coordinó junto a la profesora Pascualina Curcio, en 2015.

Los intríngulis del libro

Como dice su mismo autor “este libro contiene tres ensayos redactados para ser publicados de manera independiente y promover el debate dentro y fuera del mundo académico. La elaboración del mismo tiene su justificación principal en el hecho de haber atestiguado la primera gran crisis del modo de producción capitalista mundial ocurrida en la primera década del siglo XXI, y la expectativa de ocurrencia de una nueva, durante esta segunda década; por lo tanto, en un deseo de anticipación y de previsión, que mueve a quienes se dedican al cultivo de cualquier ciencia. Claro que, como el objeto de nuestra ciencia es la sociedad, o los seres humanos actuando en sociedad, el conocimiento que producimos tiene inevitables implicaciones colectivas o políticas”.

Se nos dice en el texto que no es “exacto definir el modo de producción capitalista como aquella forma de organización social caracterizada por la acumulación de capitales”, porque ya hubo otras formas históricas que también acumularon capital.

En el caso particular de la sociedad capitalista, la acumulación de capitales se realiza a través de la explotación de la fuerza de trabajo asalariada, que, en relación y conjunción con otros factores productivos, genera lo que se denomina un excedente o plusvalor, que termina siendo apropiado por quienes ejercen la propiedad del capital. Allí se encuentra, en el plusvalor, el noúmeno kantiano del modo de producción capitalista, que, por lo demás, debe ser continuo y persistentemente ampliado.

Este fin se convierte en objetivo central y casi exclusivo de la forma de organización social, llamada exactamente capitalista, constituye su ontología y que la hace distinguirse de otras formaciones sociales en las que este objetivo no era continuo, sino ocasional y eventual, competía con otros tantos fines sociales, y encontraba límites en el escaso tamaño del excedente y productividad del trabajo. 

Se sostiene que el trabajo asalariado es la forma histórica que adopta el trabajo en la sociedad capitalista, pero no es una forma imprescindible para producir. Las diferentes formas sociales históricas requieren acumular capitales, por lo que la capitalista no es la única forma de hacerlo.

En el primer ensayo, titulado: Concepto y naturaleza del Capitalismo: importancia de la variable institucional, se da cuenta del proceso de formación del Capitalismo, buscando alcanzar o conformar una noción válida del mismo, que sirva como fundamento para proseguir su estudio. Se ocupa el autor de distinguir el concepto de Capitalismo a conceptos alternativos, señalando las ventajas explicativas que ofrece. En este sentido, sostiene que el origen del Capitalismo es básicamente europeo, aunque se ha venido expandiendo por todo el mundo, haciendo uso significativo de violencia y diversas formas de coerción para integrar otras zonas y poblaciones del mundo.

También realiza una evaluación de la relevancia y alcance de las variables institucionales en el proceso de formación del Capitalismo, destacando la importancia de éstas como factores que, conjugadas con variables estructurales, posibilitan y contribuyen a explicar este cambio histórico.

El segundo ensayo se titula: Trabajo productivo, capitalismo y subdesarrollo y aquí podría encontrarse, quizás, la mayor fortaleza teórica de las reflexiones de este texto, en la medida en que hay una suerte de atrevimiento en la definición del subdesarrollo en las sociedades capitalistas y en las explicaciones de las razones de la persistencia de estas formaciones sociales. 

La disponibilidad de trabajo productivo para ser explotado es una distinción fundamental para entender el funcionamiento de las sociedades capitalistas; no obstante, su importancia no ha sido suficientemente subrayada y la persistencia de esta omisión impide la adecuada comprensión de las diferencias entre las sociedades capitalistas desarrolladas y subdesarrolladas. 

La escasez de fuerza de trabajo productivo, la subsunción formal del trabajo al capital y la dependencia de factores y capitales extranjeros son las variables centrales que permiten caracterizar la realidad económica, social y política de los países subdesarrollados. Se sostiene que la comprensión de estos elementos tiene consecuencias en el diseño e implementación de políticas para superar la condición del subdesarrollo en nuestros países.

Con mucha audacia, pero seguridad, se atreve, el autor, a entrar en una discusión con las tesis vertidas por el sociólogo estadounidense, Immanuel Wallerstein, el teórico del esquema de análisis del “sistema-mundo” e intenta diferenciarse del también sociólogo brasileño, Ruy Mauro Marini, uno de los fundadores de la Escuela de la Dependencia.

El último capítulo, denominado: La acumulación de capitales antes y durante el capitalismo, se adentra, con mayor profundidad y propiedad, en la significación y comprensión del modo de producción capitalista, a través de la necesaria distinción entre los modos de acumulación de capitales antes y durante el Capitalismo, destacando la capitalista como otra forma distinta de acumulación de capitales y no la única.

También se describen los principales rasgos generales que ha adquirido el proceso de acumulación de capitales desde épocas tempranas de la historia de la sociedad capitalista. 

Finalmente, se desarrolla las características principales del proceso de acumulación capitalista en la sociedad contemporánea, resaltando su naturaleza inestable y las principales razones asociadas con su colapso o crisis.

Corolario.

Una vez leída esta obra de Rodolfo Magallanes, agregaría y parafraseando a Franz Kafka en La metamorfosis, que el capitalismo es, ciertamente, un modo de producción, que está en crisis, pero tiene la capacidad de mutar, esto es, el capitalismo, a veces amanece en crisis, pero de repente, como arte de birlibirloque, saca fórmulas y se recupera. En la crisis del 1929/33, ese capitalismo absolutamente liberal, sin participación del Estado, mutó, se metamorfoseó y se convirtió en el capitalismo keynesiano, donde el Estado marcaba la pauta y así funcionó por varios años. En la década de los 80, ese modelo entró en crisis y apareció el neoliberalismo, con la tesis del “Estado mínimo”.

Ahora, en plena época de la globalización, están levantando las banderas de la desglobalización. Pero es el mismo capitalismo, con otro rostro, con otra cara.

Por eso, sostenemos, para quienes en nombre del socialismo le hacen carantoñas al capitalismo, que, de acuerdo a Carlos Marx, este es un sistema de producción inherentemente injusto, en el que las clases trabajadores son explotadas como mano de obra, recibiendo a cambio un salario que usan para consumir, entre otras cosas, los bienes que ellas mismas produjeron y que siempre es insuficiente. 

El capitalismo es creyente y pregona el libre comercio; procura que la oferta y la demanda determinen los precios del mercado, llegando a un punto en el que los demandantes deberían poder ser capaces de satisfacer sus necesidades. Pero el capitalismo también, cuando tiene que despedir trabajadores, lo hace sin “remordimiento de conciencia”.

Para concluir digamos: “Cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades!“.



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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

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