¿Qué podemos decir de lo que ha acontecido en Venezuela aquel 11 de abril de 2002?
Fue algo terrible, inesperado para muchos, presentido por otros. No sé si eso ocurrió porque Chávez haya cometido errores de excesiva tolerancia o una interpretación inexacta de las libertades democráticas o que subestimó a la oposición subversiva y golpista que aprovechó las debilidades y torpezas políticas del gobierno.
Creo, por otro lado, que muchos venezolanos le debemos la vida a la decisión del presidente de sacar a la Guardia Nacional para evitar que una masiva manifestación opositora llegara al palacio de gobierno donde estábamos cerca de 80 mil personas apoyando al presidente. Imaginemos que aquella manifestación, que no era pacífica en lo absoluto y que no ha debido nunca pasar de Chacaíto para Caracas, chocara con la concentración bolivariana, ese choque tenía como objetivo producir una producir mortandad, con el agregado de que ellos (la contrarrevolución) traían cerca de tres mil o más paramilitares entre efectivos de la PM, poli Baruta, poli Chacao, poli Miranda, brigadas armadas paramilitares de Pérez Recao, AD, Bandera Roja y grupos paramilitares colombianos, salvadoreños, norteamericanos. Por eso más que importante, a nuestro juicio fue decisiva la presencia de la Guardia y los soldados, eso contuvo en buena medida a las agresivos marchistas que iban con el objetivo de hacer renunciar al Presidente o asesinarlo. Igualmente la presencia popular se enfrentó a los grupos de comandos que iban con el objeto de entrar al palacio de Miraflores por los jardines, unos, cerrar el cerco o la pinza, otros, dirigido el enfrentamiento, como todos los vimos, por Enrique Mendoza, Pablo Medina, Carlos Ortega, Guaicaipuro Lameda, al Almirante Molina Tamayo entre otros; dirigentes de Bandera Roja y los otros partidos del escualidismo, pero la firmeza popular le puso un freno decisivo a aquel intento.
Estábamos ante un minucioso plan golpista preparado en Washington-Madrid-Bogotá-Caracas-San Salvador con la participación activa de un significativo sector empresarial, de la burguesía monopolista y de los grupos sindicales mafiosos de la CTV, de los partidos tradicionales desplazados del poder: AD, Copei, Convergencia, Alianza Para el Bravo Pueblo, Causa Radical; partidos ayer de izquierda como Bandera Roja, hoy aliada a sus antiguos enemigos, y partidos recientes, como Primero Justicia y Proyecto Venezuela, y organizaciones de la mal llamada «sociedad civil», ONGs golpistas, seudo defensoras de los derechos humanos, grupo confesionales católicos de extrema derecha, expresión partidos y grupúsculos de una clase media que se tornó virulentamente neo nazi, anti comunista, descendientes un gran porcentaje de ellos de aquella emigración de los años 50' proveniente de Portugal, España, Italia que se apropió del sector terciario de la economía y vivió de las prebendas y dineros que generosamente les otorgaban los gobiernos del bipartidismo. A esos sectores se agregó el sector gorila del generalato militar pro yanqui y anti nacional.
Nunca fue exagerado decir que ese fue un golpe petrolero. De hecho un sector –nómina mayor– de la empresa estatal de petróleo, PDVSA, había logrado paralizar a la empresa y se oponía a aceptar la Junta Directiva que había nombrado el Presidente por ser su potestad. Todo el movimiento de agitación fue en torno a apoyar la posición de este sector petrolero. El 9 y 10 de abril, el estado mayor golpista, le da todo el apoyo a la cúpula empresarial y a la directiva fraudulenta de la federación de trabajadores para iniciar una huelga económica general. La huelga de dos días prácticamente fracasa a pesar de contar con todo el apoyo de la TV, radio, prensa escrita. En la noche del 10 de abril ese comando golpista decreta una huelga general indefinida a partir del 11 de abril y se ponía en acción el dispositivo golpista propiamente dicho.
