Se apagan los gritos de parto en Faluya

La crisis moral de la humanidad llega a niveles incomprensibles. La bien argumentada y justificada invasión a Irak no solo se llevo por delante la vida de cerca de un millón 200 mil personas, sin contar los millones de heridos, mutilados y huérfanos. La situación llega a niveles que solo pensamos ver en nuestra acostumbrada y citada “ciencia ficción”.

En una carta enviada a la Asamblea de las Naciones Unidas, firmada por la ministra de Asuntos para la Mujer de Irak; médicos, especialistas en biología, química y bioprocesos; y un escritor y periodista, se informa que cada día nacen más niños deformes.

“Las mujeres jóvenes de Faluya en Irak tienen miedo de tener hijos debido al número creciente de bebés que nacen grotescamente deformados, sin cabeza, dos cabezas, un solo ojo en la frente, con escamas en el cuerpo o falta de miembros. Además, los niños pequeños en Faluya están experimentando horribles cánceres y leucemias…”.

Este horror es producto del uso de armas químicas, más nocivas que aquellas que buscaron y por lo que invadieron, pero nunca encontraron. El uso de uranio empobrecido y fósforo blanco ha provocado y sigue causando este daño irreparable en contra de la especie humana.

En la comunicación se señala que en el hospital de Faluya, en septiembre de 2009, de los 170 bebes nacidos, 24 por ciento murió en la primera semana y el 75 por ciento de estos presentó severas deformaciones. Los investigadores comparan esta situación con las estadísticas del año 2002. En ese momento, en el hospital de Faluya de 530 recién nacidos, seis no sobrevivieron a la primera semana y uno solo fue diagnosticado como deforme.

La tragedia no termina allí, de los que logran sobrevivir, un número importante desarrolla discapacidades graves. Otros sufren cáncer y leucemia. Esto último se repite en Basora, Bagdad y Al – Nayaf. Esto sin contar que después de 2003, se ha incrementado el numero de bebes prematuros.

Un solo sepulturero, señala la denuncia, puede enterrar de 4 a 5 bebes en un día, la mayoría deformes, no tanto como la conciencia y moral de quienes gobiernan el mundo; que se niegan a retirar sus tropas de Irak; siguen invadiendo países y utilizando armas químicas; hacen caso omiso a los tratados internacionales para la defensa del ecosistema, decretan y prolongan a discreción, bloqueos en contra de las naciones que ven al ser humano como el sujeto de derecho y no el objeto para la destrucción. Y cuyo veto en las asambleas internacionales pesan más que 6 mil años de humanidad.


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