A pesar de la campaña que la mediática imperialista, apuntalada por la derecha local, ha querido imponer, en la opinión pública mundial, la especie de que Venezuela es un país con un gobierno no democrático, gobernado por un dictadorzuelo, en el que se viola el derecho a la libertad de expresión.
Lo cierto es que, aquí, en nuestro país, todo el que quiera puede expresarse libremente sin que ello le ocasione sanción de ninguna naturaleza; bastaría con hacerle un seguimiento a lo que expresan, permanentemente, voceros de la derecha política, empresarial y eclesiástica locales en contra del gobierno y de la revolución bolivariana para echar por la borda tan peregrina argumentación.
Situación esta para nada comparable con lo que sucedía en la época cuartarrepublicana en la que, allí sí, cualquier disonancia con la retórica oficial
estaba expuesta a la censura, e incluso, a vejámenes, atropellos, torturas, muerte y desapariciones físicas.
Fue elocuente el “mutis en el foro” que en todo ese período mantuvieron organizaciones alcahuetas del imperio como la OEA, la SIP y las relacionadas con el tema de los derechos humanos, que nunca llegaron a pronunciarse al respecto.
No convencional
A todas luces, resulta evidente que esta imagen que se proyecta de nuestro país forma parte del plan desestabilizador que el imperialismo y la burguesía lacaya han instrumentando, vía guerra no convencional, con miras a truncar el proceso de transformación política y social desarrollado a partir del ascenso al gobierno del movimiento bolivariano.
Guerra no convencional que, en la práctica, no es más que la adecuación de la táctica política de la combinación de diversas formas de lucha, que los estrategas imperialistas han sabido adaptar a los planes políticos que adelantan en diversas regiones del mundo, con resultados concretos en algunos casos e inciertos en otros.
En nuestro caso, no estamos exentos de esta táctica imperialista, todo lo contrario, aquí en Venezuela, como consecuencia de la insurgencia del movimiento bolivariano conducido por el liderazgo de ese gigante de la estrategia política como resultó ser el Comandante Chávez, el imperialismo, al encontrarse con un “hueso tan duro de roer” que le ha propinado sonoras y cruciales derrotas, tanto en lo interno como a nivel internacional, durante más de tres lustros, ha tenido que emplearse a fondo haciendo uso de sus más diversos recursos.
A lo externo
Es así como, ha venido orquestando, en el plano externo, todo un conjunto de acciones condicionantes que comprende, la nada sutil coacción que significa la ratificada Orden Ejecutiva del presidente estadounidense, Barack Obama, declarando a Venezuela como una amenaza a la seguridad externa de los Estados Unidos; la resolución del Congreso de ese país en contra de altos funcionarios de nuestro gobierno acusándolos de violación de derechos humanos y de vínculos con el narco tráfico; la instrumentación de un cerco financiero de parte de organismos financieros internacionales; la campaña mediática de desprestigio permanente desarrollada por el aparato comunicacional imperialista en contra del país, de sus autoridades e instituciones.
Además, la presión desmedida que vienen desarrollando la derecha internacional y local en organizaciones como la OEA y el Mercosur, pretendiendo el aislamiento del país y la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, a manera de preámbulo a la intervención de una fuerza internacional.
Y, junto con ello, el intimidante cerco militar que el imperialismo tiene montado con las bases militares instaladas alrededor de Venezuela, además, de todo el poderío adicional que implica la recién activada IV Flota. Sin duda, una fortaleza militar que está allí, amenazante, presta a caer sobre esta presa tan apetitosa,-que comporta la mayor reserva energética del globo terráqueo, abundante agua y biodiversidad-si las circunstancias lo ameritan, tal cual como lo indican los informes, que circulan en la red, del Comando Sur estadounidense.
Internamente
Todo un dispositivo acompasado con el accionar interno de la derecha local que se expresa, por una parte, en la guerra económica que empresas transnacionales y organizaciones empresariales de la burguesía parasitaria han desatado en contra del pueblo venezolano y que se manifiesta, día a día, con el acaparamiento y desabastecimiento de productos, la obstrucción de la producción, el bachaquerismo, el contrabando de extracción, cierre de empresas, huelga de inversiones, hiperespeculación, etc., tendentes a atosigar a la población de angustia y malestar por no poder acceder a los artículos de primera necesidad; aunado al papel provocador que juega la Mud, en la calle y desde la Asamblea Nacional, al patético papel cómplice que cumple la jerarquía eclesiástica y la mediática privada local, con su sesgo informativo y editorial, contribuyendo con el caldo de cultivo desestabilizador, con lo cual se pretende crear las condiciones que haga posible el retorno al poder político de los apátridas y, del imperialismo, al control y usufructo de la riquezas nacionales.
Mientras…
Mientras esto acontece y el gobierno, la dirección política y el pueblo bolivariano, con todo y sus evidentes fallas, vienen librando una histórica batalla para contrarrestar la estrategia recolonizadora; algunos compatriotas, como Clíver Alcalá, Héctor Navarro, Ana Elisa Osorio y otros, han optado por asumir una posición política a la cual tienen pleno derecho pero, a nuestro juicio, inoportuna e históricamente desacertada, en la creencia de que, en las actuales circunstancias, pueden levantar las banderas de una opción política alternativa a la que hoy conduce el proceso chavista y bolivariano. Simplemente preguntamos, están ellos en condiciones de contener la arremetida imperialista y de la burguesía apátrida en contra del país?. Entendemos que no. Mientras ellos hablan y dispersan, el imperialismo y sus acólitos actúan.