Así las cosas convocan a una marcha desde el parque al Este hasta Chuao, el volumen de personas que se concentra el enorme, cerca de cienmil personas, quizás un poco más, allí el comando golpista toma la decisión de lanzar a aquel volumen humano –o parte de él– hacia Caracas, marchando unos 13 kilómetros. Se violenta la normativa legal, pues la marcha no está autorizada y resultaba una locura hacerla llegar a Caracas para ir hacia el palacio de gobierno sabiendo que allí había una enorme cantidad de personas concentradas. Más que una irresponsabilidad es una locura, un crimen porque cualquiera se da cuenta de que en ese choque de trenes se va producir una mortandad. En su borrachera de poder, el Estado Mayor del golpe, está decidido a producir un baño de sangre en Venezuela, sacrificando incluso a gente que los apoya en la parte digamos que legal de esas luchas oposicionistas.
El objetivo de la huelga general indefinida pasa, de hecho, a un segundo plano, pues al lograr reunir una cantidad tan grande de personas les permite a los golpistas accionar un plan B del golpe que ya estaba montado. Dirigen la marcha hacia Caracas a sabiendas de que es una locura. Ellos saben que las fuerzas que están en el palacio son numéricamente inferiores, eso alienta a los golpistas a utilizar aquella masa para derrocar a Chávez. A la mayoría la engañan, le dicen que sólo van a solicitar la renuncia del presidente. Pero otro era el objetivo. Allí iba una fuerte cantidad de personas armadas –3 mil ó más–. Policías del Estado Miranda, de los municipios Baruta y Chacao, de Caracas –PM–, grupos paramilitares de algunos partidos opositores y bandas de los propios golpistas. Había, igualmente, francotiradores extranjeros apostados en lugares estratégicos (Hoteles), muy cerca del palacio de gobierno. Pero ese plan se les cae por la resistencia popular en puente Llaguno y detrás de Miraflores. No pueden ejecutar la pinza militar, la PM y sus jefes se asustan y retroceden en la avenida Baralt, en Pagüita ocurre lo mismo, los Guardias Naciones y efectivos del Ejército y el pueblo que allí estaba evitan que las bandas armadas, los grupos de comando, avancen, los obligan a retroceder.
Se podrá imaginar lo que significaba, para quienes estábamos cerca del palacio, la certeza de que venía una marcha gigantesca hacia ese sitio. ¿Qué iba a pasar? Porque nuestra pueblo allí congregado no tenía armas y no estaba preparado para una confrontación de esa magnitud; allí estaban mujeres, ancianos, niños incluso. Claro si no quedaba más remedio, los enfrentaríamos, a la revolución y a Chávez había que defenderlos; éramos una masa resteda, dispuesta a todo.
El presidente había ordenado temprano –como a las 2 pm salieron los primeros contingentes– la salida de la GN, como se sabe y eso contiene a la masa que avanza y quiere dirigirse a Miraflores, pese a que sus jefes son quienes dirigen el golpe. Muchos camaradas del pueblo están allí, junto a los guardias y soldados, defendiéndose de los agresivos y violentos marchistas. Eso cambia los planes golpistas y entran en acción un plan C. Ya no es posible mover a los marchistas hacia el palacio de gobierno, el Plan B con la Pinza Militar , fracasa.
Entran en acción los francotiradores –se ha dicho que algunos eran salvadoreños, norteamericanos, colombianos, salvadoreños y panameños–; las policías también entran en acción y civiles armados con cascos de policías y comienzan a dispararle a la gente del pueblo que está cerca del palacio, particularmente los que están en el puente Llaguno, subiendo por la avenida Baralt. Un pequeño grupo de compatriotas –unos 5 –, armados con armas cortas, tratan de repeler el ataque, allí mueren asesinados unas 11 personas por las balas policiales y de los francotiradores. Los francotiradores asesinan, incluso, a alguna gente de los marchistas de la derecha que vienen del Este para crear más confusión.
Mientras la PM y los paramilitares atacan violentamente a los bolivarianos que están en el puente, por los lados de El Calvario, subiendo por el viaducto de Pagüita, una cantidad importante de marchistas de la contrarrevolución trata de llegar al palacio de Miraflores, dentro de esa masa venías los grupos armados. Allí se ven a Pablo Medina y a Guaicaipuro Lameda, a los jefes de Bandera Roja, al Almirante Molina Tamayo dirigiendo a las bandas paramilitares de Pérez Recao, todos planificando una posible toma de Miraflores.
