Relación humana naturaleza ¿La extinción sobrevendrá?

Los seres humanos y las demás especies planetarias llevamos desde hace varios siglos un curso de colisión contra los cánones establecidos hace dos milenios y medio, la deriva es inminente en un mundo que se ha pretendido crear a imagen y semejanza de la imagen y semejanza de un creador, tal vez creado por la creencia que nos caracteriza a los seres humanos penantes, sintientes y sapientes. Eso que ocurrió hace más de doscientos mil años desde que se comenzó a manifestar la vida, lato sentido, unos cuatro millones de los cinco mil millones que lleva la galaxia girando en torno a un universo de trece mil setecientos millones de años, según coteja la física como ciencia que impregnó todo desde los antiguos pensadores que dejaron vestigios en varios templos del saber, que se han dado a conocer a cuenta gotas, entre los curiosos frente a las sorpresas manifestadas frente a sí mismos, de develando de los secretos guardados como vetas que hay que descubrir si se quiere saber de verdad qué hay y qué no hay, en la realidad palpable y concreta, y en la que imaginamos girando alrededor de un eje imaginario donde todo termina siendo lo mismo, por lo menos es lo que se viene enseñando en Occidente desde los grecorromanos y el eurocentrismo que caló hace tres siglos como epistemes bien elaboradas que se atribuyen los que se reúnen en el ágora, o la academia, con sus experiencias, sus experimentos y sus métodos y teorías.

Cuantas hipótesis calan entre pueblos de ciudades en regiones y continentes del entero planeta. Quien tiene la razón y quién es más lógico, es la física, la matemática o la cuántica. O será la mística y la tecnología junto a la mecánica de partículas la que da fe de que el observador crea la conciencia de lo que es observado y por tanto dado en las cuatro dimensiones físicas y temporal. Acaso no llevamos siglos en devaneos desde los distintos conocimientos a merced de los pocos que se han hecho del poder y desde todas las instancias mantienen un control blando, férreo, líquido sobre los muchos que se desesperan porque las esperanzas las pintan calvas y no terminan de lograr lo que tanto y a cada rato se les promete, día tras día, como ha sido desde la llegada de Krisna, Buda, Cristo, Ala, dioses o profetas, divinidades todas de las tantas tradiciones que han surgido desde que se dieron a conocer las primeras cinco religiones y se esparcieron por el mundo, mal traducidas o intencionalmente traicionadas, para que la Babel se mantenga y así sacarle provecho y muchos intereses materiales, que contradicen absolutamente las enseñanzas sagradas que habla al corazón de cada ser consciente de tener conciencia.

Desde las primeras ideas se crean los pensamientos que expuestos tratan de decirnos algo, que hay elementos suficientes para que cada quien tome de la fuente de la matriz, y con su fe se salve, no por creer que cree, sino creer porque crea, pero crea su propia realidad, no la de los demás. Otra cosa es la matrix, el caldo de cultivo en el que todos meten sus intenciones, sus ideas y pensamientos pergeñados durante mucho o poco tiempo, como individuos o colectivos, que sabiendo que en la unión del uno está la fuerza, prefieren pensar que se le puede sacar provecho particular y los demás que arreen. Hoy ya casi no queda nada oculto bajo el sol, a la luz de la realidad los acontecimientos que se despenden de los hechos y circunstancias, y las situaciones que vivimos a diario, y que ocupan poco criterio en una realidad tan absurda, donde cada componente escapa de lo real, pues ni es trascendente en espíritu, ni quiere servir de alivio frente a tanta iniquidad, tantos prejuicios y dejando que las cosas se salgan de control, pues en río revuelto, ganancia de pescadores.

