La reciente apertura de la frontera colombo-venezolana dejo clara la inclinación de los pueblos fronterizos del Táchira con Colombia.
Un reflejo claro del control del narcotráfico, el contrabando y el paramilitarismo en la región, por no decir área de influencia política del uribismo.
Organizar 1000 personas para pasar el puente es bastante, 20.000 es una multitud que nos debe y tiene que preocupar, sobre todo por la parcialidad y el desprecio que expresan sobre Venezuela.
Peligrosa situación para la hora de un conflicto fácilmente motivado por factores externos e internos aliados al imperio Yanqui. Amén (así sea), por la cantidad de bases militares al asecho. No es casual la vestimenta, las consignas y opiniones de aquella contra “su” patria. Clara evidencia del aparataje político organizativo que operó tras la excusa del hambre. Léase al respecto las declaraciones de altos personeros de la MUD.
Basta un motivo relevante para que estalle un conflicto que nos haga recordar (salvando las distancias), el Tratado de Guadalupe Hidalgo. 2/2/1848.Tratado mediante el cual Méjico fue despojado de más de la mitad de su territorio. (California, Nevada, Utah, Nuevo Méjico, Texas y parte de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. Territorios por el cual centenares de miles de mejicanos “los espaldas mojadas” han perdido la vida en el intento de pisar su propio suelo.
Nuestra realidad es distinta, sin embargo, vemos como del lado colombiano se nos niega cruzar el puente y se nos veja al querer comprar nuestra propia comida que se llevan de contrabando.