Como señalamos, se podía apreciar que estaba en desarrollo una operación militar encubierta con la marcha, una tenaza que busca cerrarse en torno a Miraflores por la Baralt -–abriéndole paso a los marchistas y a los grupos paramilitares, agrediendo a los bolivarianos para que desalojen esa parte y pudieran subir un grupo grande de marchistas–; por la otra parte, cerrar la tenaza por Pagüita llegando al palacio por su parte trasera. Pero la GN, los soldados, y en buena medida, la enorme cantidad de bolivarianos allí presentes, contienen los grupos que avanzan por ese lado y los hace retroceder. Con esos hechos y la defensa que consiguieron los golpistas en el puente Llaguno y en Pagüita, se cae esa fase del plan, entra en acción el plan C.
Las escenas de lo que ocurre en puente Llaguno –labor sencillamente de auto defensa– son filmadas deliberadamente por una televisora golpista –Canal 4– que llega a esa zona bolivariana clandestinamente, se suben a un edificio previamente escogido y desde allí filman las agresiones de que son objeto los bolivarianos que están en el puente Llaguno por parte de la PM, otras policías y los paramilitares y la auto defensa que hacen los patriotas para repeler el brutal ataque. Para los efectos de esa fase de activar el golpe, con esas escenas filmadas tiene Venevisión lo que querían los golpistas, el pretexto ideal. De inmediato las filmaciones son filtradas y ponen lo que a ellos convenía a sus planes golpistas, las imágenes de los patriotas que en Llaguno se defienden de las policías. Esas imágenes de laboratorio son transmitidas en cadena por todos los canales y al exterior, era la «prueba» del régimen sanguinario de Chávez que estaba produciendo una masacre; esa era la señal para que los militares golpistas entraran en acción, ponen en el aire los videos tomados en la mañana en un estudio donde salen hablando los primeros grupos de generales acusando al presidente de asesino y desconociendo su poder. A partir de allí los hechos golpistas se desencadenaron, un alto componente de generales –sin tropa– decidió tumbar al presidente.
Ya se sabe que cerca del mediodía, mientras la marcha viene del Esta hacia Caracas, en el Fuerte Tiuna, la principal base militar de Caracas y sede del Ministerio de la Defensa, se venían produciendo movimientos militares, tranca de entradas y salidas de vehículos militares y todo un abierto movimiento conspirativo.
Los acontecimientos golpistas se desencadenan y los factores de poder sólo esperan el desarrollo de los éstos para darle el jaque mate al presidente Chávez. Del exterior llegan generales en funciones diplomáticas que forman parte de la conspiración. Loa organismos de inteligencia –DISIP y DIM– están penetrados por los golpistas que desinforman al presidente y a los altos mandos no comprometidos. La Cuarta República que convive dentro de la Quinta República trata de retomar el poder ante gobernantes generosos y a veces ingenuos.
Debemos señalar lo ocurrido frente a la Embajada de Cuba. Fue algo perverso, típico de esas mentes retorcidas como la de los contrarrevolucionarios mayameros, muchos en cargos de poder en la administración Busch como Otto Reich y el embajador norteamericano Shapiro, encargados de coordinar el golpe, quienes se reunieron varias veces con los altos dirigentes del golpismo.
El viernes 12 una turba de neonazis del partido Primero Justicia, dirigidos por el alcalde Capriles Radonski, del Municipio Baruta, donde está ubicada la Embajada y el Consulado de Cuba, cercan las sedes diplomáticas. Pero, igualmente, estaban allí los grupos de cubanos y venezolanos contrarrevolucionarios, viejos terroristas apoyados por la Fundación Cubano Americana que dirigían a la turba de paramilitares que iban a asaltar y arrasar a la Embajada con todo el personal que estaba allí adentro, incluso estaba planteada la violación de la esposa del Embajador y de las demás damas cubanas allí presentes. Esto último de la violación se supo por una grabación del General Poglioli, general golpista que dirigía la policía política, Disip, durante el reinado de dos días de Carmona Estanga. Los patriotas cubanos se portaron con una dignidad a la altura de ese amado y entrañable pueblo. No podía ser de otra forma, no podíamos esperar menos de un pueblo tan maravilloso y luchador. Pero el retorno de Chávez hizo correr a los fascistas.