Esta existencia es pasajera durará lo que tenga que durar, y depende de cada uno, de cada una, como quiere vivirla, porque tiene que darse cuenta de que está, y si es conciente, despertará y verá, oirá y dirá, lo que corresponde al ser. Estamos desde que fuimos arrojados a esta materialidad, planteamientos que cada conocimiento trata de explicar a su maneta y en el contexto tiempo espacio, tú lo crees y tú lo creas, vez la luna, está ahí, y cuando no la vez, puedes tener la seguridad de que sigue ahí, lo puedes demostrar. Estos temas que rayan en los conocimientos ancestrales y que son remanentes culturales, porque han pasado del mito a la magia y la religión, hasta que se comienza a dudar y a cuestionar sobre muchas cosas, entonces se busca en la técnica, a través de la filosofía y se hace ciencia, nuevos paradigmas rompen viejos esquemas, pero la mente sigue tratando de mantener la razón, cognitivamente queremos que así sea, porque el yo lo demanda, y el ego teme perder la razón de ser de día y de noche, luz y oscuridad de los sentidos. Acaso no hay más allá, el rollo de la cinta que ha sido proyectada sobre la realidad fuera de la caverna, h sido manipulado tantas veces, positiva y negativamente, porque los contrarios se enfrentan, pero el fiel de la balanza sigue impertérrito, impávido observa cómo se inclina la balanza a un lado o a otro.

Es importante que logremos el equilibrio, para que alcancemos la armonía, lo hemos ido abordando en los anteriores artículos desde las distintas disciplinas, las ciencias, las artes, las tradiciones, y fundamentalmente tratando de conectar ambos hemisferios, es decir los criterios expuestos desde Oriente y Occidente, para tratar de romper de una vez esa trabazón que se quiere mantener apostando a distintos conocimientos y enfoques epistemológicos, metodológicos, teóricos, que ciertamente arrojan luz sobre el sendero que se transita, pero de nada sirve si sólo son ejercicios intelectuales que no son tomados en cuenta para lo cualitativo más que lo cuantitativo. Mucho estudio, mucha investigación, muchos experimentos, y no nos percatamos de lo que ocurre en la existencia aquí y ahora presente, donde confluyen pasado y futuro y buscamos lo que no se nos ha perdido, sino que lo hemos olvidado, sí, nos hemos olvidado de lo esencial, de nosotros mismos, no como individuos, que lo somos, sino de esa totalidad absoluta y divina que es difícil de captar en su esencia, y ha sido materia de mucha especulación desde distintas miradas, una e infinitas, dependiendo de nuestro posicionamiento al respecto.

Enfoques empíricos y analíticos dan cuanta de lo que hay dentro y fuera de la realidad, por lo menos lo explican desde lo fenoménico, pasando por lo hermenéutico para comprender y a la vez interpretar. Acaso es predestinación, utopía, o más bien posarnos sobre el mundo y observarlo desde la teoría crítica y dialéctica para tratar de emanciparnos de tanto yugo hasta el presente actual, en un mundo complejo por la ceguera que infunde la ignorancia. El hilo conductor nos indica que estamos buscando salidas al laberinto urdido por los controladores que no quieren que despertemos, para así mantenernos en la madriguera sin ver lo que ocurre a nuestro alrededor, mientras el planeta se desmorona, sin que se tomen los correctivos tantas veces anunciados, y hay fuerzas oscuras empeñadas en que las cosas sigan de mal en peor. Y porque lo saben, y saben que el tiempo se les acaba, van con todo, y con descaro lo han dicho y manifestado, es la pura verdad, porque la lucha que se está gestando es la de la luz contra lo que resta de la oscuridad de la era que recién acaba de culminar, y ya no vale disuadirnos con más pan y circo, porque los pocos que tienen la tarea de acabar con la mayoría de los muchos que habitamos el planeta, tratan de acelerar la sexta extinción planetaria, no atienden al llamado de la naturaleza y sufre la Pacha Mama, Abya Yala, Gaia.

Quienes vivimos en el vasto y extenso cosmos debemos estar claros de las infinitas posibilidades que tiene cada alma para lograr ascender hacia su lugar de origen que yace en lo más profundo de sí mismo, sin mentiras ni manipulaciones, menos idealizaciones que desafían las leyes de la creación que entre todos y todas nos proponemos desde la conciencia pura. La narrativa de las extinciones en el planeta, ocurridas en muchos eones del remoto pasado; aparte de los fortuitos impactos catastróficos de algún meteorito errante, que acabaron con la vida de las grandes especies que habitaron la Tierra. Pero hoy, vemos como por desidia, indiferencia y por el afán de lucro desmedido, se le ha ocasionado la mayor de las perturbaciones a la atmósfera, y sus efectos devastadores que estamos sufriendo, y se incrementan con cada ciclo, impactando severamente con desastres de todo tipo y magnitud.

