El domingo 15 de noviembre de 2009, la activista saharaui Aminatu Haidar, inició una huelga de hambre en el aeropuerto de la isla canaria de Lanzarote, para protestar su expulsión del Sáhara Occidental y exigir su retorno. Había sido detenida dos días antes en El Aaiún, cuando rehusó colocar "Marruecos" en la planilla de entrada y dejar en blanco la casilla de ciudadanía, ya que para Haidar, su ciudadanía y país de entrada era el Sahara Occidental, posición que ya había asumido en otras ocasiones. Las autoridades de Marruecos habrían afirmado que Haidar estaba renunciando a su ciudadanía y fue deportada a España. A su llegada, Haidar se negó a entrar a territorio español porque consideraba haber sido trasladada contra su voluntad y por no tener documentos de viaje, lo cual a su juicio, suponía violar la Ley de Extranjería española, aunque las autoridades españolas le otorgaron una tarjeta de residencia por razones humanitarias. Tras 32 días en huelga de hambre, Aminatu Haidar debió ser internada en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Lanzarote por el deteriorado de su estado de salud, para horas más tarde abandonar la huelga y retornar a El Aaiún, luego que España y Marruecos alcanzaran un acuerdo diplomático. Lo primero que hizo Haidar a su retorno, fue abrazar a sus hijos y a su madre.
Durante la huelga de hambre, Aminatu Haidar recibió el apoyo y la solidaridad de propios y extraños en todo el mundo, particularmente de España. Miembros de los partidos socialistas y de izquierda unida, actores como Javier Bardem y Penélope Cruz, y escritores de la talla de Eduardo Galeano e Ignacio Ramonet, entre otros políticos, artistas e intelectuales, exigieron a los gobiernos de España y Marruecos solucionar la situación de Haidar, pero al mismo tiempo le pedían a la activista saharaui que no se dejara morir porque consideraban que su vida debía preservarse, lo cual no suponía en lo absoluto claudicar a su lucha. El cineasta español Pedro Almodóvar le transmitió un mensaje a Haidar en el cual le decía que era “mucho más necesaria viva que muerta para que la lucha continúe", y el recientemente fallecido Premio Nobel José Saramago, le escribió una hermosa carta en la cual le ruega que “no pongas en riesgo tu vida porque te quedan por delante muchas batallas y eres necesaria”. Gracias al apoyo y la solidaridad internacional, familiares y amigos que no la dejaron morir, Haidar continúa más fuerte que nunca en su lucha y activismo político a favor del Sahara Occidental.
La historia de la huelga de hambre de Franklin Brito es harta conocida. Aun cuando no la hacia por un problema político, social, étnico o de nacionalidad, sino netamente privado, contó con todo el apoyo de la oposición y sus medios de comunicación. Nadie le pidió que la abandonara, por él, por sus hijos y familiares, y por la propia causa que decía defender. Al contrario, lo auparon a que continuara muriéndose de hambre, literalmente, porque estaban seguros que su inminente muerte era un clavo ardiendo en el cuerpo de Chávez. Lamentablemente, Brito no puedo salir del hospital para abrazar a sus hijos y familiares, pero su fallecimiento se ha convertido en un festín de la campaña electoral opositora que apuesta por una mayoría en la Asamblea Nacional para aplicar el “golpe bueno” tipo Honduras y defenestrar al Presidente.
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