En lo personal, como venezolano, como revolucionario y bolivariano de toda la vida (50 años de consecuencia revolucionaria 1957/2007) que me identifico con el proyecto de país que está plasmado en la Constitución Bolivariana, me identifico desde 1992 con el proyecto de cambio revolucionario que encarna y dirige el presidente Hugo Chávez, porque consecuentemente voté por él desde el 6 de diciembre de 1998 hasta julio de 2000, traté entonces, como patriota y revolucionario socialista, de poner mi grano de arena en la defensa de este sueño, de esta utopía. Estuve el 11 de abril desde las 12.30 pm. hasta las 6 ó 7 de la noche. Nunca me había sentido tan mal como ese día. Presentía lo que venía, incluso lo sabía por mis análisis políticos y no me habían hecho caso, grave error de nuestros dirigentes. Me fui a la casa y en la madrugada me llamaron queridos y queridas amigas de España y Argentina ¿Qué podía decirles? Chávez había caído, había sido derrocado.
El viernes 12 me apresté de nuevo a la lucha. Hice contactos con camaradas y amigos de las redes sociales donde activaba entonces para comenzar a preparar la resistencia contra la naciente tiranía. Todos estábamos golpeados, alicaídos, pero no vencidos. Como yo, millones de venezolanos comenzaron a movilizarse y ya en la noche de aquel viernes 12 hubo un fuerte cacerolazo contra el tirano Carmona, buena señal. Comenzó una feroz represión, tuvimos que ocultarnos e irnos a la clandestinidad, y vino el sábado 13 de abril. Fui al mercado municipal de la Pastora, allí agité a la gente, contacté y ví un estado de ánimo positivo, ¡la gente, el pueblo, quería salir a luchar! En las calles por donde vivo los jóvenes daban vivas abiertamente a Chávez en la calle. ¡A palacio! dijo alguien y quise irme tras de él. Fui para la casa, encontré allí a mi hermano, estaba triste, igual mi madre; me llamó una sobrina para pedirme que me cuidara, sabía que me podían perseguir. ¿Qué vas a hacer, hijo? me preguntó Mamá. ¡A Luchar por la patria madre, a exigir que restituyan a Chávez!, le contesté, y con la misma me fui de nuevo al palacio. ¿Era una locura? ¿Qué proceso revolucionario no tiene un toque de locura?¿No es una locura el amor o los ideales de redención y paz?
Y me fui al llamado del deber con la inmensa satisfacción de que mi hijo menor, Humbertico, me llamó y me dijo que nos reuniéramos en Fuerte Tiuna para exigir el retorno de Chávez. Eso me reconfortó y ¡cómo quise tener hijos en ese momento para entregárselos a la patria y a la revolución!
Bueno, me fui para Miraflores y allí comenzó a congregarse el pueblo; creo que eran cerca de las dos de la tarde, ya había mucha gente, empezamos a gritar para dentro del palacio, yo le propuse a un grupo de compatriotas que violentáramos la cadena y entráramos a palacio a tomar presos a los golpistas que estaban allí, pero eso no prosperó. Seguía y seguía llegando gente. Creo que sólo en Fuerte Tiuna, la intercomunal del Valle, Coche, la Bandera, había como millón y medio de personas. En el palacio creo que habían unas 200 mil o más. Pienso que entre Caracas, Vargas y Miranda solamente se movilizaron unas 3 millones de personas, en todo el país cerca de 5 millones de venezolanos y venezolanas, el voto duro chavista.
¿Cómo, si había una férrea censura de prensa, se pudo movilizar aquella gigantesca masa a tan sòlo 48 horas de tumbado Chávez del poder?
La conciencia, el sentido de patria, la certeza de que se es un poder real, no virtual o formal. radio bemba, la telefonía celular, las visitas a las casas y, sobre todo, la prensa alternativa, las hojitas, panfletos y todo tipo de impreso rústico, hecho con humildad pero con amor y patriotismo; en fin, creo que fue la más impresionante muestra de movilización en tiempo record de millones de personas. El pueblo asumió nuevamente su poder originario, lo impuso en la calle para restituir el poder constituido que había sido eliminado violentamente. Eso afirmó a muchos militares que estaban con Chávez y con la Constitución Bolivariana y terminó de definir a los vacilantes. Esa fue la derrota más grande sufrida por el imperialismo yanqui en el mundo comenzando el siglo XXI.
