El otro yo del Dr. Merengue

En esta semana la comidilla en los círculos políticos de la ¡y que oposición!, ha sido la promulgación de la reformas a ley de Descentralización, de Puertos y de Aeronáutica Civil a fin de dar cumplimiento a una sentencia del TSJ y de la A.N para tal efecto, hecho que representa un fuerte golpe a los bolsillos de los gobernantes de los estados en los cuales funcionan instalaciones de ese tipo en virtud de los oscuros negocios que allí se manejan, entre los cuales merecen lugar aparte la droga y el contrabando.

Los gobernadores y otros altos funcionarios de los gobiernos estatales saltan y realizan toda clase de aspavientos desde el Táchira hasta Nueva Esparta, pasando por el Zulia, Carabobo y Miranda. El gobernador del Táchira, pateando a su secretaria, como es usual en él, manifestaba que se apoyaría en la OEA, supuestamente, pero en realidad sería en los paracos para evitar cualquier reforma de la ley o intromisión del Poder Ejecutivo en su Estado; al gobernador de Zulia, por primera vez desde su elección, se le oyó la voz y se le vio gesticular (movido por los hilos que manejaba diestramente el filósofo mientras oía cantos de ballena), amenazando al Presidente con desacatar la ley y retándolo a que vaya a buscarlo para que lo ponga preso. Mientras, en Carabobo, el gobernador exclamaba: yo nací en el Puerto (Cabello), crecí en el Puerto, mi primer CUAC lo lancé en el Puerto y lo pienso defender a como dé lugar. En Miranda, el gobernador ratonski mandó cerrar los dos accesos a la avenida Río de Janeiro, frente a la autopista Francisco Fajardo, entre Puente Veracruz y la transversal que conduce a la sede de la Embajada de Cuba, cuyos interiores quiso recorrer este gobernador cuando el golpe de abril de 2002, sin que el embajador se lo permitiera, y reunido con su gabinete exclama: ¡Déjeme trabajar tranquilo!, conforme lo manda la Madre de todas las leyes, mientras con un brazo en alto muestra un ejemplar de la CRBV a la que tanto atacó y con el otro extraía un pañuelo para secarse una furtiva lágrima, como Pavarotti, que le corría por el rostro, y aquí en Caracas el primerísimo Ledezma, ubicado entre Las Nalgas de Rómulo, en Bello Monte, aclara: yo soy la primera autoridad del Distrito Federal, así que con mi Guaire no se meta. Cualquier cosa que quiera hacer aquí debe contar con mi aprobación. Finalmente, el mandatario de Nueva Esparta campaneaba un licor dulce para pasar el “trago amargo” que le significó la aprobación de dicha ley o, más bien, la pérdida de los negocios que tenía montados con su familia y allegados entre los puertos y el aeropuerto de Margarita.

Las escenas anteriores me hicieron recordar una tira cómica llamada El otro yo del Dr. Merengue que describía las reacciones de un personaje muy atildado y circunspecto ante situaciones que vivía día por día, mediante la representación de otro personaje que era su álter ego, dibujado como si fuera invisible para los personajes de la tira cómica y que representaba los verdaderos sentimientos del personaje real ante esa situaciones. Por ejemplo, si alguien sufría un resbalón, el Dr. Merengue corría a prestarle ayuda, pero su otro yo aparecía revolcándose en el suelo de la risa o si su suegra venía a visitar su casa el la recibía con ademanes muy educados, pero por detrás de la suegra aparecía su otro yo blandiendo un cuchillo de carnicero que parecía un sable y así para cada situación, y me hace recordar al Presidente en estos días cuando los gobernadores andan reuniéndose como plañideras, amenazando al gobierno central, mientras el Presidente, en tono muy sereno, les responde que él se está limitando a cumplir un mandato constitucional, tal como es su deber, mientras que a su otro yo me parece verlo revolcándose de risa por las pendejadas que corean estos mandatarios de pacotilla

lostienelocos@intercable.net.ve


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Ño Leandro


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