Estamos claros que una derrota, siempre será una derrota, y que un castigo como el recibido el 6 de diciembre pasado, jamás va ser una situación deseable, entendiendo los riesgos que traerá semejante concesión, a nuestro proyecto revolucionario y al Pueblo en general. En las pasadas elecciones, se le entregó a un mono una hojilla y colocamos nuestro rostro a escasos centímetros suyo. La voracidad que pudimos observar durante sus derrotas, serán mínimas, frente a lo que sucederá en pocas semanas.
Pero como el objetivo de este artículo consiste en destacar los elementos positivos que pudieran rescatarse luego del beneplácito otorgado a los verdugos del Pueblo, procederemos a enumerarlos:
En primer lugar con esta derrota quedó en evidencia frente al mundo que permaneció expectante ante los resultados de las elecciones parlamentarias, que la mentira más prolongada de la derecha, y al mismo tiempo, la de mayor respaldo en el mundo, con una elaboración perfecta, la cual no es otra que la tesis del fraude, que aludía a un CNE parcial, arrodillado a los designios del rrrrrrrrégimen, quedó desenmascarada. Todos los acompañantes internacionales coincidieron en la transparencia de nuestro proceso y en la invulnerabilidad de las máquinas y del sistema electoral venezolano. Pero a pesar de esta verdad tan plena como la luna llena, pretendieron decir que Diosdado inició un conflicto con el Ministro de la Defensa Wladimir Padrino, por el anuncio de los resultados. Situación desmentida oportunamente por los señalados. Obviandose que sin siquiera terminarse de anunciar los resultados, nuestro Presidente, procedió a reconocerlos.
Este desenlace electoral reveló la rapacidad del oposicionismo venezolano, quien con cada derrota, sometía a nuestro país a la desestabilización, a la violencia y al asesinato de padres y madres de familia. Basta recordar los sucesos generados luego de cada una de las victorias del Invicto Hugo Chávez. Más recientemente, la descarga de arrechera de Enrique Capriles y la "salida" del "santo" Leopoldo López. En contra posición, esa madrugada del lunes 7 de diciembre, vimos a nuestro Presidente, con la misma hidalguía y respeto por nuestra gente, que tuvo El Comandante Eterno, luego de la derrota de la reforma. Quedó evidenciado con este revés, quiénes consideran y aman a este Pueblo y quiénes buscan castigarlo y usufructuar sus riquezas. Quedó demostrado que estos sifrinitos son unos asesinos inmisericordes.
Un segundo elemento que se gana con esta derrota, es que ya el Pueblo verá en acción a "la gatita de Maria Ramos", que desde hacía un tiempo venia lanzando la piedra y escondiendo la mano. A partir del 5 de enero, no podrán culpar de sus patrañas a Nicolás Maduro, como venían haciendo cínicamente. Desde ya, el Pueblo venezolano viene esperando respuesta ante sus promesas de campaña. También viene observando con ojo crítico, cada una de las intensiones de sus actores. Obligando con sus reacciones ante cada frase opositora, que las fieras vuelvan a la jaula. Pero debemos estar claros que en cualquier momento empezará la depredación. Por los momentos siguen el libreto. No por mucho tiempo podrán controlar la ansiedad y la voracidad que los carcome. Desde el 5 de enero estaremos en presencia de dos actores visibles en escena y evaluaremos el accionar de cada uno ante el Pueblo.
Otros elementos que se darán a partir de este fracaso, será que algunos actores de la revolución tendrán que salir de su zona de confort y volverán a la combatividad que representa una revolución, dejaremos nuestras peleas internas y nos concentraremos en la defensa del Pueblo, algunos se verán obligados a bajar los niveles de prepotencia que les caracteriza. Además se establecerán las condiciones en las que más avanzamos, como son los momentos de agitación. Para terminar tendremos la oportunidad de observar en estas circunstancias, cuales eran las verdaderas intenciones de la derecha, ocultas detrás del "fin de las colas".