Ya ha transcurrido un lustro de aquellos trágicos y decisivos sucesos. Así como Venezuela fue otra después del 27 y el 28 de febrero de 1989, lo mismo puede decirse del golpe del 11 de abril y el contra golpe popular-militar del 13 de abril que restituyó a Chávez y al poder constituido que había sido hecho añicos por los golpista dos días antes al ser eliminada la Constitución Bolivariana, el nombre de República Bolivariana de Venezuela y eliminados todos los poderes surgidos de la Constituyente de 1999.
Estos han sido cinco años de vertiginoso avance revolucionario, la lucha no cesó, el error táctico de haber perdonado judicialmente a los golpistas le costó muy caro al país, a su pueblo, a su economía; la derecha contrarrevolucionaria creyó que con otra u otras arremetidas podía derrocar a Chávez, vino entonces el terrible y descomunal paro patronal petrolero de diciembre de 2002 y enero-febrero de 2003. Pero ya el pueblo estaba preparado y resistió aquella conjura imperialista, oligárquica y de los mismos sectores desnacionalizados y desarraigados de la clase media. Tan poderosa arremetida y conspiración internacional pudo ser conjurada y vencida gracias a un pueblo nucleado en torno a su líder y en torno al proyecto revolucionario. A la derecha le costó sumamente cara su osadía, perdieron en lo fundamental el control que tenían sobre PDVSA, los gerentes, directores y toda la gentuza del petróleo quedó fuera de la industria y le permitió al gobierno reordenar la vital industria y comenzar a ponerla al servicio del pueblo en beneficios tangibles: Misión Barrios Adentro I, II y III. Misión Robinson, Ribas y Sucre, creación de la UBV y las aldeas universitarias; se abrió toda una política de economía popular que le permitió a muchos sectores humildes, agrupados en cooperativas, trabajar con PDVSA.
Donde se percibe pasmosa lentitud es en la Fiscalía General de la República. Las decisiones son morrocoyunas, lentísimas y los golpistas y subversivos tienen la creencia de que pueden actuar y conspirar sin esperar castigo alguno. Muchos líderes golpistas presos, como Ortega o Lapi, se escapan con asombrosa facilidad y no se percibe castigo alguno para los responsables. López Cisco se fue del país, los militares terroristas se escaparon de Ramo Verde, a los pocos jefes y policías presos que hay, no se les termina de condenar y se les da armas para que presionen hasta una amnistía.
La derecha, sin duda alguna, está debilitada. Sus líderes fundamentales están en el exterior, sus partidos divididos, caso Primero Justicia. La derrota electoral de Rosales fue un golpe político contundente y de proporciones descomunales. La derecha centra sus ataques en el terrorismo paramilitar y la oligarquía está a la defensiva, el caso de RCTV lo pone en evidencia, nadie da medio por Granier y su casi extinguida estación de televisión. Ese constituye, sin dudas, uno de los golpes más terribles, duros y contundentes que el gobierno revolucionario le ha asestado a la burguesía monopólica y al imperialismo después de la toma de Pdvsa; a ello se agrega la nacionalización light de la Electricidad de Caracas y la CANTV, importante sin dudas pero aflojando una cantidad mil millonaria de dinero que los pillos de sus dueños no merecían.
Con los muertos y los heridos del 11 de abril no se ha hecho toda la justicia que se esperaba, mucho asesino de esa ocasión anda suelto y, bajo la peculiar interpretación de la democracia, los grupos de derecha, violentos, fascistas, siguen en sus andadas, afortunadamente las realizaciones, obras en desarrollo o concluidas y la acertadas políticas económicas, de salud, educativas y de masivo beneficio social le quitan fuerza a las tratativas de la derecha y del imperialismo y fortalecen al presidente Chávez y a la revolución bolivariana, que se apresta a la construcción del partido revolucionario bolivariano y al impulso del socialismo del siglo XXI.
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