Los seres humanos somos testigos del daño que por más de cuatro siglos sobre el ecosistema y pareciera que eso no les importa a una minoría entre la especie, pues lejos de manifestarse a favor de la humanidad, lo que vemos en la actualidad es el enfrentamiento entre nosotros mismos, de los que más tienen contra los que menos tienen, y de los que son mayoría en el planeta, de manera irracional, enfrentados entre ellos mismos en una lógica darwiniana, dejando de lado que el mundo que habitamos nos pertenece a todos por igual, aunque la historia de la humanidad demuestre lo contrario. De algo si podemos estar seguros, de que somos consumidores de todo lo que se pueda pensar, lo fuimos como carroñeros, hasta que tuvimos que descender de los árboles para cazar y alimentarnos y vestirnos, culinaria y exquisitamente, para satisfacer cada vez y con mayor búsqueda de confort, desde que se constituyó el Sistema de Producción Capitalista, que se enfocó directa y exclusivamente en el desarrollo económico, y de un pretendido y supuesto progreso de la humanidad, que lo ha sido por lo menos para el 1% de la humanidad, mínimo porcentaje cuando somos unos 8 mil millones en el mundo, donde el reparto es de 1 sobre un millón entre la población total y la capacidad de un reparto equitativo que como mínimo debería satisfacer al menos las necesidades básicas.

Cuál es la realidad, pues que un poder tras las sombras, de donde emanan quienes toman las decisiones sobre cómo debe marchar el desarrollo y el progreso, en beneficio de los pocos que son cada vez más rico, frente a los muchos que cada vez son más pobres, y no se trata sólo de riqueza o pobreza material, sino de lo peor que es tener en demasía, y que ni en diez vidas sucesivas lograrían despilfarrarla. Mientras se imponen por la fuerza, o por ideologías desfasadas del contexto internacional, donde es el mercado el que marca el ritmo de los acontecimientos diarios, pautas que son dictadas desde las bolsas y las finanzas mundiales, apoyadas por las organizaciones internacionales tarifadas por las mayores potencias del planeta. Hablan de paz mientras hacen las guerras de ocupación y exterminio de las naciones del tercer mundo, donde los recursos son abundantes, pero sin tecnología para explotarlos y sacar de abajo a sus poblaciones que viven siglos atraso, y no hay políticas, ni diplomacia, y menos acuerdos en beneficio de tales países, manteniéndolos en guerra, por imposiciones unilaterales, caso de EEUU, Israel, China o Rusia; donde los aportes son pocos y bien medidos geoestratégicamente, y los beneficios son inmensos para las corporaciones que se encargan de hacer el juego sucio en los escenarios de conflicto a nivel mundial.

Toda esta comedia, que toma formas de tragedia, como lo diría el cabezón barbudo, es como se están manejando las relaciones entre norte y sur, entre este y oeste, las ganancias para las corporatocracias que controlan las mayores empresas a nivel global, y el empobrecimiento de las masas de manera exponencial. El lucro generado concentrado en unos cientos de miles, con sus desarrollos industriales, principalmente en propiciar guerras y vender todo lo que se necesite para sostenerlas, que es el mayor negocio de los halcones del pentágono, y por supuesto donde mandan los militares, poniendo títeres en las presidencias de las naciones.

Así fue como se estableció el Nuevo Orden Mundial desde 1886, cuando los mayores imperios de la época se dividieron el mundo entre 1915 a 1945. Hoy de nuevo en una nueva encrucijada donde está involucrada toda la humanidad, frente a la escalada ecocida y genocida, con conflictos de 5ª, 6ª y 7ª generación, y el uso intensivo de tecnologías avanzadas por los grandes consorcios que son asesorados por ceos que son generales retirados y activos, en cómo invertir a través de los juegos de guerra real, mientras reparten mendrugos de pan y mucho vino, para adormecer a los pueblos en un escenario de terror, por las amenazas de guerra de devastación planetaria por el uso de armas de hidrógeno. Entonces no conformes con la depredación de la naturaleza, y el grosero retardo de las soluciones que tantas veces se han acordado, y retirado a su vez, sin que haya sanciones contundentes contra los mayores contaminadores del planeta entero.

