El Libertador no aró en el mar

"Por él son independientes Colombia y el Perú, a él debe su existencia política Bolivia. Por el respeto que infunden sus virtudes morales y militares, gozan las tres repúblicas de seguridad, y de la confianza que inspira su confianza pública a los monarcas, puede esperar su existencia futura el Gobierno republicano en América. Digan los pueblos, pues, y díganlo, sin temor de ser desmentidos, porque no exageran, que todo lo ha hecho Bolívar o lo ha hecho hacer y que sólo sus obras han tenido y pueden tener consistencia". Simón Rodríguez, 1828.

Lo primero a destacar de Simón Blívar, de quien se vincula al cenit de la Historia Universa, mundial y humana, es que nadie jamás hizo ni logró hacer cuanto le cupo a un ser excepcional, lo que lo catapultó a ocupar el altar de la patria nuestroamericana. Anheló fundir en una sola y grande patria americana, y que trascendiera sin distingos entre los pueblos, es arto conocida su intención, que desde una lectura desapacionada, difícil, pero necesaria, sin descuidar los detalles, y la empatía, de una mirada comprensiva y abarcante de cuanto le costó, frente al imperio de la Ley divina y de los hombres, que comparte toda la gente de buena voluntad. Todos lo que han sido paridos por mujer, seres abnegadas por su entrega, que con su ese sexto sentido, una intuisión profunda sobre el sacrificio que obliga, por lo que son las verdaderas heroínas, por traer hijos e hijas al nundo, protagonistas de derroteros personales, y entrega al prójimo, para cumplir ética, una vida de trascendencia, al tiempo que moral, en un ámbito como el nuestro, escapacio y escenario en que nos dieron la posibilidad de una existencia en libertad, emancipados e independientes.

Esto solo cabe en un espítritu vasto, de una existencia en la que ha ddestacado con creces El Libertador, por lo que afirmamos que no aró en el mar; y nada más lejos de la realidad, ante una verdad patente, que está frente a nustros ojos, que podemos apreciar en cada una de las naciones liberadas del yugo del imperio español, y que las repúblicas del continente cuentan por obra y la decisiva idea de lograrlo a toda costa. Acaso el solo hecho de haberlo logrado, no representa una clara manifestación que borra cualquier intento baji y vil, de quienes todavóa la emprenden contra su nombre y sus azañas; en toda la región, y ha sido reconocido en el planeta entero, el hombre que sólo buscó la unión, la confederación, la democracia, vislumbrando más allá del horizonte, lo que siendo esencial, lo más sagrado para una persona, un ser humano, la existencia libre, justa, ecuánime, e igualitaria.

Muchas fueron las veces en que demostró con arrojo lo poco que significaban los peligros, y las privaciones, si con ello lograba sus sueños. Incluso llegó a tentar a la propia muerte, retándola, absolutamente consciente de que su hora estaba escrita, sin que se conociera cómo ni cuando. Y porque nada le fue fácil, a pesar de haber nacido en cuna de oro, en el ceno de una familia española, mantuana, y desde su primera niñez la vida lo llenó de infortunios, pérdidas de sus seres más entrañables y cercanos, desatando los vínculos paternos, y la separación temprana de su madre por la terrible y contagiosa enfermedad. Terrible realidad que le acompañó, y tocó sus afectos y sentimientos, separado de sus hermanas y hermanos, en aquella adusta y proclive sociedad estamental, en los hijosdalgos entre los criollos de clase distinguida debían ser criados y educados.

Frente a estos avatares y entrando en la adolescencia, busca compensar el vacío y la ausencia de afectos que se anidan en su costado, ante aquella realidad aborígen, mestiza, negra, que lo amamantan y cuidan, el niño también juega y estudia, va aprndiendo con lo más nutrido para la época en Caracas, y los viajes que emprende, le abren la perspectiva del horizonte psicológico, más allá del continente, al que regresa y vuelva a partir, golpeado de nuevo por la muerte que le arrebata a su amada esposa. El destino, como el universo, insensibles, lo llevan a cumplir con lo que nadie ás se cruzaría, acontecimientos y hechos que se copian en su ADN, nada que ver con el acrónimo de Adán de nacimiento. Registros que le servirán de acicate y guiarán sus pasos en el viaje sin retorno que emprenderá ante el mundo, jurando romper las cadenas de apresión de los pueblos. En su mente están sembradas las ideas maestas de lo que ya intuye es su legado, solo sus actos, las azañas, la revolución que lleva por dentro y lo impele a actuar, describen por sí mismas, lo que se puediera llamr su autobiografía personificada en el Genio que despierta cada siglo, para enrumbar de nuevo la dirección perfecta.

Las mentes obtusas, ofuscadas, miopes y de estrecheces de miras, carcomidos por el orgullo de creerse que están por encima de los demás seres humanos, no logran mirar hacia arriba, que es donde está Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte Andrade y Blanco, El Libertdor, quien mora entre las coortes de luminarias que como las estrellas alumbran el curso de los acontecimientos, que con cada detalle de sus vidas pasadas, tomando del viejo mundo los ejemplos de lo que no se debía repetir, y haciendo en el nuevo mundo las transformaciones necesarias, que desde Caracas emprendió, y como ya dijimos El Libertador no aró en el mar, y lo recalcamos por varias razones, la primera de ellas, porque es imposible para quien recibe tal meritorio reconocimiento, se devuelva sobre sus pasos, habiéndose elevado al sitial de la gloria, y como el Cóndor domina desde las cumbres, la magna gesta de la independencia de las naciones. El creyó y creó desde lo imposible una realidad que a todas luces se dibujaba adversa y descomunal, y con un puñado de hombres y mujeres troperas, que fueron ejércitos aguerridos bajo su estímulo, alcanzaron a ver un final victorioso, cumpliendo las faenas de cada instante decisivo, domando los potros cerreros de las sabanas, montados por los centauros del llano, llenos de sobradas capacidades para enfrentarse con las naturalez asechanzas de aquella primera década del siglo XIX.

Solo El Libertador lo hacía posible, demostrando en cada lance, en cada encuentro, en cada batalla contra los enemigos, expresandose aquello que lo singularizaba, una energía sin par, una fuerza de ánimo que electrisaba a todos los que lo conocían, y que a partir del año 11, fue capaz de tanto más de lo que se puede señalar, porque no es cuento, sino los matices de una narración de un cúmulo de experiencia sobrecogedoras y poderosas, que debe responder con vigor y temple, lo que significaba enfrentar al mayor imperio de la época, una apuesta que la mayoría daba por perdida, y Bolívar, hechando sobre sus hombros el peso de las consecuencias, en circunstancias adversas, atravesó lejanías, mares y océanos, enfrentó escaramusas, combates y batallas, improvisó sus tácticas sobre la macha a paso de vencedores, tres a uno los fue venciendo a todos, y a pesar de las sucesivas derrotas, las estrategias y los planes fueron de largo alcance, como la propia distancia entre España y Américan, y el tiempo que se contaban en semanas y meses, de una provincia a otra, surcando a lomo de bestias, en una costosísima campaña. Las derrotas, superadas con nuevas alternativas y triunfos, no hacían sino alentar e inclinar la balanza hacia los patriotas, desde una dimensión de pensamiento de titanes.



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Franco Orlando


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