Décima quinta elección en lo que va de revolución, mi respeto a todos los compañeros comunistas que lograron meter a sus candidatos, a compañeros del PSUV que mantienen la mayoría y fuerza política en nuestro parlamento.
Es curioso que la matemática en el mundo escuálido de Venezuela halla cambiado, 95 es menor que 61 y en Caracas, 6 menor que 2, con estas cifras celebran su victoria que con tanto convencimiento hacen llegar a los venezolanos disociados a través de globoterror y paginas web, seguramente nosotros estábamos esperando a que esto ocurriera para ponernos a desmentir cada una de las cosas que ellos dicen, en ese juego han sabido mantenernos por no ser nosotros los que impongamos la línea comunicacional, ¿donde están los medios alternativos? ¿Donde están los autocríticos que se les ha olvidado cada logro de la revolución? ¿Donde están los supuestos cuadros que hacen el trabajo pero no más de lo que le da el horario porque de corazón no sienten esto?, esos que siguen viendo por encima del hombro porque se les olvido los buenos días, buenas tardes o como sigues compañero!
Claro camaradas, pocos son los que en este camino van quedando a defender lo mucho que podemos hacer y lo poco que nos pueden quitar, nos estamos dejando cambiar por los cargos, las raíces quedaron allá, donde nacimos o en la gaveta donde guardamos las miles de solicitudes de un pueblo que nos ha llamado y al que no hemos parado bola.
Tú jefe, que estas arriba momentáneamente, tú diputado que estas ahí gracias al pueblo, tú aspirante que dejaste tu pensamiento a un lado para seguir la línea de un grupo político que cada vez se aleja más de la realidad.
¿Antes del mes Julio cual de los candidatos estuvo trabajando por estas comunidades? Seguramente muy pocos, los demás solo esperaban el juego electoral para ser un competidor más y no para ser un defensor más.
Muchas cosas que revisar, mucho que atender, mucho que depurar y mucho que recordar.
La política la hemos transformado en nuestro ingreso monetario, la hemos convertido en la varita mágica que quita y pone a quien les da la gana, se nos olvida que somos proletarios y que hombro a hombro se construye la sociedad de iguales.
Pero aquí se trata de quien tiene más poder, cual de los equipos políticos del Estado figura más y quien es más revolucionario en esta competencia incansable de cuadros.
Decimos que somos autocríticos y no aceptamos la crítica más frágil, nos duele porque nos sentimos identificados, buscamos destruir a ese que nos llama a la reflexión y nuevamente allá, atrás, queda la revolución.
Los Chávistas siguen fuera de las instituciones públicas, nos encargamos de botarlos, de garantizar que no vuelvan mientras empleamos a opositores que con cargos o no, están haciendo el trabajo por su bando mientras nos sonríen y nos apuñalan como los más viles traicioneros.
Tenemos toda la culpa, toda la responsabilidad, tenemos la competencia absoluta de cada cosa que ocurre en nuestros espacios, pero no queremos ser guardianes, queremos trabajar para aislarnos y no para unirnos, queremos ser cuadros para obtener reconocimiento del jefe, pero no del pueblo, queremos ser jefes para mandar y no atender, pero no queremos serlo para escuchar y resolver.
Por estas razones Chávez es Chávez, y continua como líder de los cinco millones y tanto que lo seguimos, pero ¿que trabajo hemos hecho compañeros para aumentar esa cuota?
La oposición seguirá haciendo el trabajo para mantenernos a nosotros desmintiendo, detrás transmitiendo todo los que ellos dicen y en algún momento llegara el tiempo justo donde pensemos y empecemos hacer cosas por nosotros mismos.
La victoria es del pueblo, del único que se restea y se resteara con Chávez por ser fiel a sus principios y valores, por dedicarse incansablemente al Poder Popular que jamás a dudado de su trabajo y su amor por la patria.
El Poder Popular esta ahí para trabajar, para organizar, pero también para reclamarles y decirles cuatro cosas que los haga bajar a tierra, somos de carne y hueso, aquí no hay súper hombres, existe un sentimiento hacia un modelo económico socialista y el respaldo de un gobierno que se rige por las inquietudes del Poder Popular que lo mantiene en pie de lucha.
“Ser Joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”
Salvador Allende.
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