En su mayoría, los textos que han salido de mis manos los he peleado con la página en blanco para darle voz a aquellos que no la tienen, que se la arrebataron o que simplemente no pueden tenerla. A lo largo de estos últimos cinco años, he intentado, con mayor o menor acierto, hacer de la Poesía un campo de batalla. El cuestionamiento sobre esos trabajos, desde el punto de vista artístico, no me corresponde hacerlo: esos es tarea de otros. Sin embargo, luego de realizar diversas lecturas en actos públicos, he caído en la tentación de pensar que algunas personas se emocionaron al escuchar mis loqueteras. Pero, hoy, no me ocupan las siempre caprichosas bondades de la literatura.
Hoy me urge la necesidad de sumarme a los/las millones de venezolanos que estamos hartos de ver cómo una parranda de delincuentes socavan las bases de nuestra Revolución. Lo hacen bajo la convicción de que nunca les va a pasar nada. Se ríen, se burlan de los intentos que está haciendo el presidente Maduro para hacer una depuración de esas alcantarillas donde estas ratas, alimañas cuarto-republicanas, tienen sus nichos. Están convencidos de que se trata de una cosa de simple moda y que ellos están al margen de un castigo severo. Se sienten por encima de la Ley. Ojalá llegue vertiginosa la voluntad, el ímpetu de una justicia que se reclama por todos lados. Ser ladrón y ser revolucionario son estadios conceptuales excluyentes uno del otro. ¡Más clarito: LOS QUE ESTÁN ROBANDO DONDE TÚ TRABAJAS NO SON REVOLUCIONARIOS!
Me guía la impotencia. Quisiera darme los gustazos metafóricos que otros autores usan para enseñarnos nuevos usos de la palabra escrita; pero, no es tiempo de quedarse con las manos cruzadas esperando a que estos desgraciados legitimen sus múltiples maneras de estafar. Debemos juntar nuestros esfuerzos para que salgan a la luz las triquiñuelas con las que estas camarillas de delincuentes intentan aniquilar nuestro sueño de una Patria digna donde reine la Justicia. Es necesario hacerlo ya, aunque creamos que no va a pasar nada. No puede ganarnos el conformismo ni la voluntad asquerosa de esos maleantes.
Para empezar mi aporte quiero dejar una breve descripción de los que estoy seguro, sin vacilar un punto, forman parte de imperio de lacras. No es tan difícil detectarlos y no hay que ser un erudito para saber quiénes son estas piltrafas. En todos lados son iguales.
1) Llegan a la hora que les da la gana a sus lugares de trabajo.
2) No usan ningún tipo tarjeta para marcar sus entradas y salidas, pero se las imponen al resto de los/las trabajadores (as).
3) Mantienen intacto el aparto burgués corporativo del cual provienen.
4) Tienen bienes que, con el dinero que declaran, jamás podría adquirir y menos aún mantener.
5) Llenan las instituciones de sus amiguitos, de cómplices que se encargan de hacerles el trabajo sucio ya que son los que generan zozobra entre los/las trabajadores.
6) Todo el mundo sabe, en el lugar donde trabajan, que no son chavistas. ¡Es más: ellos lo vociferan!
7) Amenazan por doquier al resto de los/las trabajadores y cualquier intento de denuncia, lo convierten en un hecho que banalizan llamándolo saboteo.
8) Son asiduos clientes de prostíbulos, de boutiques lujosas y lugares donde gastan la plata que le roban al pueblo.
9) Buscan cualquier excusa para botar a cualquier trabajador (a) incómodo que ve asqueado esos terribles desfalcos. Además, les van creando un expediente para después poder justificar su salida.
10) Usan el dinero del estado para pagar los abogados con los que van a interminables juicios laborales.
11) Son muy envalentonaos cuando andan en pandilla, pero solos NO SON NADIE.
12) Se ufanan de los choreos económicos que han adquirido gracias a las cochinadas que hacen con las empresas de maletín con las que trabajan.
13) Cuando se les hace alguna auditoría, pueden demostrar que han gastado menos del presupuesto asignado; pero, si se les revisa, en detalle, cada factura se puede verificar cómo hinchan los precios de las cosas que adquieren para la institución.
14) Tienen el delirio febril de querer aparentar lo que nunca serán.
15) LO PEOR DE TODO: ¡NO SABEN QUÉ HACER CON LO QUE TIENEN Y NECESITAN MOSTRARSELO A TODO EL MUNDO!
Hoy nos urge tomarle la palabra al Presidente Maduro. “La corrupción se tragará al país”. Apreciación que, para Eleazar Díaz Rangel es exagerada si se aplica al país, pero no así para la Revolución. A la Revolución sí le hace un daño terrible la corrupción. Eso significa que llegó la hora de hacer todo lo posible para que eso no suceda. Por último, en uno de mis libros, Las ruinas de la Casa (2010) apunté algunas de las cosas que sucederían si la derecha vuelve al poder en Venezuela. Ese lenguaje duro y aterrador que hay en ese texto se quedará en pañales frente a las acciones que se cometerían si eso se concreta, si la derecha vuelve. Nosotros no podemos permitir que estos ladrones impongan sus malditos vicios dentro de nuestro entorno. Ser ladrón debe dar vergüenza. Tiene que ser una de las peores condiciones humanas. Ser corrupto es contrario a ser chavista. Hay que emprender una cruzada ideológica y ética para evitar más decepción dentro de nuestras filas. Debemos ayudar a Presidente Nicolás porque él más que nadie sabe, lo que pasaría si esto, por culpa de esas ratas llega a fracasar. ¡NO AL IMPERIO DE LAS LACRAS!.
* Premio Nacional de Poesía Fernando Paz Castillo (2010). Premio Municipal de Poesía (Trujillo 2003). También es autor de Ceremonia de lo adverso, Las buenas Razones, Cuaderno Palestino, La Tierra & El Fuego.