No hay Pueblo Vencido!

En Clave de Febrero

Hoy se cumplen 22 años del “Caracazo”. El 27 de febrero fue el evento histórico de masas más importante de finales del siglo pasado, nos colocó a la vanguardia de las luchas contra los planes de ajustes o paquetazos  neoliberales, puso de manifiesto la disposición de cambio del pueblo venezolano, se convirtió en fuerza revolucionaria y palanca de las innumerables conquistas logradas hasta ahora. Fue una insurrección espontánea, sin dirección ni objetivos formales políticamente definidos, pero sí con una orientación generalizaba y en medio de una acumulación de arrechera que se llevaba todo por delante y que dejaba sellado la voluntad del pueblo de producir cambios para no seguir viviendo como antes. Fue el cuestionamiento en la praxis de la situación que atravesaba nuestro pueblo…  Así salimos el 27 de febrero de 1989, sin un plan formal preconcebido, pero dispuestos a decir ¡BASTA!, dispuestos a expropiar a los expropiadores y hambreadores de siempre: la burguesía, el capital y su tinglado político puntofijista. 

La masacre fue brutal...asesinatos, presos, balas, sangre, peinilla, toque de queda....y terror.....pero debemos decir que este suceso de 1989, fue el que visualizó la crisis de un modelo político y económico que se implementó luego que la revolución democrática de 1958 derrotara al régimen dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, y que fuera traicionada por AD, COPEI y URD con el llamado Pacto de Punto Fijo en complicidad con las principales instituciones de la burguesía: FEDECAMARAS y las cúpulas de la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas.  Pacto que condujo a una nueva dictadura burguesa, de alternancia representativa del poder por  vía electoral…  40 años de Cuarta República en medio de una represión brutal en contra de los trabajadores y el pueblo. De estas traiciones venimos, por eso nuevamente insurgió el Pueblo Rebelde el 27 de febrero de 1989, salió de sus casas para no volver hasta cambiarlo todo y demostrar que a pesar de las masacres siempre se impondrá la testaruda y máxima reserva de lucha: ¡No hay Pueblo Vencido!

Después del 27-F queda instalada una crisis de gobernabilidad y se abre una situación revolucionaria que fracturó todas las instituciones del viejo poder.  Tres años después brotan las insurrecciones militares del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, hijas directas del 27 de febrero y que constituían otra de las formas de manifestarse la crisis social y política por la que atravesaba el país: “los de arriba no podían seguir gobernando como antes y los de abajo tampoco se dejaban gobernar como en el pasado”.

Las primeras confrontaciones, para no llamarlas derrotas, entre lo viejo y lo nuevo,  predecían las victorias importantes del futuro inmediato.  Se entraba en un proceso de conexión del pueblo civil y uniformado.  Las movilizaciones del pueblo continuaban y levantaban la consigna: ¡Fuera CAP!  Entra un gobierno provisional y ya se constata la cualificación de las luchas, se hace evidente la instalación de un Doble Poder que empieza a adquirir orientación programática: ¡Refundación de la República, Constituyente Ya! que fueron pintas aisladas durante el Caracazo y que empiezan a ser parte de la agitación y movilización de un pueblo revolucionado. Lo viejo se resiste a morir y en medio de una crisis de dirección revolucionaria la derecha y el imperialismo activan la salida electoral  a su crisis.  Nuevamente el huracán revolucionario se expresa, asume cualquier forma de lucha y en las elecciones de 1993 remata su rompimiento con AD y COPEI, llena de votos a Caldera y a la Causa R: el último dirigente burgués de la IV República que entendía lo que estaba pasando en Venezuela y que intento cabalgar el proceso para matarlo, y una organización promovida desde la zona industrial de Matanzas que después demostró no estar a la altura de su fundador Alfredo Maneiros.  

En medio de este paréntesis de los últimos cinco años de la moribunda IV República, del gobierno que más traicionó a los trabajadores y al pueblo, el nuevo poder del pueblo explotado comenzó a delegar su direccionalidad de cambio en un nuevo liderazgo:  Chávez, el que mejor supo interpretar las claves del proceso abierto el 27-F.  Un paréntesis que concluyó en 1998 y que fue la fase preparatoria de la lucha de clases más encarnizada que se ha dado en la historia electoral de nuestro país.

Hoy, 22 años después de la Insurrección de Febrero, el proceso revolucionario sigue abierto. Somos los mismos que salimos el 27-F, el 4 y 27 de 1992, el 98, el 99, año constituyente que enterró la constituyente hemisférica que venía precedida de su punta de lanza: el ALCA, del 13 de abril de 2002 y durante el paro petrolero, en el 2004 cuando cabalgamos una de las conquistas mas grande de nuestras luchas: el proceso refrendario que ratificó a Chávez en el gobierno y que sirvió para consolidar el proceso en las elecciones del 2006.  22 años de luchas, en las que reivindicamos mayormente las anónimas, las pequeñísimas y que se hacen inmensas por su generalidad, las luchas de un pueblo que adquirió nombre y apellido: Pueblo Bolivariano, la gasolina de este proceso.  El que marcó las claves que obstinadamente nos imponen el rumbo revolucionario, el mismo que en la derrota del 2007 se adelantó genialmente a las 3R y gritaba en Miraflores: ¡Limpieza y más Revolución!  El mismo que irrumpió el 27-F contra todo lo constituido y que abrió el proceso constituyente consustancial a nuestro proceso revolucionario, el que se activa en momentos de peligro y sustituye todo poder confiscatorio para entrar en escena como lo que es: el Sujeto Constituyente Revolucionario de este proceso parido por sus heroicas luchas y que delegó en Chávez su conducción para acelerar la Transición Revolucionaria contra los sujetos del capital, sus instituciones y a favor de los que únicamente viven de su trabajo.

Todavía la tarea ineludible está cruda, las conquistas aún son insuficientes.  No hemos derrotado el Estado Capitalista ni a sus operadores económicos y políticos, más bien ganan terreno, son una inteligencia objetiva y natural  que gana adeptos para sus filas y que se expresa en la burocratización constatable que hay en las nuestras.

Llamamos a interiorizar las claves del proceso y que nos ha transferido el pueblo con sus luchas.  Única manera de activar el Sujeto Constituyente Revolucionario, al Pueblo Bolivariano, base social del proceso que lo puede profundizar  para derrotar al Estado Burgués y cambiar la propiedad privada de los medios de producción bajo el poder de las organizaciones que tenemos que desarrollar  para ejercer el Control Obrero y Popular. 

Llamamos a no cederle más espacios a la reacción, a cerrarle toda posibilidad a la burguesía nacional e internacional en su descarada tarea de seguir acumulando capital y poder con miras a retomarlo totalmente.  

¡Que nuestra lucha se convierta en una ofensiva del Pueblo Bolivariano en proceso constituyente contra todo lo constituido, contra todas las instituciones, leyes, reglamentos, procedimientos  y sujetos que no dejan de moverse dentro de la lógica del capital imperante: que piensan que lo están haciendo bien y no es verdad.  Que necesitamos de una direccionalidad política que se embarre y empalme con la voluntad de cambio de los pueblos en un mundo donde empiezan a estallar Febreros, Abriles y Diciembres porque es imposible un futuro, una salida digna, en el marco del capitalismo!

27 de febrero de 2011. Marea Socialista

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¡Ni Burocracia Ni Capital, Socialismo y más Revolución!

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