Cuáles alternativas nos quedan para frenar la Agenda 2030, qué viabilidad tenemos para minimizar el impacto catastrófico que se abate contra quienes como en el caso reciente de Hawái, destruyen vidas y bienes para quedarse con las tierras ancestrales, donde los capitalistas construirán complejos para el turismo y las depravaciones de los magnates del vicio y la corrupción. La devastación sigue su curso mientras los seres humanos adormecidos, infiltrados por intervenciones programadas para el mayor control a través de cámaras satelitales y drones espías, para saber la ubicación permanente de los disidentes y combatientes antisistema perverso de quienes nos están exterminando a millones de personas a través de virus, enfermedades, falta de alimentos, de agua potable, de medicamentos para los males que no han sido erradicados a pesar del avance de la ciencia médica y los sistemas de salud precarios para las mayorías, efecto de la privatización y el acaparamiento por parte de los pocos que son quienes deciden quien vive y quien muere.

La explotación indiscriminada de los recursos naturales y del medio ambiente, sin duda han llevado a extremos perniciosos la permanencia de las generaciones futuras de seres humanos y demás criaturas biológicas en una coexisten en la tierra. La interacción, el desarrollo, la adaptabilidad y la apropiación de los nuevos elementos serán, por las proyecciones a mediano y largo plazo, en nuevas tecnologías, donde la mercancía serán los seres humanos, bajo el control y la supervisión de los humanoides, donde los sujetos y sus subjetividades, serán boletos de intercambio en un mundo más virtual, donde la realidad y la ficción estarán atadas desde algoritmos y datos por asistentes de los Chat GPT a la enésima potencia. Qué será del hombre y la mujer ordinarios, se vivirá en el confort extremo como se vendió la idea de progreso en el siglo XVIII.

Ya hemos visto y notamos cada día que la realidad es mucho más impactante que cualquier cuento de ciencia ficción, la realidad es cruel, y nosotros somos los principales protagonistas de esta saga. Heidegger fue, entre los primeros en advertirnos desde su pensamiento, al respecto de la resiliencia, entre los bordes y márgenes imprecisas de la relación del hombre nuevo frente a su propia existencia, dándose cuenta de sí mismo y de la realidad de su vida planteada entre el estudio desde el yo y la teoría entonces, bajo esquemas y percepciones entre los cambiantes paisajes de la conciencia plena, teorías de sensaciones entre los nuevos paradigmas de un mundo en plena ebullición y conflicto.

Es por lo que la relación hombre naturaleza desarticulada como va, tiene esa forma abrupta de lo planteado desde la teoría del bienestar y la subjetividad alterada. Si se desvincula esa relación ser humano naturaleza, corremos el riesgo de dar credibilidad al darwinismo social y las ingenierías inversas de los tiempos más allá de la física, y que la mecánica cuántica anuncia como el final de los sistemas complejos en Gaia.

Esto se discute entre los visionarios que al día de hoy impactan con sus conocimiento y aportes, pero que al parecer no interesa tanto a los grandes consorcios capitalistas para activarse en el rescate del planeta, para los individuos y los colectivos organizados que luchan a diario en busca de respuestas firmes por parte de los actores políticos y las instancias de poder, que son los ámbitos de discusión para hallar soluciones viable como imperativos necesarios en el replantearse sobre las nuevas culturas acordes con las resiliencias, y permitan una sustentabilidad, enfrentados a los patrones de autodegeneración que se impone subrepticiamente por factores exógenos. La labor es muy compleja, pero posible, considerando las bases y el legado de las ciencias y la tecnología actual, que tienen como adalid a la Inteligencia Artificial una invalorable asistente para minimizar los riesgos latentes e inminentes en este medio siglo.



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Franco Orlando


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